El periodismo militante perdió hasta la vergüenza
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Los inicios del periodismo paraguayo estuvieron fuertemente influenciados por la militancia política. Desde antes de la fundación de los dos partidos tradicionales –el Centro Democrático (liberal) y el Nacional Republicano (colorado)– había un marcado distanciamiento entre los llamados “legionarios”, paraguayos que habían acompañado al ejército de la Triple Alianza durante la Guerra Grande y los que se declararon abiertamente lopistas y herederos del nacionalismo defendido por Francisco Solano López.
Precisamente ayer, 1 de marzo, se recordó el 155.° aniversario de la inmolación en Cerro Corá del llamado héroe máximo de la patria. Sin embargo, en el momento de la creación de aquellas entidades partidarias hubo legionarios y nacionalistas en ambos bandos. Desde la prensa, los encarnizados debates no admitían términos medios y las adjetivaciones adquirían tonalidades de admirable creatividad o censurable imprecación.
Quizás, el único que mantuvo una elevada jerarquía fue el diario La Prensa, fundado y dirigido por el doctor Blas Garay hasta su desgraciada muerte el 19 de diciembre de 1899. Su lacerante crítica y su integridad ética no admitían concesiones de ninguna laya. Para nadie. Fue implacable con todos por igual, especialmente con los marcados con la mancha indeleble de la corrupción. Fue el azote de los hombres públicos que se habían desviado de la rectitud y las normas morales, de acuerdo con las atinadas observaciones de sus biógrafos.
Ese periodismo militante no estaba atrincherado únicamente entre los partidarios liberales y colorados, sino que, en largos tramos de la historia, existían publicaciones que respondían a sectores internos de ambas instituciones políticas. Hasta que llegamos a 1954, cuando se instala la dictadura del general Alfredo Stroessner, mediante el golpe del 4 de mayo, en que paulatinamente van desapareciendo las voces discordantes, para imponerse la prensa apologética que dispensaba honores al “único líder y sus grandes obras”.
Los medios de comunicación que nacieron bajo el imperio de su régimen, ya con nuevas tecnologías y formatos, siguieron la línea laudatoria al gobierno omnipotente del déspota. No se divulgaban las graves violaciones a los derechos humanos (encarcelamientos, torturas, desapariciones, muertes y exilios). En cambio, era una práctica obligatoria la publicación en tapa de cualquier acto al que asistía el dictador. Ni siquiera denunciaban el cierre de los medios que respondían a la oposición, para cuya inmediata ejecución bastaba la “orden superior”.
Ya en la agonía del régimen, adoptaron una actitud crítica, por disputas comerciales y aspiraciones políticas (presidencialistas, alegan algunos), terminando con la clausura de uno de aquellos medios (Abc Color), cuya cinta inaugural había sido desatada justamente por Stroessner, diecisiete años atrás. Desde el inicio de la transición democrática volvieron con todo a transitar la vieja senda del periodismo militante. De hecho, todo periodismo es militante en tanto asume una causa y una perspectiva particular sobre cuestiones puntuales.
No solo desde la opinión, sino, incluso, desde la interpretación de los hechos, existe una carga ideológica. Lo altamente condenable es que, a razón de intereses partidarios o empresariales, los acontecimientos sean juzgados con una visión sesgada, distorsionada y manipuladora. En el pasado reciente, repetimos, uno de esos medios defendió abiertamente un proyecto autoritario que tenía las mismas características de la anterior dictadura: un líder mesiánico, intolerante y enemigo de la democracia.
Todavía dolidos por la derrota de sus candidatos en las elecciones internas de la Asociación Nacional Republicana del 18 de diciembre de 2022 y en las generales del 30 de abril de 2023, las dos cadenas mediáticas que cogobernaron con Mario Abdo Benítez supuran sus fracasos por medio del odio, el rencor, la mala fe y la deshonestidad intelectual. Son medios y periodistas militantes de las mentiras, de informaciones intencionalmente falseadas, de hechos aviesamente manipulados y de juicios particulares a los que pretenden darles categoría de universalidad.
Condenan el todo por ciertos errores y debilidades de algunas de las partes. Sus catastróficos titulares y sus desesperados chillidos en radio y televisión solo ambicionan socavar el gobierno del presidente Santiago Peña, al tiempo de apuntalar a los candidatos de la oposición interna del Partido Colorado, ya mirando a destiempo las internas de diciembre de 2027. La intención es tan clara que no precisa de decodificadores, puesto que sistemáticamente vienen ocultando o callando los grandes robos perpetrados en la administración anterior (2018-2023). Este periodismo militante no solo carece de rigor, sino, también, de vergüenza y, sobre todo, de honor, pues lo practican sin asumirlo a cara descubierta. Lo perdieron todo, hasta el mínimo pudor.
Quien entrevista construye sus preguntas con lo que “el pueblo quiere saber”. Quien es entrevistado construye sus respuestas solo con lo que cree que el pueblo tiene que saber y lo que personalmente quiere que se sepa en defensa propia.
El subte quedó atrás. La estación Catedral, también. Ya en la superficie, la recova del Cabildo, a lo largo de 133 metros –lo que miden las cuadras en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción– me cubre del sol instalado justo encima de la Casa Rosada.
El verano aprieta. La notebook pesa. Elijo la vereda de la izquierda de la calle Bolívar. Sé que disfrutaré de la sombra hasta la esquina de Alsina. En el veredón del Colegio Nacional de Buenos Aires, algunos pibes y pibas dan vueltas con pocas ganas de que pronto se retome el ciclo lectivo. Es casi el mediodía. En el campanario de la iglesia de San Ignacio –allí desde 1675– las campanas dejaron de tañer un par de minutos atrás.
Viro a la izquierda. Entrecierro los ojos. La calzada brilla. Los rayos frontales del sol lastiman mis pupilas. Apuro el paso. Cruzo. Entrar en el café La Puerto Rico –condecorado como “bar notable” en esta ciudad– en el 416 de Alsina desde 1925 aunque en 1887 el español Gumersindo Cabedo lo fundara sobre la calle Perú, no muy lejos– se valora como salvífico.
E. Ballester (70) y Carlos Q. (66), periodistas, escritores, académicos, cineasta el primero, poeta el segundo, ambos profesores de periodismo de gran nivel pero, por sobre todo, entrañables amigos-hermanos desde varias décadas, ya están allí.
LA ENTREVISTA
Café con leche, medialunas, teléfonos inteligentes, botellitas con agua y una tablet se amontonan sobre la mesa. Agrego mi notebook entre abrazos y regaños porque llegué demorado. “Para no desperdiciar un minuto – dice Carlos– queremos que sepas que el tema de hoy es ‘la entrevista’”. Pienso en silencio. Ordeno “lo mismo” que toman mis amigos.
“¿La entrevista?”, pregunto y añado: “¡Más que tema, palabra clave en la Argentina por estos días…!”. Risas. En cada inicio de año académico nos reunimos aquí para actualizarnos y preparar los contenidos que compartiremos con las y los estudiantes de periodismo en pocos días más.
Carlos Q. –en tono de advertencia– “por si acaso quieren grabar o tomar nota”, explica que “la entrevista se halla en la base de todo el quehacer periodístico y dialógico”. Lo escuchamos con atención.
“La inmensa mayoría de las historias que obtenemos y contamos tienen, han tenido y, seguramente, tendrán como base el encuentro, el diálogo en estado puro entre el periodista y el entrevistado. En ella el periodista se hace y debe hacerse a un lado para dejar que ese otro u otra tome la palabra en su lugar (porque) no se trata de una mera traslación mecánica y lineal de lo conversado, sino de un encuentro pactado que tiene sus climas, sus clímax y su dramaturgia... Para que quede claro. Se suele entrevistar y dar la palabra a alguien relevante por la razón que fuere –transitoria, casual o permanente– y por su experiencia sentimos o sabemos que tiene algo para decir y en ese contexto es el tiempo de escuchar. La entrevista – insiste– es la posible solución de un gran rompecabezas que emergerá del diálogo entre el periodista y su fuente”.
UN GRANDIOSO
El inicio de la tarde avanza. Dejo caer entre nosotros el nombre de Jesús Quintero (1940-2022). Era andaluz. Recuerdo, en tono de evocación que nació en San Juan del Puerto, Huelva, y murió a los 82 en Ubrique, Cádiz, cuando se quedó sin aire y, seguramente, partió cargado de preguntas que no pudo hacer.
“Creo que nació periodista”, me atrevo a decir. Descolló en la radio, pero fue también grandioso en la tele. Detallista, reflexivo, estudioso de todo y de sí mismo, construyó con sus convicciones y estilo de trabajo un verdadero paradigma periodístico y profesional imposible de obviar para aquellos y aquellas que en este oficio de contar historias – esencia del periodismo– quieren (queremos) entrevistar y deciden (decidimos) hacerlo.
Jesús –quien bien se había apropiado y ganado los apodos de el Loco de la Colina primero y, el Perro Verde, después– encuadraba perfectamente en esas dos cuasi bastardas categorizaciones creadas por quienes incomprendían que para hacer la radio y/o hacer la tele, por decirlo de alguna forma comprensible, él potenciaba esos silencios que creaba cuando entrevistaba y que (lo sabía) angustiaban –o acojonaban, como se suele decir en España– a quienes se sentían gente experta en esos medios en los que muchos y muchas profesionales creen que todo en ellos debe ser ruido, vértigo y movimiento permanente.
Me escuchan con atención. Leo en un apunte: “El silencio siempre ha sido el mejor aliado de quien nada sería sin su voz”, describió alguna vez Jesús Melgar, biógrafo de Quintero y su productor por años. Profunda definición, aunque insuficiente, tal vez.
Por ello quiero quedarme con un decir de Andrea Quintero, su hija periodista que junto con su hermana Lola, el 3 de octubre de 2023, homenajearon a su padre en el primer aniversario de su partida con la publicación de “Memoria del silencio. El mundo desde la colina”, un libro imperdible que, con el tiempo, será de lectura obligatoria para periodistas o para quienes quieran serlo.
AXIOMA
“Hay un viejo axioma en la comunicación que dice que, si un grifo está continuamente corriendo, solo reparamos en él cuando deja de echar agua”. Asegura Andrea que es palabra de Jesús. Carlos Q. y E. Ballester asienten.
Gestualmente, descubro que coinciden con la joven que va más allá y revela que aquel grande decía: “Yo vengo a parar el grifo para empezar desde el silencio y reclamo su complicidad para descubrir de nuevo el valor de la palabra (porque) a través del silencio, busco el sonido natural, la respiración del mundo”.
José Saramago, Paulo Coelho, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Antonio Gala, Arturo Pérez-Reverte, el subcomandante Marcos, el exjefe de Gobierno de España (1982- 1996) Felipe González, Diego Armando Maradona, Dolores Ibáurruri –La Pasionaria– Joaquín Sabina, Baltasar Garzón Real… y hasta a una pareja cuando emparejada hacía el amor fueron algunas de sus más de 6.000 entrevistas.
Pido más café. “¡Jesús vivió y trabajó por algunos años en la Argentina desde 1989!”, apuntó Ballester. “Aquí entrevistó en la cárcel de Sierra Chica a Carlos Eduardo Robledo Puch (73), el Ángel de la Muerte, asesino serial, condenado a perpetua desde el 27 de noviembre de 1980″, precisó. “¡Lo conocí y traté, aunque por poco tiempo, a Jesús!”, enfatizó. “Era un grande del periodismo… y un maestro que cultivaba la amistad, la humildad y la ironía como valores”.
PALABRAS FUERTES
Hacemos un descanso. Leemos los diarios digitales. Compartimos pareceres. Digo para todos. “El que salva a su patria no viola ninguna ley”, dicen que dijo Napoleón Bonaparte. Así lo consigna un tal J.L. Gaudy jeune en “Maximés et pensées de Napoléon”, en 1838. ¿Lo habrá dicho realmente? No faltan quienes aseguran que Gaudy jeunes era un seudónimo de Honoré de Balzac (1799-1850), enorme novelista francés.
Alberto Cañas de Pablos, doctor en historia cum laude por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), es uno de ellos. Pero… ¿habrá dicho aquello Napoleón? ¿Por qué no? Era un hombre de pensamientos que expresaba con palabras fuertes.
De hecho, debo decirlo, en junio de 2024, a bordo de un vuelo de Air France con el que dejé atrás París, vi y oí a “Le petit caporal” –interpretado por Joaquin Phoenix– pronunciar esas diez palabras en un fragmento de la película que pretende ser su biografía. Interesante, por cierto.
Especialmente, porque aquella frase también se asegura que fue dicha por Anders Behring Breivik, un terrorista noruego que en 2011 asesinó en Oslo a 77 personas y por ello fue condenado a cumplir 21 años de prisión desde el 24 de agosto de 2012. La información oficial de entonces dice que se trata de un “terrorista noruego de extrema derecha” que hizo circular a través de medios electrónicos una “Declaración europea de independencia” en la que se opone al islam, al “feminismo” por inducir al “suicidio cultural europeo”, al “marxismo cultural” y propone “expulsar a todos los musulmanes” del territorio de la UE.
¡Joder! La sorpresa invadió el triálogo. “¿Napoleón… Breivik?”, preguntó Carlos. Ballester interrumpe. Lee la pantalla de su móvil. “Quien salva a su país no viola ninguna ley”, dijo esta misma mañana Donald Trump –47.º presidente de los Estados Unidos– en la red Truth Social, de su propiedad.
Poets’ Corner, en la Abadía de Westminster. Allí descansan los restos de David Frost desde 2013
DESAFÍO
“Nada nuevo”, apunto. En “El desafío: Frost – Nixon”, queda claro que una frase (¿deseo?) muy parecida dijo Richard Milhous Nixon (1913-1994), 37.º ocupante de la Casa Blanca entre el 20 de enero de 1969 y el 9 de agosto de 1974, cuando renunció para evitar un juicio político con el que sería destituido, durante una entrevista
televisiva que tres años después Nixon –quien había sido representante (1947-1950), senador (1950-1953) y vicepresidente (1953-1961)– concedió al periodista británico David Paradine Frost (1939- 2013) para explicar su abortada presidencia.
Se reunieron en treinta oportunidades. La entrevista, como formato periodístico inevitable y enriquecedor, vuelve a nuestra reunión de trabajo. “Fue en 1977″, apunto. Hoy comprendo que Frost, en diálogo sin concesiones, fue por “la solución de un gran rompecabezas” que desplegó entre él y Nixon porque era necesario saber qué pasó. Y se supo. Quedó muy claro.
En esa instancia dialógica el exmandatario admitió sin admitir, pero lamentó “haber decepcionado al pueblo norteamericano”. Pese a ello, se mantuvo firme. “When the president does it, that means that it is not illegal” (Cuando lo hace el presidente, eso significa que no es ilegal), dijo visiblemente abrumado ante las cámaras. Tensión y dramatismo.
¡Ese es el valor de la entrevista como herramienta periodística! Todo lo que intenten sus protagonistas fuera de ese espacio dialógico será parte de otro momento. Es inalterable. Para quienes en su momento observamos, tanto las históricas grabaciones del 77 como las imágenes recreadas por y para el cine de aquel suceso en 2008, Richard Nixon, quien cuando asumió juró “solemnemente” que habría de ejercer “fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos” y que pondría “toda mi capacidad para preservar, proteger y defender la Constitución” de ese país, incumplió.
TESTIMONIOS
Enriquece al observador de aquellos testimonios –reales y recreados– ver una y otra vez aquellas imágenes y compararlas. En la vida real, inmediatamente después que Nixon enfatizara en que “…it is not illegal”, Frost –el verdadero– pregunta: “… by definition?”. Derrumbado, sin mirar a su entrevistador, Nixon solo dice “really”. En la ficción cinematográfica, Frost –como quien desea abrir una opción para que su interlocutor se corrija– pregunta: “I’m sorry?”. La réplica es la misma.
Entrevistar no es sencillo. Ser entrevistado, tampoco. No son solo dos personas que conversan sobre la nada misma. Quien entrevista, algunas veces, construye sus preguntas con lo que, como se decía antes –muy atrás en la historia– “el pueblo quiere saber”. Quien es entrevistado construye sus respuestas solo con lo que cree que el pueblo tiene que saber y lo que personalmente quiere que se sepa en defensa propia.
La información –como necesidad y como carencia– es lo que consolida el derecho humano que asegura el acceso a ella. Quien entrevista –de buena fe– sabe que es portavoz de los que no tienen voz ni forma posible y segura de llegar hasta quien quieren que responda. Enorme compromiso ético para el periodismo. Las y los entrevistados lo saben.
Quizás por esa razón y con ese fundamento decía Jesús Quintero: “Quiero que el entrevistado me cuente sus cosas. No voy a acosarlo, ni chuparlo, ni vencerlo. Nunca uso la estocada. Si ha de morir se matará solo y con sus propias palabras. No me creo nada esa moda del reportaje agresivo. Si te pones contra el entrevistado, lo pierdes. Si llegas arrogante, también. Si llegas muy humilde, te derrota. Hay que decirle sin palabras ‘tú eres quien eres… pero yo no soy un tonto”.
“Quiero que el entrevistado me cuente sus cosas. No voy a acosarlo, ni chuparlo, ni vencerlo (...) Si ha de morir se matará solo y con sus propias palabras”, sostiene Jesús Quintero
RECREACIÓN
Cuarenta y ocho años pasaron desde el Frost – Nixon, la historia real en 1977. Diecisiete, desde la recreación para el cine y la tele. David Paradine Frost –el conductor de “Hello, good evening and welcome” (“Hola, buenas noches y bienvenido”)– continuó con sus entrevistas. También se supo que pagó a Richard Nixon el 20 % de los ingresos que tuvo por aquella producción más que devino en histórica.
Entre 1993 y 2005, para la BBC condujo “Breakfast with Frost”, en la mañana de los domingos. “Frost over the world”, entre 2006 y 2012, en All Jazeera English, donde ese mismo año dirigió y condujo “The Frost interview”.
Nunca dejó de preguntar lo que creyó que tenía que preguntar. Cuando tuvo en frente a William Jefferson “Bill” Clinton (79), 42.º presidente norteamericano, quien en 1998 fue absuelto por el Senado que lo sometió a juicio político acusado de cometer “perjurio” y “obstrucción de la justicia” para ocultar una relación con la pasante Monica Lewinsky, entonces de 24 años, entre noviembre de 1995 y marzo de 1997, con encuentros en el propio Salón Oval de la Casa Blanca, también fue a fondo.
Mirándolo fijamente le preguntó si acaso alguna vez la había amado. ¿Lo habrá sorprendido? “No, and I don’t think that was it, or that she felt that way. But I appreciated her very much” (“No y no creo que se tratara de eso, ni que ella sintiera eso. Pero la apreciaba mucho”), respondió Bill.
Richard Nixon está sepultado junto con Pat –su esposa– en la Biblioteca y Museo Presidencial que lleva su nombre, en California. Frost descansa en Poets’ Corner (Rincón de los poetas), como se denomina tradicionalmente a una sección de la nave transversal sur de la abadía de Westminster, junto con otros grandes dramaturgos, escritores, periodistas y poetas.
CRUELDAD SOCIAL
Dejamos La Puerto Rico. Pasaron muchas horas de trabajo, recuerdos, acuerdos y desacuerdos. También compartimos un desayuno tardío, algunos bocadillos y una picada con cerveza a modo de after office. Anochece. La nocturnidad avanza. La desesperanza y la crueldad sociales quedan al descubierto.
Niños, niñas, hombres, mujeres, personas jóvenes, ancianas –con sus vidas al hombro– buscan y rebuscan en las bolsas de residuos algo para comer. Otros con el pulgar y el índice tocándose imploran por “¡una moneda, loco!”. Varios parecen zombies. Algunas esquinas solitarias de la otrora elegante avenida de Mayo se tensionan.
Veo que una pequeña manada muy urbana de roedores espantados porque descubren que humanas y humanos compiten con ellos en cada pote de basura corren y buscan refugiarse en las alcantarillas. Vi lo mismo en París, Londres, Nueva York, Madrid y Roma. Nos alejamos del bien común.
“Las distancias apartan las ciudades / Las ciudades destruyen las costumbres…”, me dice Concha Buika desde el interior de una muy oscura whiskería prostibularia.
Con 124 comunicadores muertos en 18 países, 2024 pasará a la historia como el año más letal para la profesión desde que hay registros, según un informe del Comité de Protección de Periodistas (CPJ) publicado este miércoles. Las cifras “reflejan el aumento de los conflictos internacionales, la agitación política y la criminalidad en todo el mundo”, dice el CPJ, que precisa que estas cifras suponen un aumento del 22 % con respecto a 2023.
Los autores del informe revelan que 85 informadores murieron “a manos del ejército israelí”. 82 de ellos eran palestinos y fallecieron en la Franja de Gaza, y los otros tres, en Líbano. “Actualmente, es el momento más peligroso para ser periodista en la historia del CPJ”, dijo la directora ejecutiva Jodie Ginsberg en un comunicado.
“La guerra en Gaza no tiene precedentes en su impacto sobre los periodistas y demuestra un importante deterioro de las normas mundiales sobre la protección de la prensa en zonas de conflicto, pero está lejos de ser el único lugar donde los periodistas están en peligro”, agrega. Otros 16 países integran la siniestra lista: Sudán y Pakistán registraron seis periodistas muertos cada uno. En el caso del país asiático, son las primeras muertes en este gremio desde 2021.
En México, que sigue teniendo la reputación de ser uno de los países más peligrosos para la prensa, cinco reporteros fueron asesinados, tres más que en 2023. El CPJ ha encontrado fallos persistentes en los mecanismos que se supone deben proteger a los periodistas en ese país, lamenta la organización.
En la región de América Latina, Colombia y Honduras también registran sendos comunicadores asesinados, además de Haití, donde murieron dos periodistas a manos de las violentas bandas que han sembrado el caos en el país caribeño y que reivindican abiertamente atacar a los comunicadores. También integran la lista Siria (4), Birmania (3), Irak (3), India (1), Bangladesh (1), Nigeria (1), Mozambique (1), Ucrania (1) y Rusia (1).
“Nuestras cifras muestran que los periodistas sufren ataques en todo el mundo”, precisó Ginsberg. El CPJ registra la muerte de periodistas si tiene “motivos razonables” para creer que pueden haber sido asesinados por su trabajo: accidentalmente, en una misión peligrosa, o deliberadamente. El aumento de los asesinatos en el rubro forma parte, según Ginsberg, “de una tendencia más amplia para amordazar a los medios de comunicación en todo el mundo”.
“Se trata de un problema que debería preocuparnos a todos, porque la censura nos impide abordar la corrupción y la delincuencia, y pedir cuentas a los poderosos”, recuerda. El CPJ, que empezó a hacer este tipo de registros en 1992, señala que al menos 24 periodistas fueron asesinados deliberadamente por su trabajo. En Gaza y Líbano, la organización defensora de la prensa documentó 10 casos de periodistas asesinados por el ejército israelí, en un desafío de la legislación internacional que los protege durante los conflictos.
“Desprotegidos”
Los más desprotegidos son los colaboradores o freelancers, que informan de las noticias con menos recursos y con un riesgo considerable para su propia seguridad. Representaron más del 35 % (43) de todos los asesinatos, según la organización.
En total, 31 de los colaboradores que perdieron la vida el año pasado eran palestinos que informaban desde Gaza, donde los medios de comunicación internacionales siguen teniendo prohibido el acceso. Pero 2025 no se presenta mucho mejor: en las primeras semanas del año han perdido la vida al menos seis informadores, según el CPJ.
Pakistán castigará la desinformación con tres años de cárcel
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Pakistán adoptó el martes una ley que castiga la desinformación en internet con hasta tres años de cárcel, una decisión que grupos de periodistas denunciaron como una forma de reprimir la disidencia. “Escuché más ‘sí’ que ‘no’, así que la ley es adoptada”, declaró Syedaal Khan, vicepresidente del Senado pakistaní, en medio de protestas de opositores y periodistas.
La nueva ley va dirigida contra cualquiera que “divulga intencionalmente” informaciones en internet de la cual las autoridades “tienen motivos para creer que son falsas o fabricadas y podrían causar temor, pánico o desasosiego o problemas”.
La ley fue aprobada la semana pasada por la Asamblea Nacional antes de ser votada el martes por el Senado. Ahora deberá ser ratificada por el presidente para entrar en vigor. Asif Bashir Chaudhry, miembro del Sindicato Federal de Periodistas de Pakistán, dijo a AFP que el gobierno le aseguró a los reporteros que serían consultados, pero que fueron “traicionados”.
“Realmente queremos una ley contra la desinformación, pero si no se hace mediante una discusión abierta, sino a través del miedo y la coerción, la vamos a enfrentar en todas las plataformas disponibles”, aseguró Chaudhry. “Incluso bajo dictaduras, las leyes no eran pasadas por la fuerza en el parlamento de la manera en que lo hace este gobierno”, reclamó.
Analistas señalaron que el gobierno tiene problemas de legitimidad luego de ser elegido en unas elecciones cuestionadas en las que el ex primer ministro Imran Khan, el político más popular del país, fue encarcelado por cargos de corrupción que su partido asegura tienen motivaciones políticas.
La red social X fue cerrada antes de las elecciones de febrero por la proliferación de mensajes sobre la manipulación electoral. El nombre de Khan también fue censurado de la televisión y los canales han denunciado un creciente monitoreo de su programación.
El senador Syed Shibli Faraz, del partido de Khan, calificó la nueva ley como “altamente antidemocrática” y que provocará la persecución de sus seguidores. Sin embargo, el ministro de Industrias y Producción, Tanveer Hussain, aseguró que la ley se centraría en controlar las redes sociales. “Estoy seguro de que, en el futuro, la anarquía causada en la sociedad por las redes sociales será controlada”, afirmó
CNN anuncia 200 despidos para reforzar su servicio de streaming
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La cadena de información estadounidense CNN, con problemas de audiencia e identidad, eliminará unos 200 puestos de trabajo, 6 % de sus efectivos, en la televisión tradicional, pero promete contratar para reforzar su servicio de streaming, anunció ayer jueves su presidente.
“Nuestro objetivo es simple: desplazar el centro de gravedad de CNN hacia las plataformas y productos a donde van las audiencias y, haciendo esto, asegurar el futuro de CNN como una de las grandes organizaciones informativas del mundo”, indicó el presidente de la cadena, Mark Thompson, en una nota a los empleados a la que accedió AFP.
“Sí, habrá despidos. Alrededor de 6 % de los efectivos serán afectados”, dijo. “Pero no esperamos que el número total de empleados baje mucho este año, incluso (esperamos) que no baje”, añadió. Según CNN, su matriz Warner Bros. Discovery invertirá 170 millones de dólares en proyectos digitales con más de 100 empleos a crearse durante el primer semestre de 2025 y “cientos de contrataciones en los próximos trimestres en el mundo”.
En julio de 2024, la empresa ya había anunciado la supresión de un centenar de puestos, así como un servicio de abonados a su sitio de internet para productos exclusivos de “información” y “análisis”. Thompson también anunció el jueves el futuro lanzamiento de un servicio de streaming pago, sin abundar en detalles. CNN ya está presente en la plataforma Max (ex-HBO), propiedad de Warner Bros. Discovery.
CNN ya había lanzado un servicio de streaming pago en 2022, CNN+, pero cerró ruidosamente, con pérdidas, en un mes, ya que no entraba en los planes de fusión entre WarnerMedia (CNN, HBO Max) y Discovery. La emblemática cadena de un sector del cable en declive también se vio golpeada por la competencia. Sistemáticamente se ve superada en Estados Unidos por la cadena preferida de los conservadores, Fox News. También se vio superada por MSNBC, con un tono muy crítico hacia el presidente Donald Trump en los últimos años.