Para que la alimentación escolar diseñada por el Gobierno se cumpla en las instituciones educativas, apenas comenzado el año lectivo, el proyecto de ley correspondiente tendría que tratarse rápidamente en las cámaras legislativas antes del inicio del periodo ordinario, el 1 de marzo, en sesiones extraordinarias. De ese modo la revolucionaria idea de alimentar a 1.300.000 alumnos se podrá ir concretando con mayor rapidez para favorecer a los niños del país. Cualquier tardanza perjudicará a miles de chicos que necesitan ser mejor alimentados para garantizar su rendimiento escolar. Las clases comenzarán en las instituciones estatales el 23 de febrero.
Para poner en marcha con rapidez el programa “Hambre cero” proclamado por el presidente de la República nada mejor que practicar la burocracia cero en todas las instancias, tanto en el Congreso, en el Ministerio de Educación y Ciencias, como en las gobernaciones e intendencias municipales de todo el país. Todo el tiempo que se aguarde seguirá vigente el sistema actual que solo permite alimentar al 15 % de los niños de las instituciones educativas de la nación, hecho que constituye una situación vergonzosa que no tiene que continuar.
Para que se tenga una idea exacta del sistema actual que se quiere acabar, hay que señalar que de los 180 días hábiles en que se desarrollan las clases, el Fonacide solo cubre 40 días para la alimentación. Las 140 jornadas restantes los alimentos brillan por su ausencia y los niños ven frustradas sus ganas de comer de manera adecuada. Esos días sin comida son una situación vergonzosa que no se puede seguir permitiendo. No hay que admitir ningún pretexto político, burocrático ni de ninguna laya que siga hambreando a los niños del país.
Esto lo deben comprender los funcionarios involucrados en el tema, como los gobernadores de los departamentos del país y los intendentes municipales de todos los municipios, muchos de los cuales han manifestado públicamente su oposición al proyecto. Y no lo han hecho por el noble sentimiento de apoyar a los niños, sino por el egoísmo de que ya no tendrán la plata que recibían y que muchos administraban de una manera impropia. “Prácticamente del 25 % va a llegar al 70 % de cobertura”, manifestó el gobernador de Itapúa, Javier Pereira.
Por su lado, el intendente de Caacupé, Diego Riveros, manifestó su satisfacción por la medida del Gobierno: “‘Hambre cero’ es un proyecto que nos pone muy contentos y es lo que nosotros esperábamos hace rato como intendentes”. Y agregó: “Qué paraguayo no va a estar de acuerdo con que en las instituciones educativas se pueda entregar la alimentación escolar los 180 días calendario”, afirmó.
El ministro de Educación y Ciencias, Luis Ramírez, explicó que para la elaboración del proyecto se estudiaron normas que regulan la alimentación escolar de varios países y, junto con gobernadores e intendentes, analizaron la experiencia exitosa de Brasil y Portugal, que se buscará aplicar aquí. Para ello se creará el Fondo Nacional de Alimentación Escolar (Fonae) y se eliminará el Fonacide.
El plan estatal de llegar a todos los estudiantes con la alimentación que corresponde tiene que tener el apoyo ferviente de toda la ciudadanía, y en especial de los políticos y funcionarios, que están para servir al país y a quienes se les paga para ello. Una actividad tan noble como darles de comer adecuadamente a los más chicos y débiles de nuestra sociedad no merece el reparo de nadie, bajo ningún pretexto, como lamentablemente está ocurriendo en algunos casos.
El proyecto del Ejecutivo tiene que recibir la colaboración activa de las clases políticas que asumieron la responsabilidad de conducir el país. Y eso debe suceder para que nunca más un niño asista a la escuela con el estómago vacío y el alma dolorida.