La 54.ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realiza en nuestro país es el escenario adecuado para señalar los principales problemas que afectan a las naciones, como la violencia, el narcotráfico, la inseguridad y sus posibles soluciones. El Paraguay ha resaltado que la democracia es el arma más adecuada contra esos terribles flagelos.

En una situación política y social signada por la violencia con alta prevalencia del crimen organizado y el delito transnacional no hay duda posible. Hay que luchar con todos los instrumentos posibles contra ese mal para impedir que se siga extendiendo y así poder encontrar la solución más adecuada. Para ello es necesario identificar bien al enemigo, definir con precisión el problema, a fin de realizar el abordaje necesario en forma adecuada y no eludir el desafío.

Eso es lo que ha hecho el presidente de la República, Santiago Peña, en su discurso inaugural en la asamblea de la OEA, cuando enfatizó que la democracia es la herramienta adecuada para combatir esos desafíos que tiene actualmente la sociedad internacional. La acertada definición parecía más oportuna aún en momentos en que se conocía el insólito intento de golpe de estado militar en la vecina Bolivia, que se frustró rápidamente.

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El mandatario enfatizó la importancia de que en la asamblea del organismo continental se abordara el asunto de la seguridad como algo fundamental para la vida y el desarrollo de las naciones, porque el crimen transfronterizo, el narcotráfico, el terrorismo y las organizaciones delictivas están poniendo en jaque a los países.

Aunque en nuestro continente no existen actualmente conflictos bélicos entre las naciones, esto no significa que no haya desafíos en materia de seguridad, según el presidente, ya que el crimen organizado transnacional es cada vez más acuciante, amenaza las fronteras, por lo que toda la ciudadanía sufre las consecuencias de su presencia activa en el seno de los países.

Resaltó que en este enfrentamiento la democracia es la mejor arma existente, ya que la forma de luchar contra esto no es con el autoritarismo, sino con las instituciones legales. “No es cierto que la democracia no esté a la altura o que es floja ante estas amenazas. La democracia fortalecida es la única respuesta posible”, sentenció.

Explicó que la seguridad como tal no es un valor o un objetivo más entre otros, sino la piedra angular sobre la cual se construye la convivencia civilizada. “Sin seguridad no hay vida humana decente posible. La inseguridad socava las bases de nuestra democracia al erosionar la confianza de los ciudadanos en las instituciones destinadas a protegerlos”, manifestó ante los representantes de los países del continente.

El secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, afirmó que la violencia y la inseguridad están estrictamente ligadas al crimen organizado, que están vinculadas al narcotráfico, la trata de personas, el tráfico de armas, y que actualmente son la principal amenaza a la democracia de la región. Reconoció que esas formas de violencia golpean en el día a día, al igual que la desigualdad, la inequidad, la pobreza, que son también formas de violencia crueles pero silenciosas.

Por eso es oportuno y muy necesario abordar el tema de que la vida democrática es la mejor fórmula para encarar la lucha contra la violencia y el crimen internacional y así poder alcanzar el desarrollo en nuestros países, como ha propuesto el presidente Santiago Peña a los delegados de las demás naciones. Lo cual significa que hay que fortalecerla y consolidarla de manera constante a través del funcionamiento adecuado de las instituciones y organismos existentes.

Esto es muy válido y necesario también para nuestro país en momentos en que desde ciertos sectores políticos retardatarios se quiere cuestionar el funcionamiento de algunas dependencias del Estado porque no responden a sus apetencias sectoriales. Los grandes intereses de la nación paraguaya, su defensa y su desarrollo están y deben estar siempre, en primer lugar, por encima de cualquier otro asunto de segundo orden. Por ello, la lucha contra el crimen y el delito, en defensa de la seguridad del país, debe tener el apoyo incondicional y firme de toda la ciudadanía, sin discusión de ninguna laya.

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