El presidente Santiago Peña señaló que solamente un sistema de comercio internacional que sea estable, libre y justo puede permi­tir superar la pobreza de los países y hasta la terrible amenaza de los conflictos arma­dos. Por lo que hace falta realizar avances de importancia en las reformas en el campo del comercio internacional para que haya un mercado mundial con menos distorsiones. Eso lo dijo en Ginebra, Suiza, en el encuen­tro de la Organización Mundial del Comer­cio (OMC), la entidad de mayor prestigio del área económica, que tiene 166 países miem­bros. El mandatario paraguayo fue el pri­mer jefe de estado en hablar en el encuentro y llamó la atención sobre la necesidad de la colaboración entre los países desarrollados y los demás para acrecentar un intercambio comercial más equilibrado y justo.

Teniendo en cuenta que hay naciones de mayor desarrollo relativo y otros grupos que ponen trabas al comercio agrícola para pro­teger su producción, el presidente indicó la necesidad de realizar tratos más justos en el intercambio internacional.

“Necesitamos significativos avances en las reformas en el ámbito de comercio agrícola para tener un mercado menos distorsionado y mejore la seguridad alimentaria; debe­mos restablecer las plenas funciones en el sistema de resolución de conflictos, que sea accesible para todos, y asegurarnos que las medidas medioambientales mejoren antes que dificulten el comercio internacional. Así también asegurar que justicia e igual­dad sean los principios del comercio inter­nacional”, afirmó el mandatario paraguayo poniendo los puntos sobre las íes en un tema controvertido y que requiere buena voluntad de parte de muchos gobiernos para que haya mayor equidad entre las naciones del mundo.

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“Nuestra historia nos ha mostrado que la cooperación, coordinación y colaboración son las únicas armas para vencer la inestabi­lidad, incertidumbre y el conflicto”, sostuvo en el cónclave económico internacional.

Abordando uno de los tópicos más delica­dos por su conflictividad, Peña se refirió a los subsidios agrícolas que hacen algunos países del primer mundo, que constituyen un gran perjuicio para naciones productoras como el Paraguay, y solicitó que se elimine ese proce­der inadecuado.

“Los subsidios son enemigos mortales del libre comercio. Son sencillamente injustos y ofenden cualquier sentido de justicia en el comercio. Pongamos un fin a esta práctica”, enfatizó ante la presencia de representantes de varias naciones que practican la subven­ción a sus productos.

Este trato privilegiado que se da a algunos países perjudica a los demás que se manejan sin auxilios de ninguna laya, y practican la libre competencia en el mercado. Eso porque muchas de las disposiciones que rigen con ventajas excesivas para ciertas economías de países más desarrollados causan impactos negativos para otros que actúan sin ningún privilegio. Con esos subsidios, las econo­mías más desarrolladas negocian en mejores condiciones utilizando a su favor las barre­ras sanitarias o medioambientales. En ese campo pueden citarse algunas resoluciones de la Unión Europea que favorecen a sus paí­ses miembros mediante el trato discrimina­torio que busca aplicar, hecho que constitu­yen medidas perjudiciales al libre comercio.

Teniendo en cuenta la evolución de la histo­ria de la humanidad, que va dejando siste­mas opresores en que ciertos países impo­nían a los otros lo que a ellos les convenía sin tener en cuenta un trato igualitario, parece que en ciertos casos se está retrocediendo. Mediante los avances de la civilización, la esclavitud de las personas ya no es admitida y el sometimiento político de algunas nacio­nes por otras es insostenible. Por lo que el trato económico discriminatorio que quie­ren mantener algunos países poderosos eco­nómica y políticamente en contra de otras naciones no se puede aceptar.

Que es lo que en otras palabras ha manifes­tado el presidente paraguayo en el encuen­tro de la OMC, contra la postura de muchos países que exigen privilegios, y solicitó la concreción de un sistema comercial que sea libre y justo. La justicia y la igualdad entre las naciones del mundo son fundamentales para que el intercambio económico de bienes y servicios sea beneficioso para todos y no solo convenga a un sector privilegiado, como en los viejos tiempos en que algunas naciones colonizaban a otras. No se puede aceptar el progreso de algunos a costa de las dificulta­des y problemas de otros, porque la relación de equidad es una condición fundamental para el buen relacionamiento de las naciones del mundo.

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