Las manipulaciones periodísticas de la cadena mediática liderada por Abc Color, léase su directora Natalia Zucco­lillo, son tan burdas y grotescas, que no solamente subestiman la memoria y la inteligen­cia (capacidad de discernimiento) de nuestro pue­blo, sino que su grado de perversidad y de cinismo ya supera el límite del asombro, para despeñarse en el fango de la mentira más ruin y la inmorali­dad más obscena. La ausencia de pudor y la abun­dancia de la malicia han convertido a sus medios integrantes, a sus propietarios y a algunos de sus trabajadores de prensa en una cloaca pestilente que ambiciona contaminar con su agua servida a toda la sociedad. Distorsionan los hechos, de acuerdo con sus intereses, con saña y alevosía, pretendiendo rematar a sus adversarios con un disparo certero y premeditado que afanosamente quiere ser mortal. Pero hace años que están tiro­teando con pólvora mojada. Mojada porque la sociedad empezó a detectar y desnudar sus verda­deros objetivos y, sobre todo, la sistemática con­sumación de esa triple deslealtad en el ejercicio de la profesión: para con el público, la verdad y la ética. Nunca tuvieron “fe en la patria”, sino en los oscuros negocios con el poder de turno, cuando las autoridades cedían a sus chantajes o acorda­ban la equitativa distribución de las ganancias, como ocurrió durante el gobierno de Mario Abdo Benítez. A cambio, naturalmente, de ocultar los manejos corruptos del Estado y agrandar los más insignificantes emprendimientos. En medio, el bocado apetecido: destruir a sus enemigos en común montando un espectáculo mamotrético, con personajes deformes y enfermos de infamias, patrañas (noticias inventadas) y las más despre­ciables falacias.

Mienten cuando se declaran “defensores de la libertad, de la democracia y de la justicia” por­que durante la primera década de su publica­ción (específicamente Abc Color y su fundador Aldo Zuccolillo) hicieron lo que mejor saben: congraciarse con quienes administraban el poder. Y no fue impedimento que el usurpador del Palacio de López sea el sanguinario déspota Alfredo Stroessner. Todos los días el sátrapa aparecía en la tapa del diario, haciendo loas a su “gestión” y censurando los hechos de graves violaciones de los derechos humanos, inclu­yendo las torturas y asesinatos de los líderes de la oposición, algunos de la propia Asociación Nacional Republicana.

Aplaudieron sin obje­ción alguna la reforma constitucional (sin pre­sencia de opositores) de 1977 habilitando la ree­lección indefinida del dictador. Condenaron la “injerencia” de los Estados Unidos en los asun­tos internos de la Argentina, por una fuerte crí­tica de la administración de Jimmy Carter al llamado proceso militar en el vecino país, que, finalmente, tuvo un lamentable saldo de 30.000 desaparecidos. Nunca se supo la razón real de la ruptura de aquella sociedad entre Stroess­ner y Zuccolillo; algunos argumentan que este último se había enterado (a través de su enton­ces cuñado Conrado Pappalardo) que el Depar­tamento de Estado de los Estados Unidos le bajó el pulgar al dictador y otros alegan que el director del diario aspiraba a ser presidente de la República. El repudiable cierre de este medio no le exime de su responsabilidad con los crí­menes del pasado que no se animaron o no qui­sieron publicarlo.

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Cuando el 14 de junio de 2022, en el Congreso de la Nación se instaló la Comisión Bicameral de Investigación de carácter transitorio para la investigación de hechos punibles de lavado de dinero y otros delitos conexos, presidida por Jorge Querey, el diario de marras aplaudió con fervor “patriótico” la iniciativa. El motivo era muy sencillo: sus miembros iban a “analizar” lo que según Abc Color se trataba de un “ful­minante informe” en contra del expresidente Horacio Cartes, recortado, pegado y armado por la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad). Y para aclarar más aún, siempre es necesario ubicar los hechos en su debido contexto en vista de una mejor comprensión: las elecciones internas del Par­tido Colorado estaban pautadas para el 18 de diciembre de ese mismo año. Cartes disputaba con Abdo Benítez la titularidad de la Junta de Gobierno de la ANR y Santiago Peña apuntaba a la Presidencia de la República en contra de Hugo Velázquez, primero, y Arnoldo Wiens, después. La intención era apearlos de la carrera. Pero la montaña de intrigas no tuvo el efecto esperado: triunfan los candidatos del movimiento Honor Colorado. Y el 30 de abril de 2023 Peña gana el derecho a sentarse en el sillón de López.

Mañana lunes, 26 de agosto, se instalará un organismo bicameral similar al de 2022: Comi­sión Conjunta de Investigaciones de carácter transitorio para la investigación de hechos puni­bles de lavado de activos contra el patrimonio del Estado, contrabando y otros delitos. Desde el inicio, el diario en cuestión viene insistiendo que se trata de una “comisión garrote contra gru­pos críticos al Gobierno, como ser las organi­zaciones no gubernamentales, ABC y el Grupo Zuccolillo” (sic). En una hipocresía que raya la demencia ahora cambian radicalmente de posi­ción respecto a este organismo cuya creación está facultada por la propia Constitución Nacio­nal. No sabemos cuáles son los argumentos para llegar a tal conclusión, al menos si sus empresas tienen los papeles en regla. ¿O alegarán persecu­ción si, eventualmente, se detectan irregulari­dades? Este medio nunca estuvo al servicio de la verdad, sino de los intereses de sus dueños. Por suerte hoy ya nadie compra un burro pensando que es un caballo.

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