Las multimillonarias ganancias netas anuales del expresidente de la República Mario Abdo Benítez con la venta del asfalto, a través de dos empresas en las que es accionista nos sorprendieron con cifras extraordinarias esta semana, con el suspicaz detalle de que los dividendos se dispararon astronómica­mente después de que el mismo se convir­tiera en jefe de Estado.

El dato consignado en acta asamblearia de una de las compañías claramente especifica que el incremento de las facturaciones está vinculado a los contratos asegurados con importantes obras viales. Este apunte no puede pasar desapercibido considerando que las construcciones de pavimentos son iniciativas públicas y el gobierno de Abdo Benítez le dio una prioridad especial al rubro rutas siendo su empresa la principal distribuidora de asfalto de las contratistas.

El aumento de la cartera de clientes que consta en acta y que fácilmente sugirie el acaparamiento de la provisión de asfalto, lo cual indica que las constructoras esta­ban atadas al negocio de las empresas del expresidente, es un hecho demasiado sen­sible para los intereses del Estado en dife­rentes aspectos que van desde la pertinen­cia de las licitaciones de rutas, los precios y la legalidad de los procesos licitatorios.

Nuestro diario publicó en estos días que la distribuidora de asfalto Aldia SA en la que el expresidente Abdo registra 87,50 % de las acciones acumuló ganancias netas anuales por G. 175.268 millones entre 2018 y 2021, los cálculos señalan un aumento en utilidades de 800 % comparado con las acumuladas en los años que le tocó ser senador, que fue de G. 19.480 millones.

La otra empresa de Abdo del rubro cons­trucción y asfalto, Creando Tecnología (Createc SA), de G. 2.377 millones de lucro neto en 2016, fue aumentando exponen­cialmente hasta marcar diferencias que llegaron a un aumento ganancial de hasta 750 % en el periodo de pandemia 2021, que fue dorado para su compañía con el monto de G. 22.546 millones. Según las investi­gaciones periodísticas estas cifras están documentadas, es decir, que pueden ser confirmadas por los respectivos entes de control que tienen las atribuciones y los mecanismos para ahondar cómo dieron los monumentales incrementos gananciales.

La Contraloría General de la República (CGR) confirmó que iniciaron los estudios de correspondencia de bienes a las declara­ciones juradas del expresidente Abdo. Sin embargo, esto pudiera ser limitado si no se acompaña con profundas investigaciones de los procesos licitatorios que articularon la construcción de las rutas y el aumento de la demanda de asfalto que detrás favoreció a los negocios del exmandatario.

Quedan sueltas demasiadas sospechas detrás de la prosperidad señalada y más cuando esta se dio durante años de fuer­tes crisis sanitarias y económicas por la pandemia del covid-19. La cuarentena y la situación sanitaria obligó a muchas empre­sas a disminuir la productividad, por ende, cantidad de empleados, pero mediante decreto se liberaba de las disposiciones a las obras públicas, que también favoreció al rubro de negocios del expresidente.

La Dirección Nacional de Contrataciones Públicas debiera acompañar las investiga­ciones de la Contraloría con estudios que dictaminen cómo se llevaron a cabo los procesos licitatorios, si el acaparamiento en la provisión de la materia prima generó algún sobrecosto que recayó en los kilóme­tros de rutas construidos, si se optaron por las mejores ofertas y si el contrato de los proveedores con las empresas del exman­datario no influyó en las contrataciones.

Los datos publicados sobre las millonarias ganancias generan demasiadas sospechas del rol que pudo haber tenido el Estado como facilitador del negocio y cómo se lucró con creces detrás de las obras públicas. Esto indefectiblemente también requiere de la intervención del Ministerio Público.

La Fiscalía debe investigar la extraor­dinaria prosperidad de las empresas de Abdo. Cualquier funcionario público está obligado a rendir cuentas de sus bienes en tiempos que le tocó percibir salario del Estado, en el caso de presidente de la Repú­blica debiera ser aún más necesaria las aclaraciones sobre el tema.

Pensar que el aumento ganancial de las empresas de Abdo es aislado al rol y estatus que tuvo como expresidente sería dema­siado ingenuo, por ello amerita una investi­gación seria y responsable para conocer los alcances de los negocios y cómo se articu­laron la sobras desde el sector público.

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