A treinta días de su aplicación en las instituciones de ense­ñanza, el programa Ham­bre Cero en las Escuelas está cumpliendo su papel de alimentar ade­cuadamente a los escolares. De paso demuestra la necesidad de extender sus beneficios a todos los chicos de las escuelas públicas para cumplir el papel de mejorar la nutrición y hacer posible una educación que realmente ayude a la formación intelectual de los alumnos. El programa iniciado con un sector de los niños del país tiene previsto extender sus beneficios a todos los chicos, tal como está previendo el Gobierno a partir de los próximos cinco meses, es decir, desde febrero de 2025. Romper la inmovilidad y la falta de adecuada cobertura a los alum­nos afectados es el principal logro que se ha alcanzado hace un mes y constituye un compromiso para seguir atendiendo a los niños necesitados de una mejor nutri­ción para su actividad académica.

El lunes 5 de julio se comenzó a distri­buir alimentos a los niños de las escue­las del departamento Central, de Presi­dente Hayes y de Asunción, con el nuevo sistema que administra el Ministerio de Desarrollo Social (Mades). A pesar de las dificultades y problemas propios de dar de comer a miles de chicos que antes no recibían alimentos en las escuelas el balance provisorio es altamente posi­tivo, pues, por primera vez en la histo­ria reciente, se logró acercar comida a unos 450 mil escolares. Y para ello se superaron todos los inconvenientes de una práctica viciosa que anteriormente estaba manipulada por políticos y fun­cionarios inescrupulosos, varios de los cuales se aprovechaban de los alimentos para sus beneficios personales y de gru­pos sectarios.

Una de las primeras conclusiones de este primer mes de Hambre Cero en las Escuelas es que no es imposible aten­der a los niños como se merecen, y que es una tarea que hay que continuar con entusiasmo venciendo todas las dificul­tades. Con la alimentación infantil se ha logrado al mismo tiempo movilizar la economía de los productores locales de cada pueblo o ciudad, ya que el Gobierno decidió que se dé preferencia a los pro­veedores de la zona para adquirir los alimentos que se consumen. Para ello muchas empresas locales empezaron a buscar su formalización a fin de partici­par en el plan nutricional.

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Haciendo una evaluación de Hambre Cero las autoridades se han percatado de que este es un programa inédito que trae beneficios a toda la comunidad, como señaló en su momento el ministro de Educación y Cultura, Luis Ramírez.

Con la alimentación, en muchas escuelas se han iniciado procesos de aprendizaje en materia de salud. La ministra de Salud Pública, María Teresa Barán, explicó que el plan nutricional es una oportunidad para llegar a los niños de “forma inte­gral, con campañas de vacunación, de desparasitación, iniciativa de ‘cantinas saludables’, enseñanza del correcto cepi­llado de los dientes, entre otros”. Tam­bién están trabajando con otros organis­mos públicos para identificar problemas de audición y de la vista en los niños a fin de facilitar el aprendizaje. La secretaria de Salud manifestó que mediante esos servicios la gente podrá estar más sana y más preparada.

El programa de alimentación esco­lar requerirá de más recursos financie­ros para atender a la mayor parte de los chicos cuando se lo aplique a la totali­dad de los estudiantes. Se estima que se necesitarán fondos equivalentes a 350 millones de dólares anuales a partir del año venidero cuando se haga la cober­tura a todos los colegios del país hasta el noveno grado. El Gobierno tiene que hacerle frente al proyecto proveyendo el dinero necesario aprovechando que habrá menos gastos en otros sectores.

Las erogaciones monetarias que se hacen para financiar Hambre Cero en las Escuelas no son gastos inútiles, más bien son fondos que se destinan a la inversión, teniendo en cuenta que la buena alimen­tación escolar es el mejor apoyo que se puede dar a la formación de los niños. Si la inversión económica consiste en colo­car un capital determinado para obte­ner una ganancia en el mañana, destinar recursos financieros en la nutrición de los niños es la mejor elección para conse­guir en el futuro importantes beneficios para nuestra sociedad. Porque inver­tir en educación no trae pérdidas, solo ganancias para todos.

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