El Tratado de Libre Comer­cio que se suscribió la semana pasada entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) está con­siderado como un hecho histórico. Por­que cuando reciba el visto bueno de los parlamentos de los países y se lo ponga en práctica tendrá enormes beneficios para el Paraguay y los países asociados. De ese modo, una nación productora y exporta­dora de alimentos tendrá posibilidades que nunca imaginó para la colocación de su producción en uno de los mercados con mayor poder adquisitivo del planeta.

Las ventajas que se obtendrán no serán solo más ventas, sino también el aumento de las posibilidades de inversión del capi­tal europeo en Paraguay y los otros paí­ses. Ese capítulo no está contemplado específicamente en el documento sus­crito, pero lo sucedido en otros países enciende las esperanzas.

El presidente Santiago Peña celebró la firma del convenio internacional y, entre otras cosas, resaltó: “…el acuerdo comer­cial Mercosur-UE. Una oportunidad única para Paraguay de atraer inversio­nes, fortalecer su competitividad y pro­yectarse al mundo con más fuerza”.

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Sobre este punto, el embajador de la UE en nuestro país, Javier García de Viedma, puntualizó las consecuencias beneficio­sas de las firmas de acuerdos de Europa con otras naciones. “Un dato interesante es que, si bien el acuerdo no incluye un capítulo sobre inversiones, la firma de acuerdos similares en el pasado demos­tró que se da siempre un impacto directo en el nivel de inversiones europeas: tras la firma de acuerdos comerciales, la inver­sión europea en Argelia se multiplicó por 13 en 9 años; en Chile por 6 en 14 años; y en Egipto se multiplicó por 10 en 8 años”, señaló el diplomático. Son datos muy importantes que se deben tener en cuenta a la hora de evaluar el impacto del tratado.

En cuanto a las exportaciones, Paraguay tendrá acceso sin aranceles para el 95 % de los productos que se exportan actual­mente. Los aranceles irán bajando gra­dualmente en 10 años. Se estima que Europa se convertirá entonces en el ter­cer destino de las ventas paraguayas. Cuando se dé esa oportunidad, nuestro país podrá exportar sin cargas arance­larias: soja, maíz, carne bovina, arroz, aceite de soja. Además de productos industriales, como autopartes, envases de plástico, medicamentos, insecticidas, alcohol etílico.

Entre los beneficios para Paraguay que contempla el arreglo están las reglas de origen especiales para autopartes. En materia de compras públicas, se preserva el mercado para las empresas nacionales, y en los servicios fluviales se da priori­dad en el mercado regional a la flota para­guaya. Además, se otorga a nuestro país una cuota exclusiva para exportar 10.000 toneladas de azúcar orgánica, y se reco­nocen las circunstancias especiales del Paraguay por ser una nación en desarro­llo sin litoral marítimo.

De acuerdo con los especialistas en este tipo de asuntos, el impacto que tendrá este acuerdo internacional en la macro­economía del país para el año 2040 será de un aumento del 1 % en el producto interno bruto (PIB) real. Su influen­cia en el bienestar general de la gente se estima que será del 1,5 %. Igualmente generará un incremento en las expor­taciones en 0,5 % y las importaciones totales aumentarán en 1 %. Todo lo cual significará una oportunidad de mayor crecimiento, la posibilidad de diversifi­car la estructura productiva del país y de que Paraguay se vaya insertando con fuerza en el mundo.

No hay que perder de vista que este pacto intercontinental llevará su tiempo para que entre en vigencia, porque depende de los parlamentos de los 27 países de la UE que deberán aprobarlo, además de la opo­sición de Francia y otras naciones. En ese sentido, es todavía solo una posibilidad que podría incluso no darse en el futuro. Pero si se tiene en cuenta que tanto los países europeos como los del Mercosur tienen mucho que ganar con este pacto, en algún momento se podrá convertir en realidad. Si a pesar de los 25 años de lar­gas negociaciones y de la gran cantidad de obstáculos se llegó a firmar el tratado la semana pasada cuando muy pocos lo creían posible, hay fundamentos para esperar que se lo pueda aplicar dentro de un tiempo prudencial. La vida continúa, y las naciones se necesitan unas a otras cada vez más, lo que hará fácil vencer los obstáculos.

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