Ha concluido el primer mes del 2023, que estará mar­cado fuertemente por la actividad política por ser un año de elecciones generales y cambio de autoridades nacionales. Que viene con el pronóstico de que será un año de cre­cimiento económico para el país, luego de los anteriores en que la actividad pro­ductiva no estuvo en su mejor momento. Desde los últimos meses del 2022, los especialistas hablaban de que este sería un año de repunte y sembraron la espe­ranza de que, en ese sentido, comenzará un nuevo ciclo. La vida real tiene innu­merables elementos que no son total­mente predecibles, razón por la cual los pronósticos tienen una validez muy rela­tiva. Por eso los datos que se tienen en los últimos días son de gran importancia para definir lo que realmente vendrá en el resto de este ciclo.

Como nación que depende fuertemente de la producción agrícola, la mayor caída de lluvias en las últimas semanas y los buenos pronósticos pueden encender la convicción de que estamos en pleno proceso de mejoría. También las previ­siones de los agentes económicos tienen un sesgo optimista, según las últimas encuestas del Banco Central del Para­guay (BCP).

Por de pronto, ya arrancó la cosecha de las variedades tempraneras de la soja, que estuvieron castigadas por la insu­ficiencia pluvial en algunos sectores del país. Pero actualmente hay mejores perspectivas con las nuevas siembras. Por eso, uno de los directivos del sector de exportadores manifestó que este año se estará en condiciones de fortalecer de nuevo la economía del país.

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Uno de los directivos de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comer­cializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) afirmó que este año el sec­tor estará en condiciones de mover de vuelta la economía nacional con un buen volumen de soja producida. Estimó que la cosecha total de este año podría ser de 8,5 millones de toneladas, y que con la suma de la zafriña se podría llegar a un total de 9 millones de toneladas. No serán las 10 u 11 millones de toneladas que se quería, pero, a pesar de la sequía de los meses anteriores, se podría alcan­zar la cifra mencionada, que está muy por encima a la de la cosecha anterior.

Ese tono de optimismo se observa en las Expectativas de Variables Económi­cas (EVE) del Banco Central de diciem­bre pasado, en que los agentes económi­cos aguardan un crecimiento del 4,5% para este año, de acuerdo a la última encuesta. Es el mismo nivel previsto por la banca matriz.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé que el incremento del producto interno bruto (PIB) de nuestro país será este año de 4%. Este organismo especializado de las Naciones Unidas es más cauto en sus previsiones que otras entidades.

El Banco Mundial, que para el 2022 había estimado una caída del 0,3% de la economía paraguaya debido a la sequía, tiene una estimación de crecimiento del 5,2% para este año, siempre que haya un clima favorable durante la temporada de siembra de la oleaginosa. Es uno de los pronósticos más optimistas, a condición de las bondades climáticas.

En el plano político, la evolución de las campañas políticas de los diferentes partidos y el desempeño de los princi­pales candidatos a la Presidencia y Vice­presidencia de la República hacen pre­sumir que los comicios del 30 de abril serán determinantes. Según la opinión de los entendidos en el tema y el resul­tado de las encuestas, el candidato repu­blicano aparece con amplia preferencia del electorado nacional.

En medio de esta situación, es de suma importancia que todo el país siga tra­bajando con fuerza, que se dinamice la inversión y la productividad para bus­car satisfacer las principales demandas en lo económico y en lo social. Para ello será de gran trascendencia el compor­tamiento del Gobierno, que tiene que encarar prontamente políticas públi­cas que ayuden a aumentar la produc­ción, dinamice las finanzas, otorgue más fuerzas al comercio y dé posibilidades para alcanzar la estabilidad económica a la sociedad. El año político debe incen­tivar la disminución de la pobreza, la desigualdad, y hacer posible la creación de mayor cantidad de empleos y nuevas oportunidades a los sectores más des­protegidos.

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