Uno de los problemas más acuciantes y que azota a todos los niveles sociales y económicos es el consumo de drogas prohibidas por parte de niños, adolescentes y jóvenes. A causa de este flagelo, tempranamente estos chicos comienzan a cometer actos violentos para asegurar su adictivo consumo y pueden convertirse en peligrosos delincuentes. Miles de padres y madres de familias de todos los puntos del país se encuentran de repente con que su hijo o hija comienza a adoptar conductas raras, que anteriormente no observaban. Y, cuando menos lo esperaban, se percatan del grave drama de la adicción de sus hijos de corta edad a diferentes productos tóxicos que consiguen en las calles con los compañeros de vicio que los inician en esa desastrosa práctica.
Lo que antes se veía que solo ocurría en lejanas naciones del mundo, hoy forma parte de la más difícil situación que le toca vivir a la sociedad paraguaya.
No afecta solamente a miembros de cierta clase social, que por su capacidad económica puede adquirir ciertos tipos de productos prohibidos, y que, por ello, es un problema de los ricos. No. La realidad de cada día muestra que los más pobres entre los pobres, como los niños de la calle, los indígenas y los que no tienen padres conocidos, están entre los más dependientes de esa horrible situación. Se drogan con lo que encuentran a bajos precios con estupefacientes de cualquier índole, pero que abundan en los lugares que no están suficientemente controlados. El consumo de sustancias prohibidas ya no se hace en lugares recónditos y escondidos. Se puede observar en pleno día, en medio de lugares públicos concurridos, donde los transeúntes ya no se asombran de esos hechos cotidianos, como en las cercanías de la Estación de Buses de Asunción o las inmediaciones del Mercado 4, por señalar los lugares más conocidos de la capital. Hay barrios enteros donde mucha gente se dopa sin pudor y luego comete actos violentos, como en algunos sitios del barrio Ricardo Brugada, más conocido como Chacarita. Esa tierra tomada está en poder de los adictos donde ni siquiera los efectivos policiales quieren ir, por el peligro que representa.
La adicción a las drogas es actualmente uno de los principales problemas que afecta a la sociedad. Hace mella hasta en lo más delicado de las familias como son los niños, adolescentes y jóvenes. Ya no es solo un tema de salud pública y policial, sino de índole familiar que causa una aflicción muy particular.
De acuerdo con datos del Observatorio Paraguayo de Drogas de la Senad, el 10,3% de los jóvenes escolarizados ha consumido alguna droga ilícita al menos una vez en su vida.
En un estudio realizado en Central, en el 2022, se encontró que al menos 67.300 personas cayeron en las drogas y que el 80% tiene menos de 25 años. En Asunción se tienen registrados a 22.000 adictos, número que es inferior a los que existen realmente, porque muchos no han sido contabilizados.
La marihuana, la cocaína clorhidrato y la cocaína fumable están entre las drogas ilícitas de mayor consumo. Se ha detectado que también se consume éxtasis, LSD y otras sustancias similares. La que produce mayor daño es la cocaína fumable y la que más se consume es la marihuana.
Muy sensible a esta aflicción de nuestra sociedad, el candidato colorado Santiago Peña ha abordado el tema, señalando que parte de su plan de gobierno es la lucha contra el consumo y venta de drogas, que hay que afrontar esa situación con medidas adecuadas.
Afirmó que uno de los problemas es que no hay suficientes centros de rehabilitación, motivo por el cual caen en las adicciones, y que el Estado no tiene suficientes respuestas. Algunos que son de iniciativa privada tienen altos costos para los sectores de menores recursos. Apuntó que se debe asignar mayor presupuesto para afrontar la solución a las instituciones públicas que trabajan en rehabilitación de los enfermos y al Ministerio de Salud Pública para mejorar su tarea en ese campo.
Todo lo que se haga para hacer frente a ese doloroso estigma de la sociedad paraguaya será poco. Por lo que la propuesta de Peña es oportuna y muy necesaria.