Terminaron las elecciones, el pueblo soberano que ayer ejerció su derecho al voto depositando su confianza merece ser atendido en sus necesidades y en el orden de esas urgencias está la generación de empleo.
Santiago Peña y Pedro Alliana fueron elegidos ayer para conducir el país por una mayoría, una jornada que, si bien estuvo marcada en sus inicios por muchos percances, incidentes, la aplanadora ciudadanía supo imponerse y hoy tenemos un nuevo presidente de la República, vicepresidente de la República y 780 cargos nacionales en los que se incluyen los departamentales.
Las elecciones generales de este 2023 nos sorprendió en vísperas del 1 de mayo, día mundial del trabajador, una fecha emblemática que reivindica la dignidad del ser humano que depende de un empleo estable y digno para consolidar la calidad de vida de su familia. Las autoridades electas que en campaña prometieron más trabajo, seguridad, etc., hoy se encuentran con cifras abrumadoras de desempleo y no pueden desperdiciar tiempo para poner en marcha los objetivos.
Una radiografía que surge de datos recientes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) revela que 367.000 personas están en el grupo de desempleados y subempleados. Estos números representan alrededor del 10% de la fuerza de trabajo a nivel nacional, que es de unos 3,5 millones.
La misión impostergable es incorporar al mercado laboral al 10% de esa población desempleada y subempleada.
Los ministerios claves en este proceso de recuperación y generación de empleo deben ser fortalecidos, principalmente porque la calidad no debe seguir disociada de los puestos de trabajo. Atraer capital, convencer a inversionistas extranjeros, crear climas de negocios seguros para sostener a las empresas y los emprendimientos.
Por otro lado, es necesario tener mayor protagonismo de las instituciones vinculadas al resguardo de los derechos laborales.
Existen rubros demasiado sensibles, descuidados por años, principalmente en lo referente a empleos dentro del sector servicios, guardias de seguridad, limpiadores, etc. Estos son empleos inmediatos, más accesibles para la mayoría y ameritan un mejor control para que sean una opción válida.
La calidad del empleo lógicamente requiere una preparación de los potenciales contratados. El Estado debe tener un rol más protagónico en la promoción de aptitudes del personal para el mercado laboral. Un análisis que refleje el tipo de profesionales, los empleos del presente y del futuro, las claves, la gente tiene que acceder a empleos dignos y el empresariado contar con gente idónea para sus industrias, producción y comercialización.
Por otro lado, tenemos un Estado gigante, empleador de unos 350 mil funcionarios dependientes de un salario público.
Urge moralizar la función pública desde el punto de vista de readecuaciones de productividad, eso no se consigue con despidos, represalias, al contrario, el servicio puede ser enormemente eficiente si se logra elevar ese nivel en el plantel y que estos trabajadores sostenidos con los impuestos de los contribuyentes puedan ejecutar ese potencial que tienen.
Hay demasiado por hacer en este país, los organismos estatales pueden ser grandes agentes solucionadores de los problemas de la ciudadanía si su estructura se reorganiza enfocándose en las necesidades básicas.
Hoy se inicia un nuevo período democrático, el Paraguay eligió por mayoría a su nueva dupla presidencial y una fecha emblemática como la del día del trabajador debe encontrarnos unidos, mirando hacia un nuevo horizonte, esforzándonos en construir un futuro juntos, un país más inclusivo con oportunidades para la gente.
Acabar con las rencillas, dar lugar al conceso, definir prioridades y encauzar iniciativas que apunten al bienestar colectivo.
Feliz Día del Trabajador y que esta fecha sea honrada con el principio de un proceso que fomente el empleo de calidad para continuar haciendo juntos un Paraguay en el que nuestras familias vivan mejor y que nos llene de orgullo por todas las generaciones.