Después de más de 20 horas de la revuelta de los presos se normalizó la situación en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, la cárcel más importante del país por su alta población y por cobijar a algunos reos de mucho poder en el mundo delincuencial. A pesar de que los detenidos ajusticiaron a uno de ellos, la cosa no pasó a mayores en términos de destrucción y de pérdidas de vidas humanas, lo que parece haber decepcionado a algunos medios que deseaban cosas más espectaculares para acusar al gobierno actual de ser el responsable de la horrible situación penitenciaria del país. Por eso culparon de todo al ministro de Justicia a quien responsabilizaron de los problemas existentes. Se olvidaron que lleva apenas 50 días en la institución y no puede ser imputado por el crónico dilema penitenciario que tiene muchos responsables desde hace varios años.
El asunto, que no es nuevo, constituye la simple demostración del grave problema penitenciario del país que se agudizó durante el gobierno anterior que no proveyó de mayores espacios suficientes ni encaró las reformas que se requieren. Tacumbú y otras cárceles del país son un enorme drama para el Estado cuya solución llevará su tiempo, muchos recursos monetarios y un delicado trabajo de especialistas. Que es lo que el presidente de la República, Santiago Peña, señaló en su exposición al mencionar que es un problema de seguridad nacional que requiere el trabajo no de un solo ministerio, sino de varias instituciones.
Para demostrar que no es un asunto que interesa solo a un ministerio, sino a todo el Gobierno salió a hablar el primer mandatario sobre el tema del motín penitenciario. Y lo hizo acompañado de varios ministros cuya tarea guarda relación con la seguridad interna y externa, el orden público y la administración de los presidios. Con ello demostró que está muy bien ubicado frente a la realidad de los diversos temas que afectan a la vida del país. Y que requieren un abordaje integral.
Explicó que, debido a la gran negligencia de la administración estatal anterior, no se ha podido avanzar en la solución de algunos asuntos prioritarios, como es el caso de las penitenciarías. Por eso afirmó: “Trabajaremos decididamente sobre esta problemática para dar soluciones determinantes sobre estas cuestiones; avanzaremos en torno a la profesionalización del servicio penitenciario y además queremos mejorar la calidad de vida de los internos y el respeto hacia los derechos humanos”.
El presidente resaltó que ante la situación planteada realizó pedidos urgentes al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) para que acelere la construcción de nuevos locales penitenciarios y sus respectivos equipamientos. Esto además de insistir en el mejoramiento de la capacitación y la jerarquización del personal de las unidades penitenciarias.
Ante los ataques que algunos medios centraron en el Ministerio de Justicia, el mandatario señaló con tranquilidad y equilibrio: “En este momento quiero dar todo mi apoyo y respaldo al ministro, al viceministro y a todo el equipo que está trabajando en esta materia y decir que esto es materia del Gobierno del Paraguay”.
De manera muy curiosa, ciertos comunicadores centraron la atención en el ministro y se olvidaron del tema principal que es el grave problema de los reclusorios del país que fue uno de los asuntos peor atendidos por el gobierno que estuvo hasta agosto último. Y cuando se puso fin a la revuelta señalaron que fue gracias a que el gobierno cedió ante los pedidos de los delincuentes y en especial del denominado clan Rotela, sin mostrar ningún elemento que pudiera respaldar esa aseveración.
El motín de la cárcel más grande del Paraguay es una importante lección para apurar las medidas que tiene previstas este Gobierno para la reforma penitenciaria. Que es lo que aseveró el presidente Peña cuando abordó el tema.
Un detalle que no se puede dejar de puntualizar es el acento humanista que puso en sus declaraciones señalando que entre sus propósitos de trabajo está el mejorar la calidad de vida de los internos y el respeto a los derechos humanos. Lo cual es muy importante, porque al fin de cuentas son personas que necesitan la oportunidad adecuada para reencauzar sus vidas por el buen camino.