El presidente Santiago Peña, en su reciente primer informe de gestión al Congreso desde su asunción al frente del Poder Ejecutivo, presentó los cinco pilares de su gobierno, a saber: seguridad y defensa, crecimiento económico, educación, salud y Paraguay social para todos.

Al inicio de su mensaje el primer mandatario dijo “no vengo a pintar aquí un país de maravillas”, expresión que consideramos debe ser valorada debido a que por lo general los gobernantes tienden a sobrevalorar sus propios egos sin consideración a la realidad.

Santiago Peña fue distinto. Sabe que la tarea que tiene por hacer y que apenas se inicia es enorme y requiere del concurso de todos, no solo desde su gestión, sino del acompañamiento del Congreso, razón por la que congratuló a los legisladores por acompañar lo que es mejor para el país y no solo para un sector.

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“Créanme que ese Paraguay que todos soñamos es posible, con calidad de vida e igualdad de oportunidades para también ser protagonistas en el ámbito internacional”, sostuvo el presidente Peña. Y es precisamente ahí donde la economía ocupa un rol preponderante, pues no habrá mejor educación, ni salud ni seguridad y tampoco defensa sin una economía fuerte basada en un crecimiento sólido y sostenible en el tiempo.

“La mejor política social es el crecimiento económico con instituciones sólidas”, siguió diciendo el primer mandatario, mostrando que la gestión no se hace solo con declamaciones, sino con hechos concretos.

Al respecto, y lo siguiente no se puede dejar de decir porque sería desconocer nuestra realidad, los hechos prueban que nuestra economía venía con problemas, resultado de una política equivocada por parte del gobierno anterior que fue dejando de lado la importancia de mantener la estabilidad monetaria y la sostenibilidad fiscal.

En efecto, el gobierno del señor Abdo Benítez se preocupó por lo visto en demasía por perseguir a sus propios correligionarios y en especial a una sola persona, relegando lo fundamental como lo referido a la salud de las finanzas públicas.

El país de ese modo entró en una senda peligrosa dejando de lado la importancia de una inflación de un solo dígito, lo que junto con el despilfarro del dinero público acaecido en el gobierno anterior terminaron por afectar los precios de los productos de la canasta familiar.

Además, y si aquello ya no fuera suficiente, se estropeó el control del déficit fiscal causando un proceso inflacionario que terminó dañando los bolsillos de la ciudadanía y en especial de las familias con ingresos basados en jornales diarios.

Al respecto, el presidente Peña no retaceó en su objetivo de poner nuevamente la casa en orden. Y lo está haciendo. Hoy, con apenas un año en el Gobierno, la inflación empieza a bajar y el déficit fiscal se ha controlado para volver en poco tiempo al 1,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Y no solo eso, el primer mandatario remitió un proyecto de ley luego de 30 años de democracia para proteger los ahorros de la gente mediante la Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones. Igualmente, se ha reducido el riesgo país, se está a un peldaño de conseguir el grado de inversión y se inicia el proceso de titulación de tierras con trámites registrales menos burocráticos, todo lo cual y entre otras medidas, hará que nuestra economía crezca en este año al 3,8 % del producto, la mayor en Sudamérica.

Etiquetas: #editorial

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