A puertas de la entrada a la Semana Santa, la situación epidemiológica del chikungunya está muy delicada con un altísimo índice de propagación, casos graves reportados y dolorosas secuelas de la enfermedad que alarman, por lo que es urgente insistir en una campaña de eliminación de los criaderos de mosquitos.
Voluntad política y compromiso ciudadano son elementales en esta lucha para prevenir que haya más infectados con el chikungunya. Todos somos conscientes de que la solución infalible es la limpieza. Y en estos días santos que se acercan se espera un movido desplazamiento de la ciudadanía hacia y desde el interior del país que, de no tomarse las precauciones pertinentes, podría ser más catastrófica la situación epidemiológica que ya orilla unas 40.000 notificaciones de la enfermedad.
Desde la Dirección de Vigilancia Sanitaria vienen avisando de la gravedad de muchos casos reportados y la imparable expansión de esta enfermedad que debilita a la población mayoritaria de Asunción y el departamento Central, al punto de que algunas ciudades son consideradas como una suerte de “capital del chikungunya”.
Lo más preocupante es que el chikungunya está resultando más letal que el dengue. Los recientes informes mencionan 61 fallecidos a consecuencia de esta epidemia que está generando un colapso en la atención médica e internaciones en las diferentes unidades de Salud Pública.
El último reporte de Salud Pública también refiere que hubo una expansión acelerada de infectados y en las últimas tres semanas confirmaron 13.010 casos de chikungunya, mientras que 365 de dengue.
La situación epidemiológica de arbovirus menciona que desde las últimas tres semanas existen 413 personas hospitalizadas con cuadros graves de la enfermedad. Además, existen 97 casos en lactantes menores de un mes y 556 en total de menores de un año.
La mayoría de los decesos e internaciones pertenecen a la población en riesgo que son: bebés recién nacidos a un año y adultos mayores de 60 años y más con comorbilidades. Esto, fue informado por la Dirección de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud el viernes último.
El director de Vigilancia, Guillermo Sequera, precisó que a partir de los 60 años las víctimas fueron principalmente hombres, que fueron el doble que las mujeres, por lo que “los hombres con comorbilidades son de mayor riesgo”.
Necesitamos urgentemente consolidar la conciencia colectiva en el hábito de la limpieza, y de vuelta aquí son claves el rol de la educación y las normas comunitarias que pueden activadas desde los órganos municipales.
Las políticas educativas en todos los niveles deben, además de generar el conocimiento, fomentar prácticas, acciones ciudadanas que eliminen criaderos, manejo de residuos y limpieza urbanística que liberen de estas plagas que nos azotan a consecuencia de nuestra inconsciencia.
Las municipalidades siguen aplazadas en la creación de normas que apliquen sanciones rígidas para los que mantengan sus espacios con criaderos de mosquitos como de todo tipo de alimañas. Así también, el Ministerio del Ambiente debe ser más visible en el control de la gestión residual, etc.
No hay otra solución en lo que ataña a la epidemia que nos está golpeando duramente. Limpieza, eliminación de criaderos con el acompañamiento de una buena fumigación, correcta disposición y tratamiento de la basura que generamos son las tareas que ya no podemos ir postergando, mientras lamentamos miles de casos de afectados por chikungunya, que hasta ahora causó la muerte de 61 personas en nuestro país.
La epidemia del dengue y ahora la de chikungunya no debe ser un mal cíclico normalizado en nuestras vidas causa de la desidia. Los números de esta ola de infectados nos exigen rutinas de limpieza todo el tiempo para que no seguir lamentando más enfermos y pérdidas humanas.
Mantener un hábito de limpieza, ser responsables del cuidado de los espacios que ocupamos es una responsabilidad ineludible de todos, tanto de la ciudadanía como de las autoridades competentes.