A poco más de un mes de las elecciones generales del 30 de abril, es bueno ir señalando las grandes líneas de los programas de gobierno que se perfilan para el futuro inmediato. Si bien hay numerosas propuestas políticas con sus respectivos candidatos, el único que está dando detalles de su programa de gobierno es el candidato de la Asociación Nacional Republicana (ANR), Santiago Peña, quien ha puesto de manera bien explícita sus proposiciones para el presente y el futuro. Tiene ideas bien definidas para la educación, la actividad económica y para enfrentar la difícil situación de los grandes grupos sociales. Si bien el electorado votará por las personas que más lo atraigan, cada una de ellas conlleva sus ofrecimientos para enfrentar los problemas del país. Y como ningún otro, el candidato de la ANR tiene perfilado de manera bien definida, con detalles claros y concretos, lo que quiere realizar por el país.
En la conversación que tuvo últimamente con el Club de Ejecutivos del Paraguay, Peña hizo definiciones de importancia. En tono optimista y confiado en las posibilidades del Paraguay, dijo que nuestro país, lejos de ser prisionero de su mediterraneidad geográfica, tiene que proyectarse al mundo. Afirmó que nuestra ubicación geográfica, en vez de condenarnos, es una bendición y que hay que saber utilizarla para su progreso.
En lugar de hacer generalizaciones, se fue a realidades muy concretas. Explicó que la estabilidad macroeconómica que tiene el país, que consideró una conquista de la sociedad, permite presentarlo ante el mundo como un lugar propicio para captar inversiones. Destacó al mismo tiempo la relativa baja inflación y el escaso déficit fiscal, si se compara con otras naciones de la región, detalles que tienen gran importancia a la hora de atraer capitales externos.
No hay duda de que, en teoría, una nación con estabilidad macroeconómica es muy atrayente. Pero no basta. Los gobiernos y sus responsables deben ser capaces de mostrar el atractivo del país y atraer la venida de los inversionistas con medidas inteligentes. Que es lo que pretende realizar en su administración el candidato colorado llevando a cabo políticas más completas que las de ahora, que son insuficientes.
Explicó que sus planes de gobierno se centrarán en la generación de empleo, en el mejoramiento del sistema de seguridad jurídica y penitenciaria. Además de tratar de devolver la seguridad en las calles, que hoy día está muy difícil, mediante la mayor presencia de las fuerzas del orden.
Dijo que el rol de la política pública tiene que ser más el de dirigir que el de meterse en los detalles menores. “El Estado es un prestador de servicios. No es un productor de bienes. El Estado no construye cosas, presta servicios de salud, de educación, de seguridad”, manifestó. Y agregó que por eso es que tiene que asegurarse de que haya coberturas de calidad en los servicios que prestan los distintos organismos estatales.
Santiago Peña tiene la ventaja de haber trabajado como empleado del Estado realizando una tarea sin cuestionamientos. Como ministro de Hacienda, tuvo en sus manos mantener el equilibrio macroeconómico del país, luego de los vaivenes sufridos durante la efímera gestión del liberal Federico Franco entre 2012 y 2013. Como fue el rector de la política fiscal y económica del país en la administración anterior, tiene conocimientos de las principales dificultades que se deben enfrentar y las posibles soluciones que buscar. Como ex miembro del directorio del Banco Central del Paraguay (BCP), está preparado para encarar los tópicos relacionados con la política monetaria más conveniente para la nación.
Por sus conocimientos técnicos y su experiencia en el gobierno, Peña tiene ideas muy claras de cómo conducir al país para salir de los momentos difíciles y encarar la tan ansiada reactivación económica. Cosa que no se puede decir de los otros candidatos a la Presidencia. Ese elemento es fundamental para considerar en las manos de quién conviene poner el destino de la nación en los próximos años. Porque la experiencia negativa vivida con la gestión de Mario Abdo demuestra que es un grueso error dejar los negocios del país a cargo de gente sin conocimiento ni experiencia suficiente en el tema.