- Por Juan Carlos Dos Santos G.
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Desde su primer día en funciones, la administración encabezada por Donald Trump ha puesto su mirada en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, (Usaid, por sus siglas en inglés).
Elon Musk, empresario, inversor, activista político conservador y magnate muy cercano de Trump, ha accedido a información sobre el destino de los fondos de USAID y a medida que revela los datos, no cabe duda que parte de los 40 mil millones de dólares, proveniente del bolsillo de los contribuyentes, que recibe anualmente la agencia, han sido destinados a ayudas y actividades que no podrían redundar en beneficio de los aportantes e incluso, ni siquiera en beneficio general de los países cuyas organizaciones locales sí reciben parte de estos fondos.
El título de esta columna habla de dos “aportes” de la agencia norteamericana. Un total de USD 20 millones fueron destinados para recrear la versión árabe del programa infantil educativo, que inició en 1972 y que en Irak fue cancelado por la Guerra del Golfo en 1991.
El senador del Partido Republicano, John Neely Kennedy, presentó en una exposición ante sus colegas, un informe resumido de cooperaciones de Usaid. Si bien es cierto que dicha agencia ha concretado interesantes aportes a varias comunidades en diversos países del mundo, tampoco es menos cierto que parte de los onerosos fondos que recibe, últimamente han sido utilizados para cuestiones muy puntuales que no tienen ninguna perspectiva de redituar de manera directa o indirecta en los contribuyentes de los Estados Unidos.
Desde el periodo de Barack Obama y aún en el pasado gobierno de Biden, el gobierno de turno utilizó a la agencia de cooperación como un elemento para revitalizar con dólares, una cuestionada agenda globalista.
Hamás, declarado como grupo terrorista internacional por los Estados Unidos, recibe ingentes cantidades de dinero de manera indirecta, gracias a que Usaid financiaba en Gaza, ayudas y proyectos bizarros. Este dinero terminaba en manos de terroristas casi con seguridad, para ser utilizados en la preparación de cohetes, compras de armamentos y construcción de túneles de ataques.
Kennedy, bastante indignado al leer la lista de lo hurgado y recuperado por Elon Musk, se preguntó por qué gran parte de sus colegas callaban lo que él consideraba aberraciones en el manejo del dinero público.
De manera inverosímil, Usaid aportó USD 164 millones a un Foro del Medio Oriente y USD 122 millones a grupos radicales islámicos de Gaza, Yemen y Afganistán. El informe presentado por Musk cita a grupos radicales, quienes habrían pedido que “la impureza judía sea limpiada de sus tierras”.
El senador Kennedy se pregunta durante su exposición, el porqué sus colegas del Congreso no están hablando de eso puntualmente y solo se centran en los procesos.
“Mientras tanto el señor Elon Musk es el malo por mirar nuestras cuentas, pero en mi opinión, el señor Musk es un héroe, por todo lo que está exponiendo”, ratifica y cierra con un dato que de no ser por el vínculo del grupo al que expone sería hasta jocoso. “El señor Musk ha descubierto que hemos dado USD 10 millones en comida para los integrantes de Al Nusra, filial de Al Qaeda”, y luego continúa con un sinfín de extraños proyectos financiados por Usaid.