El domingo 28 de julio se realizaron las elecciones presidenciales en la República Bolivariana de Venezuela. Según las evidencias mostradas por diversos medios y agrupaciones políticas, el ganador ha sido el opositor Edmundo González Urrutia, aunque el Gobierno ha señalado que el actual presidente, Nicolás Maduro, se alzó con el triunfo sin mostrar pruebas del hecho y negándose a dar a conocer las actas de las elecciones ni ningún tipo de documentos que respalden sus aseveraciones.
En medio de un mar de conjeturas, una cosa parece cada vez más clara y se va confirmando con el correr de los días: Nicolás Maduro ha perdido en los comicios y ha ganado el opositor Edmundo González. Las evidencias parecen tan contundentes, que la administración chavista no se ha atrevido a hacer público el resultado real de los comicios mostrando las actas de las elecciones, que son los únicos documentos que pueden revelar la verdadera cara de la realidad.
Ante los reclamos de que se muestren las actas, la dictadura chavista solo ha respondido con amenazas y señalando que hay orden de captura contra el presidente electo Edmundo González, y la líder opositora Corina Machado. ¿Por qué se niega Maduro a mostrar las actas electorales si es que ha ganado las elecciones como afirma su gobierno? ¿Acaso mostrar los papeles en que constan los detalles de su triunfo no sería la mejor propaganda política? ¿O como casi todo el mundo sospecha, las actas son la constancia de su derrota?
Connotados gobiernos de todo el mundo e importantes países comprometidos con la democracia, el respeto a los derechos humanos y la legalidad han salido a reconocer al nuevo gobierno y a cuestionar la actitud antidemocrática de la dictadura de Maduro. Han señalado que los comicios dieron ganadores a González y que el gobierno de Maduro debe darles paso a las nuevas autoridades elegidas legalmente. Que no hay otra postura posible que el reconocimiento de las normas reconocidas en la Constitución y en las disposiciones legales de Venezuela.
Todo indica que el chavismo, que gobierna ese país hace 26 años, y en muchas ocasiones con posturas dictatoriales muy duras, no tiene intenciones de reconocer la ley ni el resultado de los últimos comicios. Por consiguiente, rechaza la elección de González y sostiene a Maduro, con la amenaza de usar las armas contra los que asumen la posición contraria. Tal como era de esperar de una dictadura.
Todo indica hasta este momento que Nicolás Maduro, que asumió la presidencia en el 2013 con la muerte de Chávez, comenzará otro periodo gubernamental por 6 años más, al margen de los resultados electorales que le dan perdedor. Más de 6 millones de venezolanos que se vieron obligados a salir de su país en los últimos años miran con atención lo que pudiera ocurrir para retornar a su amada patria.
El presidente Santiago Peña señaló que Paraguay aboga por la transparencia y que se muestren las actas electorales de Venezuela. “Estamos todos reclamando y queriendo saber la verdad. Estamos todos pidiendo que se vean las actas, que se demuestren”, manifestó el mandatario.
Por su lado, el papa Francisco, en la homilía del Ángelus del último domingo, llamó a los venezolanos a buscar la verdad y a evitar la violencia en medio de las denuncias de fraude en la reelección de Maduro.
La Unión Europea (UE) emitió un comunicado en que dice que el organismo electoral venezolano no ha publicado las actas de votación, y que no se puede reconocer los resultados dados a conocer por el gobierno chavista sin las evidencias documentales correspondientes. También expresó su preocupación por las persecuciones del Gobierno a los sectores de la oposición.
El Gobierno de los Estado Unidos ha sido el más contundente al reconocer el jueves 1 de agosto al opositor Edmundo González Urrutia como ganador de las elecciones de Venezuela. “Está claro para Estados Unidos y, más importante aún, para el pueblo venezolano que González Urrutia obtuvo la mayor cantidad de votos en las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio”, dice el comunicado del secretario de Estado Antony Blinken.
En nombre de la democracia y por respeto a las leyes, Maduro y sus seguidores están obligados a aceptar el resultado de las urnas.