La reducción de impuestos en todas partes y en cual­quier época significa de una u otra manera efectos de alivio y apoyo para la economía de la gente. Solo este hecho al que se podrían agregar otros es un motivo de mención porque los resultados de esta medida expresan un sentido correcto en la comprensión de los intercambios que realizan las per­sonas y las empresas en los merca­dos, en este caso, el relacionado con el ámbito internacional.

Cuando un gobierno en el ejerci­cio del poder público se decide a reducir la presión que ejercen los tributos y los trámites en general, dichas medidas deben ser cataloga­das fuera de toda duda como las que son: sensatas y correctas en procura de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía.

En este caso concreto nos referimos al reciente Decreto 2063 firmado por el Poder Ejecutivo por cual se establece un nuevo Régimen de Turismo de Compras (RTC), para la importación de determinados bie­nes y su comercialización.

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Se pretende de este modo incenti­var el turismo de compra así como formalizar la economía de fron­tera con el Brasil. Como efecto inmediato, esta medida elevará la competitividad en el sector e incentivará a que los comprado­res extranjeros puedan realizar más compras con menos trámites y burocracia.

Este cambio en el sector turístico se pone en ejecución con la reduc­ción del impuesto al valor agregado (IVA) al 1,25 por ciento en la tasa efectiva a cobrarse a partir de ahora a lo que se agrega la disminución de las tasas aeroportuarias para las importaciones de productos.

Todo ello significa promover la competitividad, entendida e sta última como la capacidad de comer­cializar productos con la misma calidad a un precio inferior al que lo hacen otros oferentes, en este caso los países con los que comercia nuestro país para satisfacer final­mente a los compradores.

La aplicación de la competitivi­dad en el ámbito de las relaciones comerciales implica que un país tiene la capacidad de participar en los mercados internacionales con muchas más posibilidades de éxi­tos que si no se dieran las medidas antes citadas por parte del Ejecu­tivo.

En el terreno del régimen de turismo con el Brasil es –la reduc­ción del IVA del 1,50 al 1,25 por ciento junto con la reducción de las tasas aeroportuarias– logrará importantes ahorros en los cos­tos operativos, siendo por tanto una decisión correcta y sensata por parte del Gobierno encabezado por el presidente Santiago Peña.

Es de subrayarse como relevante que con la reducción de las tasas aeroportuarias ya no será necesario el traslado de los productos que vie­nen del exterior desde los aeropuer­tos hasta otros puertos para llevar a cabo en estos lugares los despachos aduaneros correspondientes.

Bajar impuestos al turismo así como terminar con trámites muchas veces engorrosos son una señal positiva que estamos seguros serán beneficiosos para el comer­cio interno como externo de nues­tro país.

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