Algunos de los temas que el nuevo gobierno deberá enfrentar con prontitud son la necesidad de disminuir el déficit fiscal y el fenómeno de la desocupación y el desempleo. Son dos asuntos de suma relevancia que las autoridades que asuman en agosto tendrán que encarar con prioridad. Primero, porque es necesario que se preserve el equilibrio de la macroeconomía y, segundo, por tratarse de un problema que afecta a una gran porción de la ciudadanía que está viviendo en la pobreza, que está amenazada por la miseria.
Las cifras oficiales indican que existen muchas personas sin ocupación remunerada fija y que están pendientes de lo que pueda ocurrir en el país. No todos pueden ir al exterior a buscar trabajo, porque la Argentina está mal económicamente y llegar hasta España, el otro destino importante de los paraguayos que migran, no está al alcance de muchos, por ser muy costoso.
En los primeros tres meses del año, los sectores económicos que más suelen crear empleos, como la construcción y la industria, han disminuido su cantidad de personal, por el despido de un porcentaje de sus trabajadores, de acuerdo con las estadísticas.
Por los problemas de cobranza con el Estado y la disminución de nuevas obras, la construcción registró una disminución del 8,39 % de obreros del sector, de enero a marzo de este año. En tanto que la industria tiene cifras más alarmantes, pues en ese mismo lapso contabilizó una caída del 14,9 % en la cantidad de empleados. La cesantía de personas en estos sectores es preocupante porque suelen ser importantes captadores de la mano de obra formal en el país.
La cantidad de desempleados y de subocupados alcanzó a fines de marzo a 384.013 individuos de acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC). De este total 242.982 son desempleados y 141.031 son subempleados, personas que quieren trabajar más horas pero que no lo consiguen.
El otro desafío, que es el equilibrio fiscal, no será tan fácil de enfrentar, según el análisis de algunas calificadoras. Indican que la meta del déficit fiscal del 2,3 % del PIB para este año será muy difícil de alcanzar para el nuevo gobierno debido a los números negativos que está presentando esta administración, porque al cierre del período enero-abril el fisco reporta una caída de los ingresos del 2 %, con un aumento del gasto público que alcanza al 16 %. Con las cifras que se cuentan actualmente el déficit anualizado hasta abril es del 3,5 %, un poco menos al saldo negativo anualizado de abril de 2022, que había llegado a 3,6 %.
A grandes rasgos, este es el panorama que se está presentando a esta altura del año en la vida económica del país que deberá ser afrontado por las autoridades que asuman en agosto. Es difícil afirmar que en los primeros meses de gobierno que van desde el 15 de agosto hasta el 31 de diciembre los nuevos responsables de la vida del país podrán conseguir revertir la situación. Aunque se estima que en 2024 las nuevas autoridades financieras volverán a cumplir el déficit fiscal del 1,5 del PIB establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal, que se dejó de lado a partir del gobierno de Mario Abdo, en 2018.
Para enfrentar la desocupación, el presidente electo ha señalado en varias ocasiones que una de las prioridades de su gobierno será la creación de 500 mil nuevos empleos.
El mejoramiento sustancial de las finanzas públicas será un desafío crucial, pues las nuevas autoridades no creen necesario aumentar los impuestos para ello. Lo que indica que se deberá conseguir un incremento sustancial de los ingresos fiscales mediante una tarea eficiente en el cobro de impuestos a los sectores que se desenvuelven en la economía informal. Si se logra disminuir fuertemente la evasión fiscal, que se calcula en un 45 %, se podrá tener un respiro en la materia, aunque la situación de algunos países vecinos hace cada vez más atractivo el contrabando y la evasión correspondiente.
Un detalle importante es que las nuevas autoridades no son gente improvisada y ya tienen experiencia de gobierno, lo que será muy valioso para enfrentar con éxito la tarea.