En los primeros días de esta semana, el presidente electo designó a los que serán los ministros de dos de las áreas más delicadas del país, la salud y la edu­cación. La responsabilidad de dirigir la política de la enseñanza de niños y jóvenes estará a cargo de Luis Ramírez, una per­sona reconocida por su formación peda­gógica. En tanto que la gestión de la sani­dad de la población será responsabilidad de Felipe González, un médico de amplia experiencia en la salud pública en grandes hospitales.

Como ambas personas son reconocidas en sus especialidades profesionales, las designaciones anunciadas han recibido la aprobación de gran parte de la ciudadanía. Muy lejos de lo que ocurría con la admi­nistración saliente en que se colocaba a ministros que nada conocían de los temas que tenían que administrar.

Santiago Peña señaló que la educación es la mayor inversión que puede hacer un gobierno. Y que el designado deberá hacer frente al reto de trabajar con la comuni­dad educativa, con los docentes, con los padres y con los estudiantes para generar los cambios necesarios. “Necesitamos de una infraestructura tecnológica que nos ayude a ser más humanos”, destacó. Agre­gando que se requiere de un Ministerio de Educación fortalecido, que sea el rector de la educación nacional.

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El seleccionado para esa cartera, Luis Ramírez, por su lado, manifestó que los planes que tiene para la educación se desa­rrollarán en dos ejes centrales: recurso y gestión pública. Que se buscará hacer inversiones para aprovechar mejor las tec­nologías, para que los estudiantes avancen en la adquisición de conocimientos. “Esto no quiere decir que se deja al maestro de lado, sino todo lo contrario, pues tendrá un rol central para dedicarse con mayor refuerzo al hecho de ser maestro. Debe­mos hacer una construcción inteligente del uso de la tecnología con la educación, para darle la oportunidad al sector de ocu­parse de eventos centrales; en cuanto a las reformas, siempre se han hecho pensando en un Paraguay único y lo que se realizará debe hacerse por y con los paraguayos”, expresó.

Por otro lado, el presidente electo apuntó que su gobierno buscará lograr un sistema de salud moderno. Reconoció que la pan­demia del covid-19 demostró la enorme vulnerabilidad del servicio sanitario en el país. Explicó que para concretar el com­promiso de apoyar y trabajar para el mejo­ramiento de la salud en la nación lo mejor es trabajar con una persona que forma parte y conoce el sistema de salud pública, como el médico Felipe González como res­ponsable de la cartera sanitaria.

“Yo visualizo un sistema de salud más grande, más presente, con más médicos, más personal de blanco. Que haya una mayor cobertura no solo en la capital y Área Metropolitana, sino también en el interior del Paraguay”, enfatizó Peña.

El que será el rector de la salud pública dijo que se sentía satisfecho por haber sido invitado por el presidente electo a integrar su gabinete en el área probablemente más sensible del país. Agregó que hay que vol­ver a ganar la credibilidad de la ciudada­nía, llegando con medicamentos a todo el territorio nacional, que es una de las prio­ridades del gobierno entrante.

La ciudadanía sigue con mucha atención los anuncios de los futuros ministros que está realizando el presidente electo. Había mucha expectativa sobre quiénes serían los encargados de manejar la política de la salud y la gestión educativa. Al cono­cerse los nombres, se observó un inoculta­ble sentimiento de satisfacción en amplios sectores ciudadanos. Con ello quedó firme la convicción de que Santiago Peña no está improvisando ni jugando al tanteo. Se confirma más bien la certidumbre de que está haciendo las cosas con sabiduría y acierto.

Es conveniente para el país que el presi­dente entrante esté eligiendo de manera acertada a sus colaboradores porque la tarea que le espera al nuevo gobierno es de enorme magnitud. No será fácil ni senci­llo enderezar todo lo que está torcido para volver a la senda adecuada.

Todo lo que están haciendo y diciendo los exponentes del próximo gobierno antes de asumir revela que el Paraguay no estará en manos de gente improvisada. Y que se puede aguardar una gestión que lo encamine a la obtención de los logros requeridos.

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