La seguridad de los trabajado­res que por ley tienen que con­tar con la protección del Insti­tuto de Previsión Social (IPS) es una de las grandes deudas que tiene el país con mucha gente desde hace déca­das. Con el gobierno actual se ha dado un gran paso para la formalización laboral de las personas que sufren los rigores del incumplimiento de las leyes. Gracias al esfuerzo realizado por las autoridades del área, desde que se hizo cargo el presi­dente Santiago Peña del gobierno se han incorporado a la seguridad social 65.550 trabajadores, cifra histórica si se consi­dera que Paraguay es el país que propor­cionalmente menor número de perso­nas tiene incorporadas al seguro social estatal.

Si se tiene en cuenta la cantidad de tra­bajadores asegurados en los primeros 20 meses de gestión de un gobierno, este es largamente el que mayor número ha incorporado. Haciendo la comparación con los primeros 20 meses de la admi­nistración de Mario Abdo Benítez, en que se inscribieron al IPS 33.710 obre­ros, los 65.550 incorporados por el actual gobierno en sus primeros 20 meses de trabajo representan un aumento del 94,4 %. Lo que quiere decir que la tarea reali­zada por esta administración para pro­teger con el seguro estatal a las perso­nas que trabajan en el sector privado es altamente positiva, ya que casi duplica a la cantidad asegurada por la anterior ges­tión en la misma cantidad de meses.

Como señaló la ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Mónica Recalde, “este crecimiento no es casuali­dad. Es el resultado de políticas públicas que apuestan a la formalización laboral, al trabajo decente y a la ampliación efec­tiva de derechos para más paraguayos y paraguayas”.

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Si se hace la comparación del porcen­taje de personas que trabajan y no tienen seguro social en Paraguay con el de otras naciones de esta parte de América, las cifras indican que hasta el 2019 nuestro país era el peor. Según un estudio reali­zado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el mencionado año, el porcentaje de población con seguridad social promedio en América Latina era del 61,4 %. Brasil tenía el 57 %, Argentina contaba con 67 % y Uruguay con el 99,8 %. Paraguay, por su parte, solo tenía el 24,5 % de sus trabajadores en el seguro social, una cifra muy baja y preocupante.

En los últimos años esas cifras han mejo­rado y hay mayor porcentaje de perso­nas en el seguro social. Pero sigue siendo muy alto el número de trabajadores sin protección legal. Se estima que más de la mitad de las personas que trabajan con­tinúan dentro de la informalidad y que ese problema afecta en mayor número a las mujeres. Por eso es que el fortaleci­miento de la seguridad social es una de las principales preocupaciones que tiene el Gobierno con el Ministerio de Trabajo a la cabeza.

Por eso lo señalado por la ministra Recalde no puede pasar desapercibido. “Construir una sociedad verdaderamente solidaria no es solo garantizar derechos en el papel, sino hacerlos realidad en la vida cotidiana de nuestra gente. El acceso efectivo a la seguridad social es uno de los pilares para un Paraguay más justo y equitativo”, manifestó.

En consecuencia, una de las tareas importantes que tiene el país es hacer que los derechos que están reconocidos en las leyes se cumplan en la vida coti­diana. Y en esa materia, el trabajo que se debe desarrollar no corresponde solo al Estado, sino en gran medida al sector pri­vado.

Muchas entidades patronales no pagan el seguro social de sus trabajadores por­que implica una carga monetaria que no quieren absorber y prefieren la ilegalidad. Esa irregularidad se hace fácil cuando los organismos estatales que deben contro­lar que se cumpla con el seguro social son ineficientes. Pero con esta administra­ción eso está cambiando. Y el resultado se observa en la cantidad de nuevos asegu­rados.

A los patrones que no quieren realizar el pago al IPS hay que exigirles y con­trolarles que lo hagan, porque aparte de ser una obligación legal que tie­nen que cumplir, es una contribución a la salud y a la seguridad de su propia gente en la tarea de producir más bie­nes y servicios. En ese sentido, hay que mirarlo no como un gasto, sino como una inversión que va a redundar posi­tivamente.

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