Además de que, a diario saltan diferentes situaciones de descuido, maltrato, abandono de niños y niñas de las que nos enteramos gracias a los trascendidos en redes sociales o medios de comunicación, los canales oficiales de denuncias del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna) como el Fono Ayuda nos indican que estamos en una emergencia en el resguardo de nuestros menores, principalmente. La línea está abarrotada de denuncias, según el último reporte de la institución.
Es inconcebible que no hayamos al menos madurado en políticas de protección sostenible para nuestros niños y niñas, para que no sigan sometiéndose a pedir auxilio como mecanismo de defensa de sus vidas.
El jueves último, desde el Minna informaron que en el Fono Ayuda 147 se registraron más de 1.000 llamadas reportando casos en el que los derechos de niños, niñas y adolescentes fueron vulnerados por terceros. Desde la institución resaltaron la importancia de hacer las denuncias para proteger a los menores.
Cabe recordar que el Fono Ayuda es un servicio de atención telefónica para niños, niñas y adolescentes, habilitado para brindar orientación psicológica, social y legal en diversos casos de vulneraciones de derechos y en las instancias de protección jurisdiccional del sistema nacional de protección integral de la niñez y la adolescencia.
Según el reciente informe difundido por el Minna, en el primer mes del 2023 se reportaron 1.130 llamadas, de las cuales 94 fueron sobre posibles casos de abuso y ocho casos de posible explotación sexual. Subrayaron un aumento de las llamadas por supuestas causas de maltrato, que según indicaron fueron 378 solo en enero.
También se incrementaron los casos de violación como del deber del cuidado con 364 reportes. En tanto que las llamadas de la ciudadanía sobre niños en situación de calle fueron 203.
El mayor número de reportes se dio en Central y Asunción; de esta última proviene la mayor cantidad de llamadas y le sigue la ciudad de San Lorenzo. También indicaron que la población de 0 a 8 años se encuentra entre los casos más reportados con 255 niñas y 288 niños. Estas cifras que reflejan las duras circunstancias de nuestros menores son apenas una parte de la realidad.
Los medios de comunicación difunden todos los días denuncias de graves circunstancias que afectan a nuestros niños y niñas. Violencia familiar y desatención a los hijos al punto de condiciones extremas en continuo aumento.
Precisamente, los reportes oficiales hablan de 300 menores huérfanos por sucesos de feminicidio. Aparecen casos de abandono, orfandad, descuidos que no se pueden creer.
En estos días, trascendía desde el Alto Paraná el lamentable caso de una niña de 4 años que llegó con la cabeza llena de gusanos a un hospital de la zona, a quien, tras los primeros auxilios por la gravedad del cuadro de miasis que se le encontró, se le realizó una intervención quirúrgica. Días antes saltaba la denuncia de que una menor de 13 años supuestamente fue víctima de abuso sexual por parte del cuñado, otra conmovedora historia contaba cómo un perrito salvaba a una joven de un abuso, estos y una serie de casos que surgen periódicamente que noquean a las gestiones del Estado que debieran generar resultados más positivos para ir disminuyendo estos terribles abusos contra los niños y niñas.
A la indigencia, las limitaciones en el acceso a techo, educación, salud y otros derechos cercenados se suman graves atentados contra la vida que se están escapando de las manos de las instituciones abocadas a resguardar la integridad de los menores. Es prioritario que el Estado se rebusque y consensúe mecanismos de protección para combatir eficientemente el flagelo del abuso a los más vulnerables de la sociedad, que son los niños.
La agenda debe apuntar a sostener políticas públicas enfocadas a familias con mayor bienestar e hijos más felices. Esa es la necesidad que nos urge, no podemos seguir tolerando los débiles resultados en la protección infantil.
Tenemos una interesante cantidad de instituciones abocadas al cuidado de la niñez. Desde el Ministerio de la Niñez, la Defensoría de la Niñez con sus diferentes unidades, hasta los Consejos Departamentales y Municipales de la Niñez la Adolescencia y las Consejerías Municipales por los Derechos de niñas, niños y adolescentes (Codeni), el Ministerio de Educación, etc., no pueden seguir permitiendo que los resultados de los trabajos en favor del bienestar infantil sean opacados por abominables denuncias de abusos que incluso llegan a arrebatar vidas.
No podemos pegarnos el lujo de acudir a la prueba y el error en el caso de nuestros niños y niñas. Ameritan planes que aspiren a prevenir, necesitamos avanzar de las alarmantes estadísticas a estrategias de prevención.