El país está a las puertas de uno de los hechos más importantes de los últimos cinco años, elegir nuevas autoridades para afrontar la difícil situación económica y social que todavía no se ha superado después del 2019. Porque además de la terrible enfermedad que eliminó la vida de miles de paraguayos, se enfrentó a la incapacidad de los gobernantes que no supieron tomar las medidas necesarias para levantar al país por encima de los golpes sufridos. En ese sentido, se puede afirmar que, en los últimos cinco años, el Paraguay ha tenido la mala suerte de tener que enfrentar a una doble pandemia.
Ahí radica la importancia que tienen los comicios del domingo en encontrar la fórmula política que pueda enfrentar el panorama actual y consagrar al equipo político que sea más capaz para la gran tarea que espera la nación. Para discernir este tema no hace falta ser adivino ni contar con poderes extrasensoriales, basta con comparar las propuestas y la capacidad de trabajo de los principales candidatos a la primera magistratura. Obviamente, si el país quiere salir del pozo, no debería darles la oportunidad a los charlatanes que nunca han hecho nada, sino a los que por su trayectoria tienen la preparación técnica y han demostrado su capacidad de trabajar. Una nación no se lleva adelante con palabras más o menos elocuentes, sino con la acción inteligente y la labor esforzada. Todo lo demás es simple hojarasca que se lleva el viento.
Santiago Peña ha anunciado que su tarea será centrarse en la solución de la crisis económica y en mejorar la calidad de vida de la gente. Por eso prometió que en su gestión buscará la creación de 500.000 nuevos puestos de trabajo, para que la mayoría tenga nuevas oportunidades y pueda superar la angustia de la desocupación y la pobreza. Para ello buscará impulsar el aumento de las inversiones, con medidas que faciliten la llegada del capital extranjero y la expansión de las empresas nacionales ya existentes mediante políticas públicas adecuadas. También se prevén medidas financieras y crediticias para impulsar a las pequeñas y medianas empresas a formalizarse, para poder adquirir préstamos blandos y otros incentivos a fin de dinamizar este sector que es uno de los más importantes.
Se estima que esta disposición será fundamental para la vida del país, por los efectos multiplicadores que tiene el crecimiento del empleo para mejorar el consumo y posibilitar un mejor nivel de vida para los grupos que actualmente se encuentran en la línea de la pobreza y cerca de la miseria.
También ha hablado de fortalecer los programas de ayuda a los sectores marginales, como el aumento del 25% en la asignación del programa Tekoporã. Propuso la creación de un proyecto de asistencia a las familias de medianos recursos para acceder a la casa propia mediante el plan “Che róga porã”, con cuotas similares a los precios del alquiler y sin muchos requisitos burocráticos.
Peña expuso, además, varias propuestas encaminadas a la recuperación escolar de los niños, además de un programa de asesoría para capacitar a las personas que quieran acceder a los empleos de mandos medios.
Con el fin de garantizar que bajen y no suban los valores monetarios de los productos de la canasta básica, habló de reducir los precios del gas y otros combustibles que inciden en los costos finales.
Las grandes propuestas expuestas por el candidato de la Lista 1 abordan los principales problemas que afectan al Paraguay y su gente. Lo más llamativo es que, en lugar de atacar y lanzar improperios contra sus rivales políticos, ha preferido proponer las líneas de acción para buscar el bienestar de la gente. Un detalle importante para que el ciudadano se percate dónde está realmente el interés de los candidatos políticos: si se centra en el progreso de las personas o si está más bien en la destrucción de sus oponentes. En las expresiones ofensivas y denigrantes o en el inteligente programa de trabajo que posibilite una vida mejor para todos.
La ciudadanía quiere la solución a sus problemas mediante la ejecución de programas adecuados y no la furia inútil de algunos politiqueros que solo piensan en las cuestiones partidarias.