Luego de los denigrantes abusos de los transportistas contra los usuarios del transporte público del área metropolitana de Asunción, que les pagan el valor del boleto y el subsidio que les da el Estado, el Gobierno decidió cambiar al viceministro de Transporte. Dejó que los atropellos de las empresas permisionarias de buses de la capital y zonas aledañas reventaran la paciencia de los usuarios que sufren cotidianamente el pésimo servicio. Cuando el escándalo demostró la inutilidad de los empleados del Gobierno que manejan el tema, se decidió a realizar los cambios en la mencionada dependencia del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). El trabajo para el mejor funcionamiento del mencionado viceministerio tendrá que ser a fondo para barrer con todas las irregularidades y ponerlo al servicio de los usuarios del transporte de buses del área poblacional más numerosa del país. El nuevo viceministro tiene el enorme desafío de que se respete al cliente con un buen servicio, como corresponde.
A las escandalosas “reguladas” que se están dando en los últimos meses hay que sumarle el mal servicio habitual al que muchos ya están acostumbrados, a su pesar. Pero no solo eso, el propio viceministro anterior de hecho toleró las tropelías y hasta fue cómplice con su sospechosa pasividad y algunas disposiciones que había adoptado. No actuar contra los abusos, pudiendo y debiendo hacerlo, es un acto de complicidad que no se puede admitir. Las más altas autoridades del Gobierno actuaron también como cómplices al no tomar a tiempo las medidas que finalmente están adoptando con el alejamiento del funcionario.
Algunos hechos delictuosos que suceden habitualmente y recién ahora se conocen públicamente muestran a las claras la inutilidad del Gobierno y sus dependencias. No puede ser que se tengan datos de los atropellos e irregularidades que se cometen en el transporte público y no se actúe con rapidez y eficacia para frenarlos a fin de que se preste un servicio aceptable a los pasajeros.
Solo en los últimos tres meses, las empresas de transporte del área metropolitana que están subvencionadas hicieron correr como reales 26.000 boletos de pasaje de usuarios inexistentes para recibir el pago del subsidio estatal. Un fraude que, según las denuncias, es habitual y que solo ahora se dio a conocer. Este delito está castigado por las leyes penales del país hasta con 5 años de cárcel.
Si esta cantidad de validaciones de pasajeros inexistentes se proyecta para los 12 meses del año, equivale a 104.004 boletos subvencionados falsos que cobran anualmente las empresas que hacen trampa para engañar al gobierno. Lo que demuestra un fraude doble de valor descomunal en contra del ciudadano común, ya que aparte de hacerle sufrir largas horas de espera, están robando miles de millones de guaraníes de los aportes estatales que los pagan los contribuyentes de toda la nación.
Para tener una idea de la cantidad de dinero que el Estado aporta como subsidio al transporte público del área metropolitana de Asunción, hay que consignar que en el ejercicio del 2022 se entregaron subvenciones por 238 mil millones de guaraníes (unos 34 millones de dólares). Y, con base en las denuncias, se puede afirmar que gran parte de esa suma se fue sin que cubrieran los viajes de pasajeros reales.
El gobierno de Mario Abdo tiene la obligación de hacer que el transporte público sea un servicio útil y digno para los ciudadanos. Y debe actuar. No puede ser que solo después de que un ciudadano común haya interpuesto un recurso judicial se sepa ahora que las normas del MOPC no están garantizando una frecuencia mínima de los colectivos y que de hecho están permitiendo las abusivas “reguladas” del transporte de pasajeros en la zona metropolitana. Y, lo que es peor, que el viceministerio respectivo no haya actuado para evitar el castigo que se les impone a los miles de personas que tienen que usar los buses para su desplazamiento.
Con su actuación, sus medidas inadecuadas y su pasividad ante las irregularidades, el Gobierno es responsable en gran medida de la mala situación del transporte público. Y es uno de los culpables del castigo que se les impone a los usuarios que son víctimas de esta irritante situación.