La educación es un derecho humano fundamental que per­mite a cada persona su transfor­mación cultural, social y hasta económica con base en la dignidad, dere­chos y deberes que tiene. Según el Banco Mundial, es “un importante motor del desarrollo y uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza y mejorar la salud, y lograr la igualdad de género, la paz y la estabilidad”.

A pesar de ser un derecho humano funda­mental, a lo largo de la historia de nuestro país no siempre ha sido la preocupación más importante de los gobiernos ni de los grupos que inciden en la sociedad para­guaya con sus decisiones y emprendimien­tos. Por eso gran parte del Paraguay toda­vía requiere de un esfuerzo enorme para transformar a miles de individuos a través de la formación educativa.

En el pasado, el gobernante que mejor entendió la importancia fundamental de la educación fue el presidente Carlos Antonio López, que dirigió el país de 1844 a 1862. Durante su gestión hizo construir cientos de escuelas en toda la geografía nacional, estableció la enseñanza obligato­ria y gratuita para los niños. Creó centros de enseñanza superior, contrató maestros y técnicos de Europa, envió jóvenes estu­diantes al exterior, especialmente a países europeos, creó la primera escuela normal y la academia literaria e instaló imprentas. A pesar de sus defectos, porque la educa­ción estatal era solo para los varones, fue una verdadera revolución en la historia paraguaya.

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Hay que tener en cuenta que la educación, que es de gran relevancia para las prime­ras letras de los niños, es una poderosa herramienta para todos. Solo con la forma­ción educativa se puede inculcar el razona­miento y el pensamiento crítico, abriendo posibilidades para nuevos valores y acti­tudes en las generaciones más jóvenes, de acuerdo con la opinión de los especialistas.

En nuestro país, en la actualidad, aparte de los niños y jóvenes, que por su corta edad están en proceso de crecimiento bio­lógico, mental e intelectual, existe una importante porción de la sociedad cons­tituida por personas mayores que que­daron al margen de la formación acadé­mica elemental que se comienza a dar en la escuela primaria. Y, en consecuencia, una gran parte de la sociedad paraguaya requiere de más y mejor educación. Solo realizando inversiones eficaces en la edu­cación de las personas será posible el desa­rrollo del capital humano para poner fin a las situaciones de extrema pobreza, según los entendidos en el tema.

Esta realidad la comprende perfectamente el presidente Santiago Peña, por lo que ha señalado que quiere transformar al Para­guay a partir de la educación. Convertirlo en un país desarrollado, con economía fuerte y suficientes fuentes de empleo para los paraguayos.

Y como no es posible ninguna transfor­mación sin la participación de los maes­tros y profesores, el presidente se reunió con varios miles de docentes junto con el director técnico de la selección para­guaya de fútbol Gustavo Alfaro, en el Con­sejo Nacional de Deportes. Esto porque el DT está considerado un buen motivador de personas y grupos humanos, que es lo que los docentes deben ser para los niños y jóvenes para lograr que sean personas triunfadoras.

“Eso es lo que queremos plasmar con el ministro, cómo le empoderamos y cómo le animamos a soñar. Alfaro es un profe­sional del deporte que ha encontrado en las palabras la capacidad de entusiasmar a tantos y por eso queríamos dar a los docen­tes este testimonio para que ellos sean cada uno dentro de su aula y comunidad, ese Alfaro que anime a soñar a los niños”, expresó el presidente.

Por su parte, el técnico de la selección dijo, con humildad, que no venía a enseñar nada, “sino a hablar de los sueños, de los desafíos, de esas ganas de construir algo lindo, de tratar de recuperar cosas que marcaron la historia de este país”.

La educación es un asunto de tanta tras­cendencia en una sociedad, que nada se podría cambiar ni mejorar si no se comienza trabajando por ella. El afán de transformar a las personas para que sean mejores, más útiles para sí mismas y para la sociedad a través del proceso educativo es el único instrumento válido para el pro­greso. Pues la educación les permite tener el empleo, los ingresos, la salud y ayuda a la reducción de la pobreza.

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