Ante la agudización de los casos de incendios forestales y de pastizales rurales en distintos puntos del país, que con la ola de calor provocan situaciones de alto riesgo, el Gobierno creó una mesa de trabajo para encarar la lucha contra estas adversidades. El Poder Ejecutivo ha reunido a directivos de varias dependencias estatales que coordinarán el trabajo para enfrentar la situación. Porque el Estado está convencido de que hay que actuar con firmeza y uniendo todo tipo de fuerzas para poder obtener buenos resultados, ya que no se puede esperar que solo el sector privado actúe en forma solitaria.
Representantes de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), del Ministerio de Defensa, del Instituto Forestal Nacional (Infona), de la Ande y de organizaciones privadas, como el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay (CBVP) integraron una entidad de trabajo para encarar el problema ocasionado por las quemas de bosques y de pastizales que se han multiplicado peligrosamente en los últimos meses. La mesa coordinadora de la lucha contra incendios administrará los trabajos del área, el uso de recursos para ayudar a los bomberos, como combustibles para vehículos de trabajo y para el transporte de agua para luchar contra los siniestros.
Con cada incendio forestal que se debe encarar se tiene como mínimo un trabajo de 24 horas, en el caso de extensiones pequeñas. Pero cuando son de grandes dimensiones, el drama es muy grave, como el caso ocurrido recientemente a la altura del kilómetro 140 de la Transchaco donde solo después de dos semanas de tarea pudieron contener el fuego.
Para formarse una idea de la dimensión del problema, hay que tener en cuenta que solo en lo que va de enero a marzo de este año ya se han reportado más de 50.000 hectáreas destruidas por los incendios de campos y bosques en todo el país. Un especialista del tema señaló que lo más preocupante es que en lo que va de este 2024 ya se tuvieron más incendios que en todo el 2023. No se puede atribuir esta cantidad de fuego al excesivo calor de la temporada estival, ya que suelen ser provocado especialmente por la actividad humana ya sea intencional o involuntariamente. Aparte de apagar el siniestro, el trabajo más importante consiste principalmente en crear conciencia en las personas para prevenir este tipo de desastres.
Los incendios suelen iniciarse por colillas de cigarrillos tiradas, quemas de pastizal y de basuras realizadas por los imprudentes. Y también por el fuego que encienden en los montes algunas parcialidades indígenas para la obtención de miel de abeja, de acuerdo con la versión de los especialistas en la materia. Lo que agrava aún más la situación es que las quemazones no solo afectan a la fauna y a la flora sino también a muchas viviendas de familias.
Además de la lucha contra el fuego, los organismos especializados deben encarar un fuerte trabajo para crear un alto nivel de conciencia en las personas sobre el peligro de tirar cigarrillos, encender fogatas para las basuras u otros propósitos. Incluso se deben establecer castigos especiales a los que provocan incendios con su actuar culposo o inconsciente. En esta materia se debe realizar una campaña nacional para formar conciencia sobre el peligro que ocasiona el fuego para lograr que disminuyan y no se provoquen quemazones voluntarias o involuntarias. Para ello hay que utilizar las instituciones educativas formales, los organismos públicos estatales y municipales, además de las entidades ciudadanas de diversas actividades. Los medios de comunicación social, que tienen un gran poder para llegar a la gente, tendrían que encarar programas sobre el tema para hacer que vaya creciendo la conciencia contra el fuego.
Porque si no se pone un oportuno freno a lo que está ocurriendo, la situación puede ir empeorando. Si en tres meses se incendiaron más hectáreas de montes que en todo el año pasado, no se puede ser muy optimista y esperar que mejore la situación si no existe una campaña bien hecha contra este tipo de adversidad. Hay que considerar que el mejor remedio que existe contra los incendios no es el agua de los bomberos, sino la conciencia de no provocarlos y de impedirlos por todos los medios.