Una urgencia impostergable que los administradores del Instituto de Previsión Social (IPS) deben resolver es la histórica morosidad y evasión en el pago del aporte obrero-patronal. Este aspecto constituye uno de los mayores males que sufre la institución y, por ende, los asegurados, y de manera injusta aquellos aportantes cumplidores.
Esta es una histórica deuda, una materia pendiente postergada por décadas que en las condiciones financieras actuales de la previsional se torna un verdadero cáncer y es una de las causantes de la falta de oxígeno económico que somete a carencias a los beneficiarios.
Es imposible pensar en una solución para el IPS si el dinero que debe ingresar no ingresa y si las recaudaciones que hay no se destinan a la misión que tiene la institución. Se debe resolver la morosidad, recuperar la fluidez en el circuito de las cobranzas y aplicar controles que resulten eficaces para que esquemas de corrupción no sigan saqueando las arcas del ente.
En estos días se anunció un acuerdo de cooperación entre el IPS y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS) para fortalecer el sistema de seguridad social, con el objetivo de promover la formalización del empleo y para el intercambio de información entre ambas instituciones. Se iniciarán las notificaciones y visitas in situ para fiscalizar el nivel de cumplimiento de las empresas del aporte a la previsional, según se informó.
Se estima que existe una evasión del 63 %, porcentaje calamitoso para una población laboral que en la teoría está en la formalidad, pero en la práctica corresponde al sector informal, porque si bien figuran en planillas salariales y como empleados asegurados no pueden acceder a los servicios que rigen para los aportantes al día.
Con la infinidad de problemas que arrastra el IPS y las denuncias de corrupción que continúan impunes en el presente, la cartera de aportantes cumplidores exige soluciones, respuestas firmes en la mejora de los servicios. Esta situación saca a colación las diferentes cuentas pendientes en la previsional y la morosidad como la evasión en el aporte obrero-patronal. Es sin duda un problema de primer orden.
Las nuevas autoridades de la previsional hablan de una deuda en los aportes patronales que ronda los G. 4 billones. La cifra es monumental como los problemas que aquejan a los asegurados de la entidad. El Gobierno debe bajar líneas bien precisas que requieran soluciones a los administradores de turno.
Según los anuncios, en las últimas semanas iniciaron algunas diligencias. Serían las primeras del duro proceso de combate a la morosidad y a la evasión en el cumplimiento de los aportes correspondientes al seguro social y la jubilación.
La ministra del Trabajo, Mónica Recalde, confirmó el envío de notificaciones a todas las empresas recordando el cumplimiento obligatorio de los pagos de las cotizaciones de los trabajadores. Adelantó que harán controles en campo, es decir, marcarán presencia en las diferentes compañías.
La secretaria de Estado habló de que el objetivo es claro en el ámbito de la formalización y que están en marcha de mejorar la cobertura de la seguridad social y ofrecer servicios de calidad a los ciudadanos.
La firmeza y la coordinación interinstitucional que apliquen en la ejecución de sus operativos es la que dará señales de la seriedad de las acciones para que estas sean exitosas. De lo contrario, los compromisos volverán a ser las promesas incumplidas, comunes en la mayoría de los gobiernos.
El IPS debe recurrir a todos los órganos pertinentes existentes y liderar un proceso de combate a la informalidad laboral, atacando los vicios de la morosidad y la evasión en el aporte obrero-patronal. Se cuentan con las herramientas legales para hacer funcionar el sistema como corresponde; sin embargo, eso dependerá de la rigurosidad, la voluntad y la honestidad de los responsables que deben proteger los intereses de la previsional.