El Paraguay está viviendo momentos históricos, con la transición entre un gobierno sin mayores realizaciones que se va y otro lleno de sanas ambiciones de progreso que está en los umbrales del Palacio de López. Los cinco años más pobres en dinamismo de las últimas décadas ya pertenecen al pasado. Puede decirse que Mario Abdo y su equipo prácticamente ya no están, pues se hallan preparando sus maletas y solo piensan en la partida.
Por lo que la tarea ahora es construir el país que los paraguayos nos merecemos, con trabajo para todos, crecimiento económico, en procura del bienestar que el nuevo gobierno dibuja como principal objetivo y meta de sus esfuerzos.Por eso todo el país está atento a las palabras de las nuevas autoridades y observa con interés las propuestas de los nombramientos de los principales responsables que deberán trabajar el próximo quinquenio en los diversos ministerios y entidades públicas.
El principal proyecto para el presente y el futuro es que los que vivimos aquí nos pongamos a trabajar juntos para buscar mejores días para todos. Esa es la idea central que emitió el presidente electo Santiago Peña en su alocución en el encuentro realizado el miércoles por el Club de Ejecutivos del Paraguay. De ese modo la economía del país puede llegar a ser el doble de lo que es hoy, con todo lo que ello implica como beneficio para el Paraguay.
“Quiero ser un presidente que se ocupe de los problemas. Lo que quiero decir es que no hay más tiempo para discursos, sabemos lo que tenemos que hacer. Es tiempo de ponernos a trabajar todos juntos y en ese sentido quiero ser un presidente abierto y accesible al servicio de todos los paraguayos”, subrayó cuando se le preguntó sobre sus proyectos.
Refiriéndose a la deuda, dijo que se cree que se está llegando a un límite asumiendo que la economía no crece. Explicó que si el Paraguay tiene un producto interno bruto (PIB) de 40.000 millones de dólares, que da un PIB per cápita de 5.000 dólares, que es la mitad del promedio de los países de Sudamérica, no ve ningún impedimento para que creciendo llegue a ese promedio. Con lo que el PIB del país sería de 80.000 millones de dólares, lo que quiere decir que la fuerza económica sería el doble de la que es hoy.
Señaló que la situación de la nación es en la actualidad mejor que la que se tenía hace 30 años atrás, pero que a pesar de ello es insuficiente y que debería ser muy superior, con nuevos proyectos de crecimiento. Que no haya personas en situación de pobreza y vulnerabilidad como existen actualmente. “Pretendo acelerar lo que los paraguayos hemos hablado durante mucho tiempo: tener empresas eficientes, servicios públicos eficientes, herramientas que permitan la competitividad y que requieran de un capital humano”, enfatizó.
Refiriéndose a lo que nos espera como país, dijo que el desarrollo vendrá como consecuencia de todo lo que ya se está haciendo bien, como la agricultura. Y que se aguarda la llegada de más iniciativas industriales que impulsarán la economía. En ese sentido, se refirió a la empresa Paracel, que está instalando una gran planta de celulosa en Concepción.
“Paracel es un proyecto que en funcionamiento va a generar 4 % del PIB adicional por año. Sin hacer nada, el Paraguay ya va a tener 4 % del PIB adicional todos los años”, apuntó al comentar la importancia de la inversión. A propósito de crecimiento, recordó que hace 10 años eran muy pequeñas las exportaciones bajo el régimen de maquila. “Hoy estamos hablando de 1.000 millones de dólares, 2,5 % del PIB. Yo creo que vamos a tener un crecimiento acelerado en los próximos años”, aseveró.
La propuesta del nuevo gobierno no deja lugar a las dudas, pues claramente se propone trabajar por mejorar la economía con el propósito de que los que habitamos este país estemos mejor, con más trabajo, más oportunidades de crecer y de avanzar hacia el confort. Es tan sencilla esta iniciativa que todos la pueden comprender, lo que hace pensar que la gente acompañará este proyecto con entusiasmo. Y que trabajará con más fuerza para conseguir su objetivo de bienestar.