Uno de los acontecimientos más importantes de los próximos días son las elecciones presidenciales del domingo venidero en la Argentina. De ellas saldrá el futuro mandatario para los cuatro años que vendrán. Aunque se trata de otra nación, con diferente perfil político y económico, que posee muchas disimilitudes con el Paraguay, lo que suceda en ella tiene y tendrá gran importancia para nuestro país. Por eso para los paraguayos no resultan nada indiferentes los comicios del 19 de noviembre en que los argentinos deberán elegir entre el actual ministro de Economía, Sergio Massa, y el político libertario derechista Javier Milei.
A primera vista, Massa podría ser barrido por su oponente, porque es el ministro con el que la inflación llegó a uno de los niveles más altos en la historia reciente, 142,7 % a octubre, en doce meses. Y porque representa el fracaso de un gobierno que llevó a la Argentina a uno de sus peores momentos, con la pobreza en algo más del 40 % de su población.
De ese modo, Milei, el economista que quiere dolarizar la economía de su país, que promete levantarlo del fango en que se encuentra con medidas drásticas, como la eliminación del Banco Central, la privatización de las empresas del Estado, la compra venta de armas y la venta de órganos, podría quedarse al frente del Poder Ejecutivo nacional.
La idea del triunfo fácil del economista es una creencia que viene desde las elecciones primarias de agosto pasado, apoyada por las encuestas iniciales. Cosa que fue drásticamente desmentida por el resultado de las elecciones del 22 de octubre pasado, donde quedó segundo, 6,7 puntos porcentuales detrás de Massa, que fue la sorpresa de la confrontación que tuvo varios candidatos.
A pesar de la aparente ventaja que podría tener el político rebelde, sobre todo por los votos de los jóvenes, nadie puede asegurar que Massa perderá en la confrontación. Como dijeron algunos argentinos reporteados por la prensa, para muchos, es mejor malo conocido que malo por conocer.
Pero al margen de las peleas electoralistas del vecino país, se impone una pregunta crucial: ¿A Paraguay quién le conviene más? ¿Massa o Milei? Porque es de suponer que cada cual tendrá una política exterior diferente.
¿Le conviene más a nuestro país que Massa, que apoyó el peaje en el río Paraná para las naves paraguayas y de otros países gobierne la Argentina? ¿O hay que esperar que el libertario, que no quiere relaciones diplomáticas con Brasil ni con China popular, sea más benigno con Paraguay? Es una de las grandes incógnitas que se imponen en este momento, porque Milei, a pesar de ser partidario del libre comercio, es impredecible, debido a sus ideas cambiantes. Y Massa, como presidente, tal vez revea algunas medidas adoptadas por el gobierno kirchnerista al que dará continuidad.
Por encima de la incógnita de quién será el nuevo mandatario, una cosa no cambiará: Argentina seguirá siendo el país peor endeudado de la región y con una situación económica muy crítica que tendrá fuertes repercusiones en su sociedad. Ni Milei ni Massa podrá hacer milagros y convertirla de la noche a la mañana en un paraíso. Los cambios que se hagan recién podrán verse con el paso de algunos años, pagando el costo económico y social que producirá dolores y desencantos a muchos.
Por suerte para nuestro país, el Gobierno Nacional tiene una visión muy clara de su relacionamiento con el gobierno que esté en Buenos Aires. Entre otras cosas, va a continuar con su reclamo de dejar libre de peajes la navegación del Paraná, como establecen las normas internacionales vigentes y exigirá la eliminación de trabas para el transporte terrestre de las cargas destinadas a territorio paraguayo. Seguirá en la tónica de mejorar las relaciones para conseguir objetivos conjuntos, como se hizo en el acuerdo Cartes-Macri de 2017, que permitió la ampliación de la hidroeléctrica de Yacyretá con las tres nuevas turbinas en Aña Cuá en construcción.
Con Massa o con Milei habrá que seguir negociando con la Argentina para conquistar más objetivos comunes con miras al desarrollo de ambos países. Es un vecino importante con el que se pueden conseguir significativos avances en el comercio y la cooperación económica y social.