Con la incautación de grandes cantidades de estupefacientes, como cocaína y marihuana, en los últimos tiempos los organis­mos especializados de nuestro país están dando golpes nunca antes vistos al tráfico de drogas. No solo por las pérdidas multi­millonarias que ocasionan, sino por la lec­ción de que por aquí ya no se puede pasar de manera impune, como muchas veces ocurría. Y muestran al mundo la voluntad política del Gobierno nacional de repri­mir las acciones de los delincuentes y de acabar con ese delito que, por lamentables hechos acaecidos en el pasado, han con­taminado la imagen de nuestro país en el mundo. Es bueno que sepan que por Para­guay ya no se puede pasar drogas, porque serán capturadas y sus responsables serán perseguidos para ser castigados como corresponde.

No está demás destacar que la droga con­fiscada recientemente en el puerto de Caacupemí antes de salir rumbo a Bél­gica es la de mayor valor económico que se recuerde. Por eso el hecho debe resaltarse como uno de los mayores triunfos contra el delito en la historia del país, algo que no se ha evaluado todavía suficientemente en los medios ni se ha pesado con rigor en el área política a la hora de valorar con equi­dad lo acontecido.

Los organismos especializados seña­lan que los 4.013 kilos de cocaína captu­rada por la Secretaría Nacional Antidro­gas (Senad) y la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) están coti­zados en 240 millones de dólares, que en guaraníes representan 1 billón 750.000 millones, una suma tan elevada con la que podrían adquirirse nada menos que 12 mil automóviles al precio de 20 mil dólares cada uno.

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La cifra es descomunal desde el punto de vista financiero, y revela el extraordinario poder económico de los delincuentes que son capaces de producir y transportar una mercadería de tanta cotización. Y lo peor, que por la falta de control que había ante­riormente debido a las deficiencias de las autoridades del gobierno de Abdo Benítez, existía la probabilidad de que saliera del país como una exportación normal hasta alcanzar los puertos de ultramar. Como ha ocurrido en varias ocasiones, cuando se llegó a descubrir la mercadería ilícita en la lejana Europa o hasta en el Uruguay.

Por eso hay que destacar lo mencionado por el titular de la Senad, Jalil Rachid, quien reconoció que la gente está expec­tante ante lo que está sucediendo ahora porque anteriormente no existía un con­trol del tráfico de cocaína ni de marihuana entre las mercaderías de exportación legal. “Hoy hay una demostración real con voluntad política de que se quiere frenar esto y los números hablan de eso”, resaltó el secretario de Estado.

“En cuanto a la cocaína, antes salía de acá y llegaba a puertos del extranjero. Noso­tros ya empezamos a hacer algo y estamos redoblando los esfuerzos y controles para que por lo menos eso lo incautemos acá. Es muy ambiciosa la apuesta del presidente. Él es muy exigente”, manifestó Rachid en un programa periodístico del grupo GEN/Nación Media.

La tarea que están realizando los orga­nismos especializados en la incautación de drogas y la detección del tráfico está dando excelentes resultados. La fórmula para continuar con éxito en ese camino es intensificar los trabajos de inteligencia con la intervención de más instituciones y ampliando el esfuerzo en áreas hasta ahora no bien exploradas. Si hasta ahora los grandes responsables del tráfico de drogas están ocultos es porque todavía no se ha logrado captar las actividades de los delincuentes que están cubiertos detrás de empresas aparentemente legales y que no hacen visible su verdadero rostro delictivo.

Pero si el trabajo de la Senad se hace en colaboración cercana con la Dirección de Ingresos Tributarios, los fiscales del crimen y efectivos de la Policía Nacio­nal, en poco tiempo se podrán ir consi­guiendo informaciones de gran valor, y habrá mejores resultados en la lucha con­tra el crimen, como ya está ocurriendo en la actualidad si se compara con años ante­riores.

Lo importante es hacer por todos los medios el camino más difícil a los delin­cuentes para que nuestro país ya no sea un terreno fértil para ellos. Y definitivamente se pueda derrotar en forma definitiva el delito en nuestro suelo con la acción de las autoridades y el apoyo de los ciudadanos.

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