De acuerdo con los indicadores nacionales e internacionales, el año que se inicia será mucho mejor al anterior, pues se podrá observar un repunte en la economía. Algunos datos de la producción y las perspectivas internacionales tienen elementos que hacen pensar que este será un buen ejercicio fiscal para el país en materia de economía. Sobre todo porque se podrá recuperar en parte de los malos años que han caracterizado al gobierno de Mario Abdo, que, hasta ahora, posee el récord negativo en la actividad económica de las últimas dos décadas.
Este gobierno tiene todavía medio año de tiempo y debe aprovechar al máximo para intensificar el trabajo y mejorar las áreas más delicadas de la vida del país. Las previsiones son positivas, por lo que debe procurar conseguir algunos logros importantes.
El viernes último, el Banco Central del Paraguay (BCP) informó que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imaep) revela que la actividad económica del 2022 fue del -0,5%, otro bajón más que contabiliza este gobierno. Aunque no es la cifra definitiva, según aclaración del BCP. Esta cifra muestra un comportamiento negativo que no era el previsto por la propia banca matriz, que había señalado que se registraría un crecimiento del 0,2%, y es similar a las previsiones del Banco Mundial que hablaban de una caída del 0,3%.
El informe oficial revela que el comportamiento interanual de los distintos renglones de la vida económica incidió en los resultados negativos del sector de servicios, las manufacturas y la construcción, aunque la agricultura, la generación de energía eléctrica y la ganadería han mostrado desempeños calificados de positivos. Luego del buen año económico que se había alcanzado en el 2021, las cifras revelan otro bajón en el 2022. De este modo, de los cuatro años concluidos hasta ahora por la administración de Abdo, este es el tercero con declinación en la actividad económica paraguaya con todo lo que implica para la situación de los que habitan el país.
El gobierno actual tiene un desempeño muy similar al que se había visto durante el mandato del presidente Luis González Macchi, uno de los peores de la historia reciente. Este mandatario provisional, que no fue elegido en las urnas, gobernó desde 1999 hasta el 2003. En su gestión la economía nacional tuvo una caída del 1,4% en 1999, a la que se sumó otro número negativo, -2,3% en el año 2000, lo mismo que en el 2001, con un -0,8%.
Con los datos que actualmente se disponen puede apreciarse que la gestión de Abdo tuvo una caída del 0,4% en el 2019. En el 2020 la cifra fue de -1,5%, y, últimamente, en el 2022 registró otra disminución, con un desempeño de -0,5%, de acuerdo con los números conocidos el viernes de la semana pasada. Las caídas acumuladas no fueron tan fuertes porcentualmente como en la era de González Macchi, pero son también tres ejercicios anuales con declinación económica. Excepto el año 2021, cuando se tuvo un crecimiento del 4,2% del PIB, que ha sido la excepción.
Las cifras apuntadas, que resumen en los números la realidad del país, son altamente elocuentes para calificar a la gestión del actual gobierno como económicamente mala, sin entrar en la calificación política y social propiamente dicha.
Por eso no es de extrañar el sorprendente último puesto en el ranking de popularidad que tiene Abdo entre los presidentes de los países de América Latina que ha publicado en la víspera nuestro diario. El documento que recoge la opinión de ciudadanos de 19 naciones de esta parte del mundo indica que el que tiene la mayor aprobación de sus ciudadanos es Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, con el 89% del beneplácito ciudadano. En tanto que Mario Abdo Benítez cuenta solo con 12% de aceptación en el país, por lo que está en el último lugar. La encuesta ha sido realizada por varias compañías internacionales de gran prestigio en la materia, por lo que sus conclusiones no pueden atribuirse a las opiniones de sus enemigos políticos. Cuando los números cantan, huelgan los comentarios. Y hay que ponerse a trabajar para mejorar la situación.