Lo ocurrido en estos días con el espectáculo que protago­nizó el senador liberal Salyn Buzarquis nos muestra que la oposición continúa con el show y lo peor, se ridiculizan con evidencias que le explotan en la cara, que le restan toda autoridad moral para el triste rol que de pura crítica vienen ejerciendo.

El senador Buzarquis realizó una visita al intendente de Asunción para, al estilo de varios mediáticos oposi­tores, gritar al jefe comunal una serie de calificativos con predominancia de la palabra “corrupto”, pero sus acusa­ciones viralizadas terminaron ente­rrándolo ya que, con un solo mensaje de WhatsApp socializado en la ocasión por el blanco de sus ataques, terminó volcando contra el político liberal sus improperios y denuncias.

Resulta que el senador azul, había sido, tuvo el arrebato anticorrupción con­tra el intendente de Asunción, luego de que haya pedido el ingreso de un amigo camionero como contratista de la comuna. La viralización del men­saje de WhatsApp lo ubicó a Salyn en el centro de la tormenta y blanco de un sinfín de cuestionamientos, hasta bur­las, ya que de escrachador se convirtió en escrachado.

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En vez de subsanar la situación, como pasa con la mayoría de los renegados y frustrados de la oposición, Salyn fue contra la prensa y hasta quiso atri­buir responsabilidades a la inteligencia artificial dando así más manija al pape­lón y el triste título de “corrupto” que le iban poniendo en redes sociales.

Las justificaciones del legislador libe­ral también iban desmoronándose ya que “el humilde camionero” por quien dijo abogar ante el intendente resultó ser un contratista privilegiado con millonarias adjudicaciones en un municipio del país. Otro hazmerreír del senador.

De inmediato apareció un audio en el que, cariñosamente, Salyn le decía “inte” al intendente de Asunción, abo­gando la contratación de otra persona e insistía con alguna respuesta de recur­sos humanos. Esta escandalosa inter­vención terminó hundiendo al político e inéditamente consiguió el abandono de sus medios amigos que pasaron a cuestionarlo ante el innegable mal pro­ceder del parlamentario.

Los hechos graves y el ridículo que hizo Salyn, sin embargo, no solo le afectó al mismo, sino un efecto dominó que tiró por el suelo a varios célebres de la opo­sición que se encerraron en lamentos y comentarios blandos, aéreos, compa­rando el hecho con los protagonizados por sus adversarios políticos.

Más que decepción para cualquier ciu­dadano descontento es una estafa para quienes creen que los políticos oposito­res persiguen, critican y señalan a sus adversarios porque quieren mejorar el país, sino que viven de un falso dis­curso que no pasa nunca a las acciones y en medio ocurren lo que a la vista de todos estuvo en estos días.

¿Qué garantías hay de que los arre­batos y la furia de Salyn, tras favores incumplidos, sea el único caso? Estas son las cosas que hacen un tremendo daño a la oposición que no termina de despegar, amén de que carecen de pro­yectos de interés ciudadano que redi­túen en beneficios colectivos.

Hasta ahora, en este periodo parla­mentario no ha trascendido un solo proyecto de impacto a favor de la ciu­dadanía que surja de la oposición criti­cona. Gritos, revanchismos y acusacio­nes virtuales llenan sus agendas.

Si realmente quieren seguir ocupando espacios de poder y están interesados en servir a la ciudadanía, están muy lejos del camino, están perdidos.

A todos nos conviene una oposición fortalecida debido a que es la forma de equilibrar el poder y ejercer el contra­peso para el resguardo de los dere­chos de la sociedad, pero estas formas de mendicidad oculta solo nos revelan que los políticos que buscan desbancar al partido de gobierno son lo mismo o peores de los que denuncian.

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