El lunes 6 se recibieron en la zona de obras de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) los cuatro transformadores que se utilizarán para la maquinización del brazo Aña Cuá de dicha hidroeléctrica. Con la puesta en marcha de ese brazo de agua que ahora no produce energía crecerá en 10% la generación de electricidad, con los consiguientes beneficios económicos y políticos para las posibilidades de crecimiento del país.
La instalación de los transformadores será de gran trascendencia en la ampliación de la capacidad generadora de la hidroeléctrica. La función de los equipos será elevar la tensión de 13,2 kV de las unidades generadoras que se instalarán en la futura central Aña Cuá a 500 kV, para permitir en su momento la conexión eléctrica con la central principal que está en el lecho más importante del río Paraná.
En la actualidad, por el brazo Aña Cuá transcurre una importante porción del río Paraná que no tiene utilidad económica porque cae por uno de los dos vertederos que tiene la hidroeléctrica y se pierde aguas abajo. De los cuatro transformadores, tres serán energizados para ponerlos en servicio, mientras que el cuarto estará como reserva para casos de emergencia en que alguno de los otros tenga inconvenientes.
Los transformadores se fabricaron en Croacia, país de Europa meridional. Se trajeron por barco hasta Buenos Aires. De ahí vinieron en camiones por las rutas argentinas hasta la zona de Ayolas, Paraguay. Los voceros de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) indicaron que para la provisión de transformadores y estación blindada se tenía previsto un precio referencial de 36 millones de dólares, pero se logró adjudicarla en 17 millones de dicha moneda mediante un proceso competitivo.
La provisión de las mencionadas máquinas de transformación eléctrica fue adjudicada al consorcio Siemens-Rieder Aña Cuá ATE, que se encarga de las obras electromecánicas del proyecto, que prevé además la instalación y puesta en marcha de una estación de 500kV. Se estima que las obras concluirán en el 2025.
La inversión total del proyecto Aña Cuá ronda los 350 millones de dólares, un 45% menos de lo que se estimaba inicialmente. Mediante esta obra las compuertas del vertedero Aña Cuá, que dejan pasar hasta 40.000 mililitros cúbicos por segundo sin aprovecharse, podrán generar un 10% más de energía adicional. Para ello, se instalarán 3 nuevas turbinas capaces de producir hasta 2.000 Gw/hora por año. Se estima que cuando estén en funcionamientos los generadores del brazo Aña Cuá, la hidroeléctrica producirá ingresos adicionales de alrededor de 80 millones de dólares al año, de los que se destinará una parte para el resarcimiento de la Ande.
Las obras de Aña Cuá son las más importantes que se encaran actualmente en el Paraguay, tanto por el monto de la inversión como por la trascendencia que tienen para la vida del país. Ha sido posible mediante la concreción del Acuerdo Cartes-Macri firmado en mayo del 2017 entre los entonces presidentes Horacio Cartes y Mauricio Macri para posibilitar ese importante avance energético para el Paraguay y la Argentina, que se financia enteramente con recursos propios y no implica erogaciones para ninguna de las dos naciones.
Conviene recordar que el acuerdo entre los entonces presidentes de Paraguay y Argentina fue muy cuestionado por muchos políticos paraguayos, entre los que estaban los que actualmente detentan las principales responsabilidades nacionales. Lo que demuestra que la ceguera política no les dejaba ver lo que ahora se va convirtiendo en uno de los hechos más auspiciosos, la posibilidad de mayor producción energética y más ingreso para el país, que está cada vez más cerca.
La firma del mencionado acuerdo internacional ha sido un hecho de importancia significativa para los intereses del país, que no se puede obviar, aunque los olvidadizos mal intencionados así lo querrían. Porque, aparte de haber permitido arreglar el desquicio financiero y los desarreglos administrativos de la entidad binacional, hará posible la producción de más energía que significará mayor riqueza para nuestro país, sin costo financiero para el gobierno.
Las obras en el brazo Aña Cuá del río Paraná tienen tanta trascendencia, porque constituyen un paso decisivo en el aprovechamiento de los recursos inexplotados que tiene el Paraguay sin prestar dinero.