A diferencia de algunos analistas que insisten en bajar las tasas de interés de la banca central que actualmente se encuentra en el seis por ciento referencial, la auto­ridad monetaria de nuestro país decidió mantenerla.

Para entender esta decisión debemos tomar en cuenta no solo el contexto nacio­nal sino también internacional.

En términos de lo que sucede en nuestro país sería un error bajar las tasas como algunos sugieren porque terminará por afectar a los precios de los productos de la canasta familiar que, de hecho, se encuen­tran en este momento expuestos por las contingencias del aumento del precio del dólar por la compra de los productos de importación.

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Además, el mismo Poder Ejecutivo viene insistiendo en mantener la estabilidad monetaria, situación que podría modifi­carse si se diera curso a más circulante de dinero en el mercado con la reducción de la citada tasa referencial. Se daría de ese modo un auge artificial para luego soportar las consecuencias por el incremento de los precios y en particular de aquellos que inci­den sobre el costo de vida de las familias.

En efecto, con una política monetaria más relajada debido a la baja en la tasa de inte­rés monetaria de la banca central, cier­tamente, se fomentarán los préstamos a través del sistema bancario. No obstante, paralelamente aumentará el gasto de dinero generando el aumento de las com­pras y ventas que luego repercutirán a la alza de los precios.

De ese modo lo que parecía una bonanza para quedarse pronto terminará en un problema. Un inconveniente que, por cierto, se resolverá volviendo a modificar hacia arriba la tasa de política moneta­ria. De hacerse esto, se dará una señal de desorden y hasta de incertidumbre que no debemos mostrar como país.

Por supuesto que la tentación de crear ese auge en la economía le haría quedar bien al Gobierno, pero sería mintiendo sobre algo que no es real y menos todavía beneficioso. Al fin y al cabo, las economías emergentes como la nuestra están expuestas a lo que viene ocurriendo por ejemplo en los Esta­dos Unidos y con los precios internaciona­les de los commodities.

En Norteamérica, la inflación se viene desacelerando y la reducción de las tasas de interés por parte de la Reserva Fede­ral que actúa como su banco central se ha oficializado días atrás, en atención a las recientes declaraciones de su presidente, Jerome Powell, quien señaló esa decisión como el fin de la lucha contra la inflación. Esta medida podría afectarnos positiva­mente con inversiones hacia este lado del planeta.

Por otro lado, y si bien es cierto los precios de los productos agrícolas muestran una tendencia descendente debido a la gran oferta mundial, también los precios inter­nacionales del petróleo y de sus derivados se están reduciendo.

Por tanto, no resultaría beneficioso para nuestra economía una reducción de las tasas de interés para crear un auge artifi­cial, sino que más bien resulta prudente mantener la tasa de política monetaria como de modo correcto decidió el Banco Central.

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