Una oposición que irradia desunión y desarticulación sin un solo proyecto político de impacto social en su haber está en el triste papel de buscar la quinta pata al gato, como se dice comúnmente. Desde que asumió el gobierno actual, como método de supervivencia, se abocaron a una campaña de descrédito de las gestiones de la administración estatal, sin importar que los obstáculos instiguen al caos, la desinformación y perjuicio para los intereses de la colectividad.
Lamentablemente la oposición sobrevive con los conflictos de corta duración que puedan generar, lejos de honrar los pocos cupos que continúan teniendo principalmente en el Congreso Nacional con el voto de la gente. Llama la atención que este perfil bélico no desarrollaron en el gobierno anterior y fueron 5 años de paz y amor con el mandamás de turno que parecía ser uno de sus filas.
Denuncian dictadura cuando son ellos los que con una ridícula incoherencia se revelan contra la democracia, esa democracia de la mayoría que eligió de manera contundente a sus autoridades en las urnas.
Puede que sea adrede o no se dan cuenta de que además de hundir cada vez más a sus respectivos partidos políticos están haciendo un daño tremendo con la persecución a prometedores proyectos como es Hambre Cero, que es la reciente arremetida que gestaron en el ímpetu de hacer fracasar al Gobierno. Una posición firme, coherente, con proyección fortalece la democracia, nos conviene a todos; esta situación está lejos de la realidad en estos momentos.
La ciudadanía está harta de los proyectos que resultaron fallidos a causa de la corrupción que aprovecha lagunas legales, administrativas como es el caso de la merienda escolar y la ejecución de alimentación escolar a través del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide).
Hambre Cero es un proyecto que promete cobertura y calidad, deudas pendientes en el servicio de alimentación en las escuelas. Es inaceptable que políticos maquiavélicos hayan metido cizaña con el tema presupuestario y los derechos estudiantiles para chantajear a un gobierno que intenta rescatar el país del destrozo, con el solo hecho de incidentar y ganar protagonismo.
Oportunistas mediáticos habían empezado la serie de ataques con la Ley de Superintendencia de Jubilaciones, una norma que se tornaba impostergable si se busca proteger los ahorros de los trabajadores. Detrás de esta iniciativa que muchos de los que se habían opuesto incluso han reconocido que es necesaria para el control y las garantías de los fondos se agruparon para confundir y generar enfrentamientos sin importarles la exposición de los trabajadores.
En medio de las crisis y los continuos debates que en ocasiones obligaba a frenos y reguladas que fueron utilizados para instalar la palabra santa de la “reculada”, término que se diluía al aclararse las campañas de confusión.
Otro frente se subió al carro de la campaña antinepo. La improvisación y el odio son extraordinarios que ni se miran al espejo, menos a sus aliados para intentar direccionar la crítica hacia sus adversarios. Una ley de carrera civil está en tratativas en la búsqueda de una solución a este mal de todos los partidos y de todos los tiempos.
La oposición no tiene norte, perspectivas y proyectos políticos tangibles. Una de las senadoras del Partido Liberal reconoció semanas atrás diciendo que van a volver a perder en el 2028 y de hecho es un vaticinio no muy difícil ni complejo.
Urgen líderes que cure la miopía en los diferentes grupos de la oposición para mirar y ver la realidad del país y las soluciones que se requieren. No basta solo con que sean oposición porque se oponen, sino por la visión y misión con las que puedan lograr contrarrestar las equivocaciones que puedan llegar a haber en este, como en todos los gobiernos de sus adversarios.
El país merece una oposición más eficiente que el rol de