La imperiosa necesidad de bajar los números de desempleo y res­catar a quienes están varados en la subocupación no puede seguir disociada de la realidad de la demanda del mercado laboral. Se deben realizar estu­dios que conduzcan a un consenso sobre cuáles son los requerimientos de mano de obra que se van teniendo, conforme se va recuperando la economía de nuestro país.

Sabemos que este gobierno heredó una situación de desempleo que afectaba a unas 250 mil personas y, según el Insti­tuto Nacional de Estadísticas (INE), con base en el análisis del Ministerio de Tra­bajo, se redujo esta brecha ya que unas 69 mil personas encontraron empleo en el tercer trimestre de 2023. Se remarca que este número de contrataciones se dio en el sector privado.

Si queremos seguir mejorando estas esta­dísticas, tenemos que avanzar con planes que canalicen la formación de mano de obra que el mercado requiere, de lo con­trario podríamos seguir con soluciones parche que no son sustentables para la demanda, ni la oferta.

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Las instituciones educativas y de forma­ción tienen una importancia fundamen­tal en este contexto. Orientar esas expec­tativas laborales hacia las necesidades del mercado puede marcar resultados muy positivos para la problemática del desem­pleo que necesitamos ir superando.

Una realidad que al parecer no ven las universidades o institutos de formación es la superpoblación de universitarios que aspiran a funciones administrativas, de oficina, cuando la dinámica laboral busca profesionales o personas capacitadas en carreras u oficios técnicos. Cuando empe­cemos a nivelar este desfasaje, es posible que podamos cubrir vacancias que hoy están libres.

Las entidades educativas y de formación deben apuntar a lanzar al mercado pro­fesionales y técnicos con alta chance de contratación. En este sentido se requiere de información trabajada, pulida, anali­zada, que brinde datos sobre los perfiles que pueden tener mayor éxito en el mer­cado laboral.

En un país donde el emprendedurismo se viene fortaleciendo y las mipymes abarcan el 90 % de nuestra economía, no se puede seguir evadiendo la rea­lidad en cuanto a la incompatibilidad entre la oferta y la demanda del mer­cado laboral, porque ello implica estan­car a la fuerza laboral y boicotear el crecimiento de las empresas.

Según el informe referido más arriba sobre las 69 mil personas que han encontrado un empleo en este trimes­tre, los datos hablan de que este movi­miento se dio principalmente en el sec­tor comercio, hoteles y restaurantes, donde más de 49.000 personas encon­traron empleo.

En tanto, el sector de la agricultura y la ganadería absorbió a más de 8.000 personas, mientras que en la construc­ción se vincularon más de 5.000 nuevas manos de obra. La segmentación esta­dística que proveyó el INE es elemental para que el Gobierno siga el proceso y el direccionamiento que toma el mercado laboral para colaborar en la reorgani­zación de la mano de obra existente y el adecuamiento de las carreras u oficios que son de rápida salida laboral.

No podemos seguir improvisando con la formación de profesionales y de ofi­cios que luego terminan frustrados por el estancamiento de la demanda. Miles de jóvenes que de alguna manera proyectan sus competencias lo hacen pensando en trabajar; sin embargo, no tienen la suficiente conciencia de la situación del mercado, por ello es importante y hasta urgente abordar estudios que ayuden a la población a seguir el hilo de la economía, cuáles son las oportunidades que hay dentro de ella.

Las instituciones del Estado tienen la suficiente capacidad para trabajar en un mapeo de información que resulte válida para readecuar la fuerza labo­ral a los requerimientos de los nuevos tiempos y los cambios que va experi­mentando el mercado. Una radiografía fiable, actualizada puede ser una herra­mienta muy eficiente en el proceso de contratación de mano de obra.

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