La problemática que arrastra el servicio de transporte de pasa­jeros es una tarea difícil y com­pleja, pero no imposible. La sensibilidad que se tenga desde todos los sectores del Estado será fundamental en la adecuada atención de este sufrimiento que afecta a más de 200 mil usuarios en Asun­ción y el Área Metropolitana, número que supera ampliamente la flota existente.

Días atrás, desde la Dirección Nacional de Transporte (Dinatran) anunciaban la adquisición de 46 buses 0 km de media y larga distancia y los detalles de la inver­sión socializaban virtudes de los lujosos buses a disposición de los usuarios. La compra de la flota demandó una inversión de USD 12.500.000 y es netamente del sec­tor privado, que marca un hito en el sector del transporte público, según los reportes oficiales.

La noticia de la renovación de buses de media y larga distancia fue muy aplau­dida, pero ante todo generó con más fuerza la reiteración del clamor que se arrastra desde hace décadas sobre la necesidad de mejora en el servicio de buses de pasaje­ros, principalmente en la capital y el Área Metropolitana.

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La gente está más que hastiada de las cons­tantes reguladas, las desastrosas condi­ciones de los ómnibus, la imprudencia y el pésimo servicio del transporte, además de otras situaciones de incomodidad y de inseguridad que se padecen dentro de los mismos. Una realidad que frustra cual­quier estrategia o buenas intenciones es que la demanda sobrepasa la capacidad de la flota existente.

Se estima unos 200 mil usuarios del transporte público para una cantidad de buses que no llegan a los 2 mil. Por ello la iniciativa recientemente difundida en el rubro de media y larga distancia se torna necesaria de ser replicada más urgente­mente en el tráfico del área Central y sus alrededores.

Los expertos hablan de algunas medidas que guardan relación con la readecua­ción de la movilidad, como exclusividad de carriles, etc. Sin embargo, la renovación y el aumento de la flota son impostergables para disminuir la brecha del servicio con la demanda existente.

El hartazgo de la población ya no da tregua y es una bomba de tiempo que implica un riesgo para cualquier gobierno que tome la conducción de la República.

Se comenzaron a ver algunas intervencio­nes paliativas de entrada en este gobierno y que consisten en el refuerzo de algunos servicios mediante el impulso de la con­tinuidad de algunas líneas de transporte suspendidas gracias a algunas normativas aplicadas para la garantía en las decisio­nes. Estas son las tareas en las que tiene expectativa la ciudadanía.

Los esfuerzos y la voluntad política que se dispongan para la atención de la problemá­tica del transporte público serán notorios por los años de abandono que se tiene.

El Gobierno está buscando alternativas, opciones para avanzar hacia posibles solu­ciones. Recientemente también se anunció el acercamiento a Chile para conocer su experiencia principalmente en la imple­mentación de buses eléctricos y replicar sus buenos resultados conforme a las exi­gencias que rigen en el rubro de transporte de pasajeros.

La ministra de Obras Públicas habló de una línea precisa que siga un proceso para soluciones de fondo, no solamente de forma. En este contexto se deben analizar todos los aspectos vinculados al servicio, sea infraestructura, control y monitoreo del sistema en sí llámese billetaje electró­nico u otro.

La aspiración en soluciones profundas e integrales sin dudas es una necesidad. Sin embargo, a corto plazo requerimos otras muestras de interés en este sector tan vul­nerable de la población.

Políticas de cumplimiento en el servicio son una necesidad imperante; si no con­tamos con la infraestructura y la flota es insuficiente para el mercado, es más que lógico exigir que aquellos disponibles fun­cionen en buenas condiciones.

Los entes de control cuentan con los recursos normativos pertinentes para reivindicar un mejor servicio de buses de pasajeros. Con un poco más de protago­nismo en las calles de nuestras institucio­nes, el mensaje será más que claro con res­pecto al cumplimiento de las reglas a las que deben regirse aquellos que tienen esta actividad como rubro de negocios.

La población merece un mejor servicio de transporte público, todos los sectores del Estado deben asumir el compromiso en dirección a este objetivo.

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