Tras pequeñas iniciativas contra el microtráfico de drogas y la inseguridad, consecuencia principalmente del alto consumo de estupefacientes, el Gobierno agranda su apuesta y articula un gran batallón en la lucha contra el flagelo. Este objetivo no es ni debe ser solo de quienes estén al frente de las instituciones llamadas para el combate, sino debe ser un desafío digno para toda la ciudadanía que aspira a la tranquilidad y el bienestar.

En el proyecto definitivo del combate al narcotráfico de pequeña escala y la aniquiladora drogadicción, el Gobierno lanzó en estos días una importante maratón para la cual desplegó su artillería de colaboradores e invitó a la toda la ciudadanía a colaborar.

La meta es clave para impactar contra la inseguridad y todo tipo de negocios ilícitos. El presidente de la República explicó que el programa evolucionó a partir de “Chau chespi”, que fue una iniciativa propuesta en campaña y que encaró la atención al problema de las drogas con la estrategia de inmediatez, principalmente a través de los servicios de salud pública activados en las diferentes unidades de salud familiar.

Es pertinente remarcar estos antecedentes para hacer un seguimiento a lo que se hace y está bien, además de exigir resultados que vayan creciendo positivamente. Sumar –que viene a ser una metamorfosis del programa “Chau chespi” y fortalecido por una misión que sí da muestras de querer acabar con las adicciones– está direccionado en primera instancia a reducir los 90.000 jóvenes contaminados por el consumo de drogas en el departamento Central y en Asunción, triste situación a la que se atribuyen muchos problemas sociales, principalmente la violencia y la inseguridad en las calles.

El solo hecho de que el Gobierno afronte el tema e incluya en su agenda de labores ya es un factor intimidante para quienes mueven el ilícito del narcotráfico en el país con una logística criminal que es el microtráfico que ha ingresado a los barrios, destartalando familias y frustrando el futuro de muchos jóvenes.

El anuncio oficial de Sumar reúne a 22 instituciones del Poder Ejecutivo que prevén encarar esta problemática con acciones desde diferentes frentes de modo de lograr mejores resultados. El plan cuenta con tres ejes principales: la prevención, el tratamiento o rehabilitación y el combate al tráfico de drogas a través de las fuerzas de seguridad.

Como no veíamos hace mucho tiempo en planes de Gobierno, la labor coordinada de varias instituciones que tienen mucho alcance en la atención a la problemática de las drogas resulta esperanzadora, e invita a la participación de la gente.

La ciudadanía debe ser participativa, despojarse de la apatía acoplándose a una justa y noble causa. De hecho, el programa Sumar, además de sus ejes de prevención del consumo de drogas, rehabilitación, de seguridad ciudadana y combate a los cabecillas del ilícito, incluye un sistema de denuncias que requiere de la colaboración de todos, principalmente para ayudar a seguir las huellas de los objetivos.

El plan es tan entusiasta al incluir el fomento estratégico de las actividades deportivas que tanto gustan a nuestros niños y jóvenes, pero las premuras de supervivencia limitan a muchas familias a incluir en la rutina. Este elemento es un diferencial atractivo y seguro para la meta que se plantea, sobre todo porque seguimos con secuelas de aquel encierro de dos años por la pandemia del covid. Todavía no hemos recuperado nuestras actividades como quisiéramos.

Cuantas más facilidades se den a la población para que realicen actividades deportivas y recreativas, ya sean con disponibilidades y readecuaciones de espacios, indumentarias, etc., más motivarán al sector vulnerable. Este es el momento de aprovechar las buenas energías de una ciudadanía que necesita volver a sentirse atendida, contenida por un Estado que por mucho tiempo jugó al escondite en cuestiones tan sencillas, pero tan valiosas para la autoestima.

Que se sumen los esfuerzos para reivindicar la misión contra las adicciones, es el camino más inmediato si queremos un Estado más comprometido e inclusivo para los más vulnerables.

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