El anuncio está hecho. El Gobierno construirá 22 pequeñas hidroeléctricas en varios lugares del país con el objetivo de diversificar la matriz energética nacional, crear empleos y abastecer a la población potenciando la producción, el comercio y la industria. La generación de electricidad es de alto contenido estratégico tomando en cuenta el escenario mundial por el que atravesamos.
Para ello, el Viceministerio de Minas y Energía y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) se hallan abocados en la tarea de presentar una modificación de orden legislativo con referencia a algunos artículos del Reglamento de la Ley n.º 3009/2006 De la Producción y transporte independiente de energía eléctrica.
Cabe recordar que fueron los legisladores del Movimiento Honor Colorado del partido oficialista los que aprobaron las importantes y modernas innovaciones en la ley antes mencionada, siendo la misma la que hoy posibilita el ingreso del capital privado para la construcción de nuevas hidroeléctricas y que, en su momento los opositores, específicamente el año pasado, rechazaban esta iniciativa.
El rechazo de los que se autodenominan como opositores por el mero hecho de oponerse sin argumento serio alguno no es una casualidad expresada como una anécdota más de lo que ocurre en el seno del Poder Legislativo. A las pruebas nos remitimos. Fue el Movimiento Honor Colorado el que insistió y logró los novedosos cambios legislativos acerca de lo que pronto se pondrá en ejecución.
A la oposición no le agrada que esto se haga realidad. La misma memoria parece serles demasiada flaca, como también para algunos medios de comunicación que veían y siguen viendo como malo todo aquello que provenga del oficialismo hoy en gobierno junto con el movimiento interno que lo sostiene.
Cuando el año pasado se promulgaba esta nueva legislación, los agoreros del pasado que nada ven de positivo y se muestran siempre dispuestos a ponerle palos a la rueda, decían que todo esto se hacía al solo efecto de favorecer a cierto sector. La ceguera del resentimiento no les permitía apreciar este avance.
Los pesimistas cuya mirada y acción está enfocada en el eterno fatalismo de los mediocres, insistían que el objetivo de la nueva ley no se llevaría a cabo. Que el sector público sería incapaz de hacer definiciones claves que hagan realidad la construcción de nuevas hidroeléctricas permitiendo incluso la participación del sector privado.
Los hechos dicen lo contrario. Las nuevas hidroeléctricas a construirse serán en beneficio directo e indirecto para la economía en su conjunto que, es lo mismo decir, de la población en general sin miramientos de banderas partidarias, los trabajadores y empresarios que desean un mejor país.
La producción y el transporte de energía eléctrica es un avance que va más allá de los movimientos de los partidos políticos; es una causa de carácter nacional que viene a constituirse en una oportunidad que antes no se tenía y que ahora se llevará a la práctica.
Las 22 pequeñas hidroeléctricas a edificarse en distintos puntos del país requieren por lo bajo de una inversión de 1.400 millones de dólares, junto con los importantes beneficios ya mencionados, y no solo simplifica la concreción de nuevas represas, sino también permite contar con una moderna y adecuada matriz energética acorde a los nuevos tiempos, generando miles de puestos de trabajo para nuestros compatriotas.
El hecho cierto de aprovechar el potencial hidroeléctrico de nuestros ríos abre un abanico de oportunidades de inversiones y mejoras de todo tipo, en la producción, el comercio y la industria, precisamente lo que se necesita en cualquier lugar del mundo y que se llevará a cabo en nuestro país.