Organizaciones de comercian­tes de artículos de consumo hogareño han anunciado que están iniciando una campaña de abaratamiento de los productos de uso familiar masivo a fin de alivianar el peso financiero de la canasta doméstica. Han señalado que más de 500 artículos de consumo en la vida cotidiana tendrán rebajas en sus precios finales, que van de entre el 10 y el 40 por ciento, porcentajes que son importantes para aliviar el peso de las compras de cada día. Han fijado dos periodos para estas medidas: primero, desde el 5 al 20 de noviembre, y luego, desde el 8 de diciembre hasta Navidad.

Es una información de relevancia por­que afecta directamente al bolsillo de la gente, y puede ayudar a alivianar el peso del costo de vida de miles de familias que están haciendo malabarismos para enfrentar el día a día con sus limitados ingresos. Cualquier disminución en los costos y precios siempre es bienvenida y tiene que ser saludada con entusiasmo, pues conviene a la gente de todos los niveles económicos.

Lastimosamente, a esta noticia no le han dado importancia algunos medios de comunicación, a pesar de que se trata de una información relevante, porque afecta a la ciudadanía. Y tiene suficiente peso informativo para tener cabida en los medios, aunque sean de la tendencia polí­tica que fuere.

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El presidente de la Cámara de Comer­ciantes Mayoristas y Minoristas del Paraguay (Comampar), Miguel Tolces, explicó al Grupo Nación Media que la idea es abaratar los precios de los pro­ductos en los comercios minoristas con el apoyo de las empresas mayoristas que también reducen los niveles del valor económico de las mercaderías para ayu­dar a la iniciativa.

La otra entidad que se asoció a la medida, según Tolces, es la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu), gremio que tiene una gran cantidad de asociados que están presentes en la mayoría de las localidades más pobladas del país. Otro de los grupos de gran peso que se sumó, según el anuncio, es el conformado por los socios de la Unión Industrial Para­guaya (UIP), cuya participación a tra­vés de las industrias nacionales consti­tuirá un apoyo de gran significación en la tarea del abaratamiento de los productos manufacturados de origen nacional. Si la Comampar, Capasu y UIP se unen para esta campaña, como se ha anunciado, el consumidor puede tener la garantía de que los productos serán de buena calidad y los precios tendrán un buen nivel para alivianar el presupuesto de cada fami­lia. Todo un logro para la lucha habitual del ciudadano común que busca que sus ingresos tengan mayor valor adquisitivo.

Con los anuncios realizados, llevar el pan de cada día a la mesa familiar para miles de hogares podrá ser menos pesado mediante las rebajas anunciadas. Aun­que las necesidades son muchas, la ini­ciativa empresarial debe valorarse como lo que es, un gesto humano que busca beneficiar a la gente de menos recursos económicos. Como va a durar solo un tiempo relativamente breve, comparado con todo el año, el beneficio durará poco. Pero el hecho es de gran relevancia, no solo por el gesto de alivianar el presu­puesto de las familias, sino porque indica claramente la dirección a la que deben apuntar las iniciativas de la política eco­nómica del país.

Los organismos públicos deben tomar la iniciativa para que la disminución de precios dure de manera permanente para alivianar el costo de vida. El Estado puede encontrar mecanismos que propi­cien el abaratamiento de ciertas merca­derías, como reducir o anular el porcen­taje del impuesto al valor agregado (IVA) que tributan o de otras cargas que pesan en el costo final, como bajar los precios de combustibles para su transporte dismi­nuyendo las cargas impositivas o dando otros incentivos. Por ejemplo, la leche, el pan, la galleta común y otros panificados no tienen que tributar nada en los merca­dos populares para facilitar su adquisi­ción. Para compensar, se puede elevar la tasa que tributan otros artículos que no son de primera necesidad, como las bebi­das alcohólicas y artículos de lujo.

El abaratamiento de precios que asume el sector privado tiene que recibir el apoyo del Estado y la sociedad, para hacer que esa tendencia sea perma­nente para beneficio de los sectores más necesitados.

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