El Gobierno nacional presentó al público el proyecto de ley deno­minado “Hambre cero en las escuelas y el sistema educativo”, con el que busca que la educación para­guaya pegue un salto cualitativo para mejo­rar la formación de niños y jóvenes del país. Como toda propuesta de disposición legal, deberá ser estudiada en el Congreso nacio­nal, donde se espera que diputados y sena­dores den el visto bueno para que luego se pueda aplicar en las escuelas dependientes del Estado como una norma legal.

La revolucionaria propuesta pretende que todos los escolares y estudiantes del Para­guay reciban los productos alimenticios que otorga el Gobierno para la buena alimen­tación, que ayudarán significativamente al rendimiento educativo de los chicos.

“El proyecto Hambre cero en nuestras escuelas y el sistema educativo surge de un profundo compromiso con nuestra nación y una plena conciencia de que la educación no solo es un bien público esen­cial, sino también un derecho fundamen­tal de todos los paraguayos”, explicó el presidente Santiago Peña, en el acto que se llevó a cabo en el Palacio de López.

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Con el texto que se estudiará en las cámaras legislativas se crean dos enti­dades que tendrán suma importancia: el Fondo Nacional de Alimentación Escolar (Fonae) y el Consejo Nacional de Educa­ción. El Fonae se encargará de centrali­zar y controlar los recursos destinados a la adquisición y distribución de la alimenta­ción escolar con los que se pretende llegar al 100 % de las instituciones educativas estatales. En tanto que el Consejo tendrá a su cargo la aprobación del presupuesto del fondo nacional y también deberá contro­lar la aplicación de los recursos destina­dos a la provisión de los alimentos.

Con el Fonae se va a reemplazar al Fona­cide, la entidad que en más de una década no ha logrado que llegaran los alimentos a más de 200.000 de los 1.300.000 estu­diantes a quienes estaban dirigidos. En ese sentido, ha sido un fracaso que ha per­judicado seriamente a miles de menores en su desarrollo físico, intelectual y en su proceso de aprendizaje, de acuerdo con los estudios realizados. Y de paso ha permi­tido el enriquecimiento ilícito de algunos funcionarios, como gobernadores e inten­dentes de algunos departamentos y locali­dades del interior del país, que usaron los fondos destinados para la alimentación escolar en su deshonesto provecho perso­nal. Existen conocidos casos que actual­mente están en manos de la justicia penal.

Para la creación del Fonae fue decisivo el dictamen de la Contraloría General de la República, que en su informe demostró con cifras y datos que el Fonacide fue un fracaso para la alimentación escolar. Que, según el propio mandatario, no se puede aceptar que continúe.

Convertir en realidad las medidas anun­ciadas por el Gobierno llevará todavía su tiempo, porque la ley debe ser estudiada en el Congreso, donde muchos legislado­res que tienen la representación de los departamentos no querrán que los fondos que manejaban las gobernaciones locales les sean cortados. Y harán todo lo posi­ble para oponerse a la creación del Fonae, de acuerdo con el criterio de los analistas políticos. Apenas se conoció la decisión del Gobierno, comenzaron a mostrar su oposición varios intendentes municipales y gobernadores departamentales que se quedarán sin los fondos que les transfe­ría el Fonacide, que es dinero que manejan actualmente como propio.

Hay que llamar a la conciencia de los legis­ladores, los gobernadores departamenta­les y los intendentes municipales a poner por delante el interés genuino de hacer que los niños del país tengan buena ali­mentación para mejorar su rendimiento escolar. No hay que olvidar que la califi­cación de la educación paraguaya está en estos momentos entre las peores del con­tinente, entre otras causas por la escasa alimentación y el consecuente mal rendi­miento intelectual de los menores.

Los funcionarios departamentales, muni­cipales, y en especial los miembros del Congreso nacional deben adquirir con­ciencia de la importancia del proyecto Hambre cero para hacer que con su apli­cación efectiva se pueda mejorar la edu­cación paraguaya, y apoyar la mejor ali­mentación de los niños para que se pueda lograr ese objetivo.

El país está en deuda con la clase más joven de la población paraguaya, y ahora con el proyecto que se estudiará en el Con­greso tiene la oportunidad de compensar esa situación.

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