Asumido el poder administrador del Estado, el Ejecutivo, encabezado por el presidente Santiago Peña, se hizo cargo de una economía delicada con un serio problema de sostenibilidad fiscal. Lamentablemente el gobierno anterior, encabezado por el entonces presidente Mario Abdo Benitez, no se mostró sincero con los números que arrojaban las cuentas de ingresos y egresos, específicamente el referido al déficit fiscal que supuestamente ascendía al 3 por ciento con relación al producto interno bruto (PIB).
Como bien sostuvo en aquel entonces el ahora ministro de Economía, Carlos Fernández Valdovinos, “el déficit fiscal del 3 por ciento es mentiroso” debido a la deuda pendiente con las contratistas y farmacéuticas en un monto superior de USD 500 millones, suma que no estaba siendo contabilizada por el gobierno de entonces.
El objetivo de ordenar y balancear las cuentas para el presidente Peña se volvió una prioridad, al punto que el déficit del 5 por ciento del año pasado a la fecha ha disminuido al 3,5 por ciento en relación al PIB.
En el presente, el gasto total del Estado registra una disminución de casi el 10 por ciento tomado como plazo el periodo interanual, a lo que se suma la dinámica de los ingresos totales con una variación también interanual positiva del 20 por ciento.
De este modo, el Gobierno viene cumpliendo de manera responsable y concreta uno de sus desafíos luego de hacerse cargo del poder administrador del Estado, lo que implica que las finanzas se encuentran en la senda de convergencia fiscal.
Esta situación no es menor en Paraguay ni en cualquier otro lugar del mundo. Significa que el Gobierno está atento en llevar a cabo con acciones concretas sus promesas electorales a más de no buscar excusas al momento de enfrentar los desafíos.
Es de destacarse esta situación. Más allá de los grandes números macroeconómicos, en realidad la corrección de aquel déficit mentiroso que mostraba el gobierno de Abdo Benítez hoy está a la baja para beneficio de la población.
La administración de la hacienda pública, al respecto, enseña que cuando se presentan gastos mayores a los ingresos en un periodo determinado, pues entonces quiere decir que estamos frente a lo que se llama déficit fiscal.
Por las medidas de mejoramiento en la calidad del gasto público es que ahora viene bajando el déficit y, a su vez, esto explica la insistencia del gobierno actual en presentar al Congreso su proyecto hoy día aprobado como Ley de Superintendencia de Pensiones y Jubilaciones.
Esta institución es reguladora de las entidades públicas y privadas que para su creación contó con los votos de valientes senadores y diputados que no se dejaron llevar por los privilegios defendidos por parte de ciertos sindicatos, gremios y partidos políticos de la oposición.
Ninguna iniciativa legislativa como la del Ejecutivo puede ser más importante para la población que la de restablecer las reglas fiscales para contener el déficit, la deuda y el gasto corriente del Estado. Las reglas fiscales son saludables para las finanzas y resultan beneficiosas al bolsillo de los contribuyentes. De las finanzas sanas no solo dependen la macroeconomía, sino la microeconomía, aquella que se ve todos los días en la calle, en las empresas y en los hogares.
De hecho, sin la puesta en marcha mediante la decidida acción del gobierno actual en defender las reglas fiscales como la Ley de Responsabilidad Fiscal aprobada en el año 2013 durante el gobierno del presidente Horacio Cartes, en el presente no tendríamos la calificación de grado de inversión al cual estamos llegando como país.