Al asumir la presidencia pro tempore del Mercosur, el presidente Santiago Peña, con referencia a insistir con las negociaciones con la Unión Euro­pea (UE) expresadas por su par del Brasil, Luis Ignacio “Lula” da Silva, respondió con una frase en guaraní: ovaléma, que traducido significa “ya es suficiente”.

El Acuerdo UE-Mercosur lleva veinte años de idas y venidas y por supuesto que resulta necesario para ambos blo­ques regionales. No obstante, existe un Reglamento 1115 de la UE que no puede ser una obligación para nuestro país por las extremas condiciones que se imponen para el ingreso de nues­tros productos de exportación. Esto es, no está bien que una exigencia como un reglamento en la UE se convierta en una ley en nuestro país y más aún cuando se estaría perjudicando desde el inicio a nuestros pequeños pro­ductores con una serie de trámites y papeleos que no se compadecen de un acuerdo de intercambio comercial.

El ovaléma es una reacción correcta que pretende dejar en claro que “segui­remos insistiendo con las negociacio­nes”, pero muchas veces “Sudamérica no es el culpable, sino los países ricos que no quieren dar concesiones”, como afirmó el presidente Peña.

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El diálogo es la base del entendimiento entre las naciones. En su asunción a la presidencia pro tempore del Mercosur, el primer mandatario agregó que “resulta necesario mirar para adentro”, refirién­dose al Mercosur de modo de potenciar nuestros relacionamientos dentro del bloque así como en las potencialidades que cada Estado miembro tiene.

Paraguay produce, por ejemplo, para más de ochenta millones de habitan­tes, siendo un país de siete millones. Esto es para hacer notar y acrecen­tar. Paraguay es líder en la región en crecimiento económico con una de las finanzas más sólidas a nivel mundial. Esto le permite posicionarse como una potencia en la región siendo referente en la estabilidad y predecibilidad de sus políticas como de hecho lo viene haciendo con el actual gobierno.

Una mayor integración y acercamiento entre los miembros y los presidentes, tal como sostiene el presidente Peña, son relevantes a la hora de tomar deci­siones correctas que promuevan un bloque de creación de más empresas y empleos mediante bajos impuestos y menos burocracia.

Mercosur es como una vidriera expuesta a la vista del mundo para entablar negociaciones y luego com­promisos para la radicación de inver­siones y el incremento de la exporta­ción de nuestros productos.

En ningún modo se trata de refu­giarnos entre nosotros como bloque regional. Implica salir al mundo para fomentar todavía más nuestros lazos comerciales con los demás países. Se trata de crear y consolidar reglas de juego para volvernos atractivos y competitivos, motivo por el cual se hace inexcusable que la casa (Merco­sur) esté ordenada y en orden para un mayor crecimiento económico sin des­medro de lo político y educativo.

El futuro del Mercosur, por ende, está en el acertado concepto del ovaléma del presidente Peña. Es fortalecernos internamente como bloque para aso­ciarnos con otros países de extrazona en igualdad de condiciones sin impo­siciones, para de ese modo contar con una mejor economía abierta, dejando de lado las recetas del intervencio­nismo estatal que tanto daño hacen a los pueblos.

Una mayor integración y acercamiento entre los miembros y los presidentes, tal como sostiene el presidente Peña, son relevantes a la hora de tomar decisiones correctas que promuevan un bloque de creación de más empresas y empleos mediante bajos impuestos y menos burocracia.

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