En los últimos días se conoció la noticia de que la empresa califi­cadora de riesgo Fitch Ratings elevó la calificación positiva de nuestro país a un grado más alto (llevó al techo crediticio a BBB-). El hecho, que parece solo un simple cambio de siglas que manejan las entidades financieras, tiene una gran importancia para la nación. Esto porque mejora la posición del Paraguay en la región, pues implica una alta valoración a nivel internacional que no tienen todos los países, y que eleva su imagen. Es como cuando algunos deportistas suben a pri­mera división, como ejemplificó el ministro de Economía, Carlos Fernández Valdovi­nos, cuando explicó el hecho.

Lo significativo es que se trata de otra noti­cia de tono optimista que engrosa el aura positiva que está envolviendo ahora a la nación paraguaya. Con todo lo que ello implica para su situación general en la tarea de procurar el mejoramiento de todos los aspectos de la vida del país y su gente.

De acuerdo con las explicaciones dadas por los especialistas, la calificadora tomó en cuenta la política económica del Gobierno y el impulso de una agenda favorable para las empresas. Indica la estabilidad y la solidez de la economía paraguaya para atraer a los inversionistas.

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Según el secretario de Estado, la calificación de grado de inversión hará que el país esté mejor posicionado para generar mayor inte­rés al capital y posibilitará más incentivos para trabajar por la mejora de la economía.

En términos financieros, la calificación alcanzada por el país hará que cuando las empresas paraguayas gestionen présta­mos en el exterior tendrán tasas de interés menores que las otorgadas a entidades de otras naciones. Y que si las empresas para­guayas emiten papeles de deudas, como bonos, en el mercado internacional van a atraer a muchos interesados más que antes en adquirir esos instrumentos.

La ubicación actual del país en este ranking de preferencias hace que esté en el foco de los inversionistas, lo que podría signi­ficar además que tengan interés de venir al Paraguay con sus industrias, con todos los beneficios que producen en materia de movimiento económico y en la creación de nuevos puestos de trabajo.

La participación del país en los campeona­tos mundiales de fútbol o su buena actua­ción en los torneos internacionales del deporte más popular en nuestro medio son acontecimientos que elevan la autoestima del Paraguay y los paraguayos, sin igno­rar la cuota de vanidad que produce. Suele lograr que nos sintamos mucho mejor ante los ojos del mundo.

La calificación que acaba de otorgarle al país la entidad financiera norteamericana, aparte de mejorar la imagen del país, que es muy positivo, resulta un instrumento muy valioso para el progreso económico, ya que eleva fuertemente su prestigio y reputación internacional.

Ignorar y no darle importancia a este acontecimiento financiero de gran signifi­cación es no valorar debidamente y hasta menospreciar lo que representa para el país. Más aún en este momento muy espe­cial de la historia en que se está procu­rando reactivar la economía a sus mejores niveles.

Por eso las altas autoridades nacionales están visitando otros países para expli­car las bondades que se tienen e invi­tando a que vengan a invertir aquí. Parte del reciente viaje que el presidente San­tiago Peña realizó a los Estados Unidos fue para interesar a los empresarios de esa rica nación a seguir viniendo con más inversio­nes, como ocurrió en su disertación ante la Cámara de Comercio de ese emporio capi­talista, en Washington.

Ahora, con su visita a Chile, el mandatario también buscará interesar a los inversio­nistas trasandinos para trabajar aquí. Ade­más de su reunión con el presidente chileno Gabriel Boric, las autoridades legislativas y su conferencia en la Cepal, tiene en su agenda reuniones con varios empresarios importantes de ese país. Hoy hablará con hombres de negocios de la Cámara Chilena de la Construcción en el almuerzo progra­mado por ellos.

La mencionada calificación de Fitch Ratings, aparte de representar un espal­darazo para el Paraguay, constituye una invitación para seguir trabajando con más entusiasmo. Y para el nuevo gobierno es un incentivo para ir procurando con mayor fuerza los objetivos que se ha propuesto en la tarea de mejorar el bienestar del país.

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