Las autoridades paraguayas y argentinas han decidido luchar juntas contra el contrabando y el narcotráfico, con la utilización de sus fuerzas militares y el trabajo conjunto de otras instituciones públicas competen­tes de ambos países. Mediante el conve­nio suscrito por los ministros de Defensa de las dos naciones, las unidades castren­ses de cada país se desplegarán a lo largo de los 1.600 kilómetros de frontera común para combatir de manera coordinada los ilícitos que perjudican a los dos Estados. Se aguarda que la militarización de los pasos fronterizos cause el efecto deseado para impedir los daños que ocasionan a la eco­nomía y al fisco, y se estabilicen las activi­dades comerciales legales. Y que al mismo tiempo anule el tránsito y comercialización de sustancias prohibidas que están en auge.

El viernes último el ministro de Defensa Nacional, Gral. Óscar González, firmó con el secretario de Defensa de la Argentina, Luis Petri, un convenio bilateral que posi­bilitará el despliegue de las fuerzas mili­tares tanto del lado paraguayo como del argentino en toda la frontera común, desde el Chaco, en el norte, hasta el Alto Paraná en la región este. El encuentro de ambas autoridades se produjo en Clorinda, ciudad formoseña limítrofe con Paraguay, donde se suscribió el documento que establece la realización de las operaciones de vigilancia y control en los puntos más vulnerables que se aprovechan para la comisión de los ilíci­tos. Como la frontera de Paraguay y Argen­tina en toda su extensión es a través de ríos, se controlarán preferentemente los pasos fluviales.

El ministro paraguayo explicó que se hará una operación combinada, que no será una militarización donde los ciudadanos pier­den sus derechos. “Nuestra presencia no será absolutamente ningún problema para el ciudadano pacífico, trabajador. Esto es parte de un sistema de defensa. Todas las unidades militares del Paraguay debemos trabajar conjunta y combinadamente con las fuerzas de seguridad de la Argentina”, manifestó.

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Las tareas de los uniformados de uno y otro país se desarrollarán sin exceder los límites territoriales de cada nación. Se estima que el acuerdo permitirá optimizar los recur­sos y garantizar una mayor efectividad en el control fronterizo, según lo indicado por el alto funcionario.

Las fuerzas castrenses solo entrarán en acción cuando los grupos criminales manejen armas de alto calibre y demues­tren tener entrenamiento militar para sus fechorías. Por ello cuando en las operacio­nes castrenses se deben realizar la deten­ción de personas se lo hará mediante la autorización fiscal y el control de las autori­dades judiciales competentes.

Entre los elementos positivos que traerá el acuerdo está la importancia del esfuerzo conjunto planificado y el abaratamiento de los costos. “La principal amenaza es el cri­men organizado en todas sus facetas, por ejemplo, perjudica a la economía de ambos países, el contrabando”, precisó el secreta­rio de Estado.

Por su parte, el ministro argentino, Luis Petri, reconoció que las amenazas que exis­ten en ambos países no se pueden resol­ver de manera solitaria y aislada. Por eso resaltó que el día de la firma del convenio binacional era una jornada muy especial, “porque estamos asumiendo el compro­miso a través de acciones concretas, de los hombres y mujeres que integran nuestras fuerzas armadas”.

Destacó además que los peligros que enfren­tan nuestros países provienen de organizacio­nes criminales y terroristas trasnacionales, que no reconocen fronteras. “Necesitamos tener una región organizada si queremos vencer al crimen organizado transnacional y estos son los pasos que nos permiten decir que vamos a vencerlo”, resaltó.

No hay duda de que el convenio que firma­ron los dos ministros para afinar la lucha contra el contrabando y para impedir el tráfico de estupefacientes que permea nuestras fronteras es de gran importan­cia. En ese sentido se puede afirmar que es un acuerdo histórico que, si llega a tener el éxito que se aguarda, marcará la disminu­ción sustancial del comercio ilegal en las fronteras y la expulsión de las organizacio­nes transnacionales terroristas que con su poder económico y bélico son un peligro terrorífico para nuestros países.

Las autoridades de ambas naciones deben trabajar unidas y con mucha fuerza para que el convenio de Clorinda tenga éxito. Solo así el Paraguay y la Argentina podrán liberarse de esos delincuentes que azotan las fronteras. Los paraguayos, argentinos y la gente de los demás países se lo merecen.

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