Las intensas cacerías de infractores de las normas por parte de la Poli­cía Municipal de Tránsito (PMT) de Asunción comenzaron a causar revuelo en la ciudad con opiniones a favor y en contra, pero indiscutiblemente, la mayo­ría está a favor.

La implacable persecución, cero perdones para los que infringen las normas viales con imprudencias que ponen en riesgo la seguri­dad de terceros, era un deseo generalizado, que con el protagonismo del nuevo director de la PMT devuelve cierta esperanza, credibili­dad en las intervenciones, controles por parte de esta dependencia tan importante de cual­quier municipio.

Hace exactamente 13 días tomó la posta Juan Villalba, el mismo que realizó un sólido tra­bajo en el Mercado número 4, muy odiado en sus inicios, pero la fuerza y las decisiones certeras en el ordenamiento de esta popular urbe comercial lo hizo meritorio del respeto no solo por parte de los contribuyentes de la capital, sino de quienes se hayan enterado de la labor realizada.

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Tras la aparatosa función del ex director en el Mercado 4, fue nombrado director de la PMT por el intendente de Asunción desde el 1 de marzo pasado. Desde esa misma fecha viene generando polémica por sus también rimbombantes y mediáticas intervenciones, poniendo en evidencia a los que violan las normas en el tránsito.

A Villalba le espera una dura batalla que pondrá a prueba a la persona que le conce­dió el cargo de confianza, como a la ciuda­danía en general, considerando “el auxilio” que suelen pedir quienes cayeron en alguna multa a modo de “arreglar” la situación. Sin embargo, este desafío de lavar la cara a la PMT y velar por la seguridad de los conduc­tores con el control del cumplimiento de las normas de tránsito son importantísimos y los esfuerzos en el combate devolverán la credibilidad a esta unidad que, indefec­tiblemente, redundará en beneficios para todos.

Un tránsito más seguro, más responsable es rentable para la colectividad, por ello, la Municipalidad de Asunción no debe decaer en las aspiraciones de civilización en el trá­fico, ya sea desplazamientos en cuatro o dos ruedas.

Los amigos siempre llaman, repite en los pro­gramas donde asiste el director de la PMT. Esta práctica debe romperse, necesitamos apuntar a una circulación más responsa­ble, más comprometida con las normas que implica cuidar la vida.

Obviamente, el acompañamiento del plantel de funcionarios asignados, agentes municipa­les de tránsito es y será clave. Los que forman parte de esta coalición contra las malas prác­ticas deben estar convencidos del objetivo, principalmente en que las sanciones serán inevitables para los que transgredan las nor­mas como para quienes se presten a apañar.

Las tareas en las que se pondrán mucho empeño en primera fase, dicho por el titular de la PMT, serán insistir en la concienciación de no saturar las calles y avenidas con doble fila, vehículos mal estacionados en zona de colegios, instituciones públicas como demás organismos de gran concurrencia. Los esta­cionamientos indebidos, los documentos en regla, el respeto de las normas de tránsito como de los carteles indicadores de las dife­rentes zonas forman parte de la primera ins­tancia del proceso.

Un plazo comedido para adecuarse al sistema que por tantos años fue olvidado cumple su plazo. A partir de aquí no habrá tolerancia, viene manifestando el director de la PMT.

Los motociclistas que han encontrado en el rodado de dos ruedas una facilidad de despla­zamiento, penosamente se han caracterizado por la inconsciencia en el no uso del casco y otros equipos de protección. Familias, padres irresponsables que cuelgan a dos, tres, cuatro hijos arriba de biciclos también deben enten­der que en Asunción de ahora en más no ten­drán cabida.

Las labores objetivas, preventivas y correc­tivas realizadas con procedimientos hones­tos desde la PMT devolverán la credibilidad a esta unidad desmoralizada a causa de la corrupción; sin embargo, el histórico resul­tado será concienciar a los conductores sobre la importancia del respeto por las normas de tránsito y la generación de hábitos que lo lle­ven a la práctica.

La PMT tiene hoy el respaldo y la magnífica oportunidad de recuperar el respeto y desta­carse en sus funciones. Este legado será eter­namente valorado.

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