El Gobierno paraguayo, encabezado por el presidente Santiago Peña, tuvo una entrevista especial con el papa Francisco, en el Vaticano. El sentido de la visita al jefe de la Iglesia católica lo explicó el presidente señalando que “su guía espiritual y compromiso con la humanidad nos inspira a construir con toda la sociedad un Paraguay más solidario y sensible a las necesidades de las personas”.
El encuentro, más allá de lo protocolar y la importancia de ser recibido por el referente espiritual más importante, tiene una gran significación política y humana para una nación de profundas raíces cristianas y para un Gobierno deseoso de hacer un Paraguay mejor para la realización de las personas.De acuerdo con los informes de la prensa vaticana, el encuentro especial entre el sumo pontífice y el primer mandatario de nuestro país duró 25 minutos. Se produjo en la Casa Santa Marta, que es la residencia especial elegida por Francisco, lejos del fastuoso palacio apostólico vaticano donde han morado en el pasado los otros pontífices. Ambos coincidieron en que se debe seguir trabajando en una buena economía, que tenga rostro humano, según explicó Peña.
El presidente paraguayo señaló al papa su interés de ser un mediador entre los presidentes de esta parte del mundo que podrían tener pensamientos diferentes para construir una cultura del encuentro. “Hoy la historia nos pide que nos concentremos en lo que nos une y no en lo que nos divide”, dijo Peña al obispo de Roma, cosa que habría valorado su interlocutor, de acuerdo con la manifestación del presidente a una agencia noticiosa.
Según Peña, “América Latina, a lo largo de los últimos 20 años, ha vivido una suerte de ideologización de las relaciones internacionales y cada país tiene su impronta, muchos han tenido movimientos pendulares de un extremo a otro”, y eso “ha hecho mucho daño”. El mandatario afirma que tiene una mirada diferente, sin encasillar a ningún presidente y se propone encontrar los puntos de coincidencia. Otro aspecto que se abordó en la charla fue “la protección ambiental, la situación de los países de la región y el compromiso por la paz entre las naciones”, además de otros asuntos, de acuerdo con lo que la agencia noticiosa dice haber informado el presidente.
Luego de la entrevista privada, Francisco recibió a los presidentes de los otros poderes del Estado de Paraguay: el titular del Legislativo, Silvio Ovelar, y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, César Diesel, además de otros altos funcionarios y de miembros de la familia presidencial.
Aunque los medios no lo hayan destacado, el lunes 27 de noviembre es una fecha histórica en que el papa Francisco recibió en el Vaticano a los presidentes de los tres poderes de la República del Paraguay, cosa no registrada hasta ahora fuera del territorio nacional.
Es preciso señalar que este hecho no es un asunto meramente anecdótico que ayudará a enriquecer las historias llamativas del país. Es un acontecimiento de relevancia, porque constituye un compromiso de las autoridades nacionales para trabajar por las buenas relaciones entre las diferentes naciones que nos rodean. Representa una promesa para construir una sociedad más dedicada a mejorar los vínculos políticos y sociales entre los países de nuestra región geográfica, desechando los conflictos de cualquier índole y promoviendo la hermandad y solidaridad, no siempre presentes en el relacionamiento político habitual.
La vocación humanista del presidente Peña se observa en su idea de hermanar a las naciones por encima de sus diferencias, poniendo por delante los intereses e ideales comunes de la fraternidad de los pueblos. Por eso no es casual que esos ideales los haya compartido con el pontífice, cuya prédica constante es terminar las luchas bélicas, pedir la paz del mundo y la concordia entre los pueblos.
Hay que reiterar que lo significativo del encuentro con el pontífice es su proyección para buscar la mejor situación de la gente. No se trata de un acto social o festivo para salir en las fotos y decir que se ha estado con el papa, sino de asumir el compromiso de trabajar por el bienestar de la mayor cantidad de individuos. Tal como se ha propuesto en los discursos.