¡Lo que desde hace mucho tiempo se pen­saba era imposible, ahora se ha logrado! Desde la puesta en marcha del reciente Acuerdo con el Brasil se consiguió, entre otros logros, la venta del excedente de ener­gía eléctrica a comercializadoras de aquel país mediante el marco jurídico del concurso públi­co-privado de precios.Y no solo se venderá nuestra energía al lado brasileño desde la represa de Acaray. También y pronto se hará hacia otros paí­ses desde las binacionales Itaipú y Yacyretá.

Esto que parecía un discurso elec­toral se convirtió ahora en un hecho que merece ser elogiado no solo por los paraguayos, sino tam­bién es un avance en la integra­ción energética de la región.

En efecto, el Mercado Común del Sur (Mercosur) –y como correc­tamente sostuvo días atrás el pre­sidente Santiago Peña– tiene que convertirse en una plataforma para exportar todavía más nues­tros productos, así también para radicar inversiones desde extra­zona.

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Es precisamente lo que Paraguay ya pone en práctica. En atención a las claras reglas de juego esta­blecidas en el concurso para ven­der nuestro excedente de energía eléctrica a precios de mercado, numerosas comercializadoras extranjeras ven con buenos ojos esta iniciativa paraguaya. Esto es histórico. Es la primera vez que nuestro país venderá energía por medio de la Administración Nacional de Electricidad (Ande).

Es de felicitar en tal sentido a la Ande y a sus autoridades puesto que un proceso de licitación con características especiales como ocurre en el mercado eléctrico debe contener las máximas exi­gencias de transparencia para que tal acuerdo de compra-venta se realice.

La confianza lograda hacia los rigurosos requerimientos de comercializadoras en el sector es una muestra de que estamos ingresando a un nuevo tipo de actividad que como todo negocio necesita de partes comprometidas en el cumplimiento de lo pactado.

En el caso concreto de esta pri­mera licitación, es de mencionarse que la misma se realiza sin inter­mediarios, siendo el primer con­trato de venta de la energía gene­rada en la central hidroeléctrica de Acaray por un plazo mínimo de un año.

Estamos, sin duda, ante un logro que abre nuevas y numerosas opor­tunidades que impactarán sobre el crecimiento de nuestra economía. Con la venta de nuestro excedente de energía eléctrica se dispondrán de recursos sin apelar al endeuda­miento para hacer mejoras en el área de la distribución de la elec­tricidad en el territorio nacional, como también es una manera de hacernos conocer como país res­ponsable y serio para atraer inver­siones y se creen empleos para nuestros compatriotas.

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