Uno de los proyectos más importantes encarados por el Gobierno es proporcionar viviendas a los que no las tie­nen mediante programas para los diversos sectores sociales. Uno de ellos es el deno­minado Che Róga Porã, que aparte de ser una gran novedad, tiene la particularidad de que va dirigido a aquellas personas que tienen bajos ingresos y que pueden finan­ciar sus casas con sus propios recursos. No están pendientes de regalías especia­les de fondos del Estado, sino de un sistema de crédito muy novedoso con baja tasa de interés. La participación del sector privado es una de las particularidades de este plan que puede alcanzar gran dinamismo.

Lo que se pretende es que con el mismo importe que cuesta el alquiler de una vivienda las familias puedan financiar la construcción de la casa propia. Por eso los plazos son largos y las tasas de inte­rés están entre las más bajas del sistema financiero nacional. La coordinación del programa está a cargo del Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) y el financiamiento correrá por cuenta de otro organismo estatal, la Agencia Finan­ciera de Desarrollo (AFD).

Los interesados pueden ingresar a la pla­taforma digital oficial para informarse. La página es www.cherogapora.gov.py, donde podrán conocer los detalles de los 16 pro­yectos inmobiliarios que se disponen actualmente, donde están en oferta 535 viviendas. En la actualidad el proyecto cuenta con la participación de 20 entida­des financieras, con una tasa de interés realmente conveniente: 6,5 % anual, a un plazo bien extendido, que puede llegar a 30 años.

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En el Ministerio de Urbanismo expli­caron que a medida que se vayan apro­bando más proyectos de vivienda se irán sumando más ofertas para que los intere­sados vayan eligiendo según sus requeri­mientos. Aparte de la página digital en que está la plataforma, las personas que quie­ran informarse pueden concurrir en forma presencial a la sede del MUVH, en Maris­cal López y Brasil, donde podrán ser ase­soradas e iniciar las gestiones para postu­larse a los proyectos.

Para evaluar la trascendencia del pro­grama de viviendas que ha lanzado el Gobierno hay que tener en cuenta que un gran porcentaje de habitantes de nuestro país no tiene condiciones ni facilidades para contratar un préstamo en el sistema financiero convencional para pagar su casa propia. Esto debido a las normas habitua­les del mercado de finanzas del país, que en algunos capítulos tiene mucha rigidez.

El ministro de Urbanismo, Juan Car­los Baruja, señaló que apenas el 0,7 % de la población paraguaya está pagando ahora por un préstamo para la vivienda. Ni siquiera el 1,0 %. Eso debido principal­mente a que las condiciones existentes hasta el presente no eran favorables, sea por los altos intereses y otras exigencias contractuales.

Con Che Róga Porã cambian diametral­mente las condiciones y hasta los asalaria­dos pobres podrán adquirir un préstamo para construir su vivienda. Deberán ani­marse a asumir un compromiso que ten­drá las ventajas que no existen en otro sec­tor de las finanzas.

En ese sentido, este programa encarado por el gobierno de Santiago Peña es total­mente revolucionario, porque rompe los esquemas existentes para dar facilidades a los tomadores de crédito. Requerirá un trabajo muy delicado, que cuide los deta­lles más minuciosos de un sistema que nunca ha apuntado a los más pobres. Es una apuesta de extraordinario valor social y económico, que tendrá una gran tras­cendencia en la sociedad paraguaya cuyos usos financieros nunca estuvieron pensa­dos para los que ganan algunos pocos sala­rios mínimos.

Los organismos estatales que tienen que llevar adelante este novedoso programa requerirán la realización de un gran tra­bajo de promoción publicitaria e incluso propagandística, en el sentido político de la palabra. Tendrán que divulgar suficiente­mente la información tratando de empujar a una determinada manera de actuar para que los necesitados de hacerse de una casa aprovechen las oportunidades que se han creado. La tarea no será fácil, por lo que se deberá buscar la ayuda de las organizacio­nes que apoyan a los sectores de menores recursos, los sindicatos de trabajadores, las agrupaciones sociales de ayuda mutua e incluso entidades religiosas que trabajan con los pobres.

Es un desafío importante para el Gobierno, pero también una apuesta de grandísimo valor para la sociedad para­guaya que requiere más oportunidades para conseguir la justicia social.

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