La genuina democracia no es indiferente a los desvaríos de las mentiras, la demagogia y el populismo y menos todavía en el ámbito de la economía. Decimos la eco­nomía porque si hay algo ineludible para la sobrevivencia del ser humano - puesto que forma parte de su naturaleza - es la de tratar de mejorar sus condiciones de vida mediante mejores comodidades y oportunidades para las personas, las familias y el mismo país. De nada serviría votar periódicamente si al final del tramo o del mandato la gente no ve que mejoran sus ingresos o que mejore la calidad de vida de la comunidad.

De suyo, las buenas ideas no son fáciles de encontrar y menos aún de llevarlas a la práctica. En el caso de muchos gobier­nos especialmente durante las campañas electorales las más de las veces las pro­mesas suben de tono y al final se quedan en el baúl de los recuerdos.

Y hablando de ideas correctas llevadas a la práctica y comprometidas durante la campaña electoral, la titulación de tie­rras es precisamente eso. En el gobierno del presidente Santiago Peña a través del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (INDERT) se está haciendo realidad el sueño aspiracional del cam­pesino, esto es, ha otorgado más de 9 mil títulos de propiedad en sólo 18 meses, un récord histórico en nuestro país.

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En ese sentido, es importante poner en contexto la realidad histórica de la titu­lación de tierras, para que la gente tenga noción de la importancia de este avance. En administraciones anteriores, el número de títulos entregados de manera anual promediaba los 900, cantidad que queda muy por debajo de las estadísticas actuales, y que -de acuerdo a la voluntad de este gobierno y del continuo trabajo que realizan desde el Indert, esas titu­laciones masivas se seguirán desarro­llando.

Pero el Ejecutivo nacional no se ha que­dado satisfecho con ese logro. Desea ir más lejos y por tal motivo el primer mandatario ha emitido órdenes direc­tas y precisas para que se establezcan en el territorio nacional las Divisiones de Asentamientos Rurales in situ que ten­drán atribuciones de inclusión de lotes con la correspondiente titulación en los asentamientos rurales que por sus carac­terísticas se hallan alejados de los cen­tros urbanos, por lo difícil que resulta el traslado de los pobladores.

Todavía más, de modo a contar con más documentos legales que hagan efectivo los sueños y esperanzas de los hom­bres y mujeres del campo, el gobierno del presidente Peña redujo las tasas de interés para el financiamiento del 12 por ciento al 0 por ciento para las mujeres y del 12 por ciento al 4 para los varones, lo que implica terminar con aquella detestable inequidad en el trato entre hombres y mujeres.

Es de destacarse, además, que con el gobierno actual se vienen entregando títulos de propiedad a más mujeres que a hombres. Según los datos oficiales, estos indicadores favorecen a las mujeres del campo, que es reconocido por organis­mos internacionales como la FAO. En el periodo de gobierno del presidente Peña, el 56 % de los títulos de tierra entregados son para mujeres, frente al promedio del 28% en gobiernos anteriores, lo cual es un aspecto positivo.

Esto significa, ni más ni menos, un nuevo equilibrio en la historia de derechos mostrando a propios y a extraños que en Paraguay la igualdad no es una mera declaración de deseos expresados en rim­bombantes documentos.

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